II

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Cuatro horas más tarde SeHun se sintió como si el asiento de su Rolls Royce Phantom estuviera lleno de agujas al rojo vivo.

Ya habían pasado más de dos horas desde que había aparcado frente a la casa de su hermana. Chanyeol había vuelto a llamar para decirle que había olvidado comentarle que esa noche SuHo iba a cenar con Winter.

Nadie había salido aún de la casa. ¿Por qué tardaba tanto? ¿Qué clase de cena duraba más de cuatro horas? Bastaba con eso para saber que las cosas podían resultar mucho peores de lo que SeHun se había imaginado en un principio. JunMyeon parecía ser muy amigo de su hermana. No era solo un socio en los negocios. Y aunque Chanyeol no hubiera sido capaz de averiguar cómo se había forjado tan singular amistad, SeHun estaba convencido de que no era una casualidad, al menos no por parte de JunMyeon. JunMyeon siempre tenía un plan, y lograba sus objetivos sirviéndose del engaño y la manipulación. Seguramente habría obtenido el título de medicina valiéndose de sucios trucos.

Pero aún no tenía nada más que conjeturas. SeHun no tenía nada concreto que explicara cómo se había creado un vínculo tan estrecho. Kim JunMyeon se había vuelto invisible. No había dejado ni rastro de su pasado. Había sorteado el escrutinio de Chanyeol y, sin embargo, ahí estaba, en la casa de su hermana.

SeHun había conducido hasta allí en cuanto Chanyeol le había dicho que debían de estar terminando de cenar. Tenía intención de interceptarlo en cuanto saliera de la casa, pero ya habían pasado casi dos horas y media. Miró el reloj.

A cada minuto que pasaba más le costaba luchar contra el impulso de irrumpir en el domicilio y sacarlo a la fuerza de la casa de su hermana. SeHun se había mantenido lejos de su propia hermana durante toda la vida para protegerla y no iba a permitir que ese siniestro demonio calculador lo infectara con su pasado oscuro, con la malicia de sus intenciones, con su sangre fría y con su alta ambición del dinero.

De repente la puerta principal de la casa de estuco de dos pisos se abrió. Salieron dos personas. JunMyeon iba delante y detrás iba Winter. SeHun sintió que se le tensaban todos los músculos del cuerpo. Trató de descifrar la conversación tan animada que mantenían. De repente se dieron un abrazo y se besaron las mejillas y entonces JunMyeon bajó las escaleras. Al llegar al final se volvió un instante y cruzó la calle, dirigiéndose a su coche.

En cuanto Winter cerró la puerta de su casa, SeHun bajó de su vehículo. Bajo la tenue luz de las farolas, la silueta de JunMyeon parecía resplandecer gracias a un abrigo de color claro que llevaba encima de su traje. Su cabello era una melena abundante de color oscuro azabache.

Diez metros antes de interceptarlo, SeHun se detuvo.

—Bueno, bueno, pero si es el mismísimo Kim JunMyeon. —susurro SeHun con frialdad.

JunMyeon se paró en seco. Levantó el rostro y le clavó la mirada. Su expresión era de auténtico horror.

—¿Qué...? ¿Dónde demonios...?

JunMyeon se detuvo, como si no fuera capaz de encontrar las palabras.

SeHun no sabía qué era lo que sentía en ese momento, pero sí que era algo enorme. JunMyeon había cambiado mucho. Estaba casi irreconocible. El hombre que tenía delante no tenía casi nada en común con aquel joven que había conocido en el pasado y al que había besado con fervor.

Su rostro había perdido la lozanía de la juventud. El tiempo había esculpido sus rasgos hasta convertirlos en una obra maestra de refinamiento e intransigencia. JunMyeon siempre había sido irresistible para SeHun, pero la madurez lo había convertido en algo formidable.

Sus ojos eran los que más habían cambiado, esos ojos que habían atormentado durante tanto tiempo a SeHun. Parecían iguales, resplandecientes, con ese color camaleónico. Pero, aunque tuvieran el mismo color y la misma forma, se veía que estaban vacíos. Fuera lo que fuera lo que hubiera en su interior, era algo oscuro e insondable.

BAJO EL CIELO DE LA TRAICIÓN- SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora