XXIII

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SeHun soltó el aliento de golpe e JunMyeon se echó a reír. SeHun, sin embargo, frunció el ceño, como si no aceptara que pudiera bromear sobre ello. Oh SeHun, el agente letal, había resultado ser un noble caballero después de todo.

Sonriendo de oreja a oreja, JunMyeon enredó los dedos en su cabello.

—Sí, lo has hecho. Me has dado un placer y una pasión que jamás había conocido y no creía posibles. Y también hiciste algo que nadie más podría haber hecho. Me liberaste de JinYoung. Abriste mi vida a nuevas posibilidades.

—¡Murieron tus hermanos en el camino! —lamento SeHun con rabia.

—SeHun si tú no llegabas a mi vida JinYoung habría acabado con ellos de todas formas, iba llegar un punto en que JinYoung iba cansarse y no podría haber hecho algo para salvarnos a todos, por donde lo viera estamos atrapados en su red y de no hubiera tenido a Eun-woo dentro mí no habría intentado escapar ni luchar por seguir existiendo.

SeHun quiso rechazar sus argumentos, pero JunMyeon le tiró del pelo.

— Si escape fue porque con Eun-woo tenía un nuevo motivo por el cual vivir. Y desde que volviste a entrar a nuestras vidas, me has dado una pequeña familia, y también una muy grande. Ahora me estás dando tu amor SeHun ese regalo tan increíble que jamás le has dado a otros.

La expresión de SeHun se suavizó y entonces apareció esa ternura al que JunMyeon ya se había acostumbrado.

—Te doy todo lo que tengo y lo que soy JunMyeon, es más ya lo tienes. Siempre lo tendrás. —comento SeHun—. Puedes rebuscar en el caos y quedarte solo con aquello que te gusta. Puedes tirar el resto si no lo quieres.

Así, sin más, volvió a ser el Oh SeHun de siempre.

Riendo, JunMyeon volvió a llenarlo de besos.

—Voy a quedarme con todo lo que tienes. Amo cada una de esas cosas que te convierten en el hombre al que adoro. —susurro JunMyeon.

SeHun no hizo sino ponerse más serio.

—Lo digo en serio, JunMyeon. Solo dime aquello que tienes en mente en cuanto se te pase por la cabeza, y sea lo que sea, es tuyo o si quieres que cambie en algo lo hago. – SeHun volvió a tumbarse en la cama, llevándose a JunMyeon consigo.

—Siempre y cuando tú también me digas que quieres cambiar. —comento JunMyeon con dulzura.

—Tú eres perfecto, así como eres JunMyeon. —respondió SeHun besando sus labios—. ¡No tienes que cambiar nada!

JunMyeon se rio a carcajadas.

—Creo que algún día tendré que cambiar, porque me haré mayor y además te llevo dos años. —bromeo JunMyeon.

—Ya te lo he dicho. Solo te harás mejor con los años. —comento SeHun sonriendo—. Y no me importa que seas mayor que yo.

—Eres tú quien se está poniendo mejor con los años SeHun. —JunMyeon dio un mordisco en la barbilla y atrapó su gemido de placer con los labios—. Quiero comerte todo el tiempo.

SeHun se metió entre sus muslos.

—Pues cómeme entero conejito. Luego me regenero de nuevo. —de repente SeHun hizo una mueca—. No te he prometido lo más importante.

JunMyeon lo rodeó con ambas piernas, tirando de SeHun.

—Nada es más importante que tenerte. —susurro JunMyeon con sensualidad.

—Sí. Hay algo que es más importante conejito. —lo interrumpió SeHun—. La seguridad. La tuya, la de Eun-woo y la de todos a los que quieres. Te prometo que ese descuido no se va a volver a repetir. Si siento que no es posible, me buscaré una nueva identidad y empezaré de cero.

BAJO EL CIELO DE LA TRAICIÓN- SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora