VI

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Durante sus primeros veinticinco años de vida, JunMyeon había sobrevivido a tantos golpes que no creía que nada pudiera hacerle tambalearse de nuevo.

Pero entonces había aparecido SeHun. Cada segundo que había pasado a su lado había sido una sucesión de terremotos. Después de que fuera de su vida, la lucha había sido dura y constante para no caer derribado. Pero rendirse no era una opción. No había tenido más remedio que seguir adelante. Sin embargo, creía que aquella pasión se había agotado entonces.

Allí estaba SeHun, no obstante, frente a él, inclinado sobre la encimera de su cocina futurista, y perder la razón de nuevo era demasiado fácil para JunMyeon. SeHun era el dios de la malicia, aquel que había sido siempre. Bebía una taza de un café aromático con toda la calma del mundo, saboreando hasta la última gota.

—Pero ¿quién demonios te crees que eres? —replico JunMyeon indignado—. ¿Cómo te atreves a decirme lo que debo hacer?

Nada más pronunciar las palabras, JunMyeon se encogió por dentro. Sus palabras sonaban tan manidas y patéticas. SeHun le dedicó una mirada que sin duda debía de hacer temblar a los criminales más despiadados.

—No querrías saber quién soy en realidad JunMyeon. —advirtió SeHun con tono peligroso—. Créeme.

—No sí que lo sé, sé lo suficiente como para imaginarme lo peor. —acuso JunMyeon.

SeHun bebió otro sorbo sin perder la compostura.

—Teniendo en cuenta esa reacción tan desafiante que has tenido, imagino que lo peor que te puedes imaginar no está ni remotamente cerca de la verdad, pero tu error puede ser culpa mía. Si te he dado la impresión de que esto es una negociación, entonces tengo que disculparme. —rio SeHun sin buena gana y volvió a mirarlo—. Y también me disculpo por haber afirmado antes que siempre tienes una elección. Conmigo nunca se tiene. Evidentemente sí que tienes ciertas opciones que no son más que errores garrafales. En esta situación, la mala elección es echarse atrás. Te recomiendo que no lo hagas JunMyeon.

—Te aseguro que no lo haré. —se revelo JunMyeon, lanzándole una mirada ominosa—. Te ignoraré sin más y haré caso omiso de tus absurdas exigencias.

—En ese caso no tengo otro remedio que obligarte, así que ahora solo te queda cometer un error garrafal. —amenazo SeHun—. ¿Cómo de difícil te vas a poner las cosas?

—Ponme a prueba SeHun. —lo reto JunMyeon—. Difícil es mi segundo nombre.

SeHun esbozó una media sonrisa.

—Te puedo asegurar que no te gustaría si recurriera a medidas extremas. —advirtió apretando el puño.

—¿Qué medidas extremas? —cuestiono JunMyeon—. ¿Me estás amenazando físicamente?

Los párpados de SeHun se cerraron ligeramente para después abrirse.

—No seas idiota JunMyeon. —escupió SeHun rápidamente.

Otra vez JunMyeon parecía insultarlo sugiriendo que recurriría a la violencia física.

JunMyeon apretó sus uñas dentro de la palma de su mano hasta que los dedos se le entumecieron.

—Supongo que no acabas con la gente si puedes evitarlo. Tú no das golpes de gracia. —jadeo JunMyeon con miedo—. Ni siquiera mataste a JinYoung, sino que le enviaste a un infierno que ni siquiera yo había concebido para él.

—¿Estás comparando esto con lo que le hice al viejo verde? —se mofo SeHun.

—No. Lo sé. —JunMyeon levantó las cejas en un gesto de curiosidad y sorpresa. Un escalofrío repentino la recorrió de arriba abajo—. Durante esos cinco años en los que fui esposo trofeo desarrollé mis métodos y recursos para desenvolverme en su mundo y ser capaz de poner en marcha un plan de escape cuando fuera necesario.

BAJO EL CIELO DE LA TRAICIÓN- SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora