BAJO EL CIELO DE LA TRAICIÓN- SEHO

VII

JunMyeon levantó las manos, la cabeza le daba vueltas con lo que estaba oyendo. ¿Cómo se atrevía SeHun a decir tantas barbaridades?

—Para. Para ya SeHun. —advirtió JunMyeon—. ¿Pero a ti qué te pasa? ¿Siempre estuviste loco y no me había dado cuenta?

—Definitivamente estoy loco, loco de deseo por ti. Y tú me has demostrado que estás tan loco por mí como yo por ti, así que te quedarás y lo retomaremos donde lo dejamos, sin las restricciones del pasado. Te conseguiré una residencia cercana a la mía para que no pierdas tiempo en transportes. —resolvió SeHun con una sonrisa—. Puedes tener cualquier cosa que desees o que necesites. Puedes trabajar con cualquier persona en todo el mundo, tener acceso a toda la financiación que desees y a las instalaciones y al personal que necesites. Yo te daré alojamiento y satisfaré todos tus deseos.

SeHun arrastró a JunMyeon hacia él, agarrándolo de las nalgas y apretándolo contra su erección. Con la otra mano lo sujetaba de la cabeza y lo obligaba a echarlo hacia atrás, exponiendo su cuello para deleite de sus labios y sus dientes.

—Absolutamente todo JunMyeon. —jadeo SeHun besando y chupándole la piel de su cuello.

—Mgh SeHun... esto es una locura. —jadeo JunMyeon sintiendo que su cuerpo lo traicionaba al reaccionar a las caricias de SeHun.

—Ya está claro que yo estoy loco por ti JunMyeon. He descubierto que lo he estado durante todos estos años, pero mi entrenamiento, y todo lo demás, mantuvo a raya esos impulsos. Pero ya no quiero mantenerlos a raya y no lo haré. —SeHun tomó sus labios y le dio un beso compulsivo que casi hizo que JunMyeon tuviera un orgasmo en ese preciso momento—. Si alguna vez pensaste que JinYoung te consentía y no habría nadie que pudiera hacerlo como él, yo te demostrare que sí y sus atenciones no serán nada con lo que yo haré por ti.

Sintiéndose como si SeHun acabara de darle una bofetada, JunMyeon se zafó de sus brazos a puñetazos. Su voz se convirtió en un grito estridente.

—No quiero nada de ti, de la misma forma que nunca quise nada de JinYoung. —sentencio JunMyeon limpiándose los labios rudamente —. Así que puedes tomar todas tus promesas y ofertas e irte por donde has venido.

SeHun se lamió los labios, saboreándolo.

—Te estoy mostrando todo lo que ofrezco. Puedes tomar la oferta que quieras. —SeHun capturó sus manos de nuevo y apretó los labios contra sus doloridas palmas—. Pero te voy a compensar por la rescisión del contrato de sociedad. Esa es la única cosa que no es negociable.

JunMyeon apartó las manos con brusquedad.

—¿Has terminado ya SeHun?

—Ya te dije que jamás podría terminar contigo. —afirmo SeHun mirándolo con deseo.

—Muy bien. Yo he cambiado mi diagnóstico. No estás loco. Estás delirando. Y además tienes un trastorno de personalidad múltiple. —acuso JunMyeon—. Yo no voy a terminar nada. Y ya te dije lo que puedes hacer con tus «compensaciones».

—No te voy a dejar marchar hasta que zanjemos esta cuestión, así que sigamos adelante y así podrías irte y seguir adelante con tu día. —amenazo SeHun volviendo a adoptar un perfil serio y peligroso—. Tienes unos socios con los que tienes que terminar toda relación laboral.

—Las cosas ya están zanjadas SeHun. —replico JunMyeon—. Y ahora me vas a dejar marchar.

Dando media vuelta, JunMyeon se dirigió hacia la puerta. SeHun fue tras JunMyeon y se apretó contra su espalda, acorralándolo.

—Haz que se abra la maldita puerta SeHun. —le dijo JunMyeon, cada vez más impaciente por marcharse.

SeHun le mordisqueó la oreja por última vez y suspiró. Se apartó de JunMyeon por fin, pero, en vez de abrir la puerta, apoyó ambas manos contra la superficie. JunMyeon comprendió que SeHun tenía sensores para las palmas de la mano. En cuanto la puerta se abrió, salió como si huyera de un túnel inundado. Cuando llegó al ascensor, oyó su voz.