𝐔𝐍𝐀 𝐋𝐈𝐍𝐃𝐀 𝐁𝐄𝐍𝐃𝐈𝐂𝐈Ó𝐍 | 𝐓𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬

Estoy perdiendo la cabeza

2010 | New York «pasado»

Terminé el baño mientras un dolor demasiado fuerte de intensificaba en mi vientre, grité de dolor pero nadie llegó a auxiliarme

Sin fuerzas caí al suelo mientras sangre chorreaba de mi intimidad

El miedo volvió, ese día se empezó a repetir una y otra vez hasta cansarme

Cerré los ojos para no volver a verlos, reprimiendo esas ganas de dejar de existir, o seguir como si nada siendo una hija de perra el resto de mi miserable vida

•••

Abrí los ojos y me levanté con pesadez

Pero me di cuenta de algo, no estaba sola

—¿En que soñabas? Te movías de manera exagerada

—Sanzu...

El pelirosa dejo su móvil en la mesita de noche y miró a la albina

—Te vez horrible— dijo un simpleza

—Que directo eres— dije sonriendo

—No sonrías, no sabes cómo odio lo falsa que te ves con esa sonrisa de perrita absurda— dijo en tono molestó mirándome claramente con esa mirada fría...

—¿Qué pasó? No recuerdo mucho...

—ah, Cuando vine a llamarte como salir al patio con Megumi, te encontré en el suelo

—oh... Espera!... Yo estaba desnuda...— miré con vergüenza al pelirosa, quién solo bufo divertido

—Las mucamas del lugar te vistieron, Luego te lleve a la cama

—ya veo, gracias...

—No hay que agradecer, deberías cuidar tu alimentación— dijo Serio— estás delgada, y no comes sano.

—pero los chocolates son deliciosos...

—Pero si sigues así, terminarás con anemia... O diabetes que se yo.

—gracias por preocuparte por mí— dije sonriendole

—Si claro... ahora descansa que una mucamas vendrá a ayudarte— se levantó y se fue solo agitado la mano en forma de despedida

Me quedé viendo la puerta por un rato hasta que decidí irme a darme un baño

Llene la tina con bombas de color celeste que formaba mucha espuma, me metí y me quedé pensando

—El pasado se queda en el pasado...— dije mirando mis manos— pero jamás olvidaré a esos que me hicieron dañó.— apreté con fuerza mis mano

Salí de la tina y me puse una bata blanca grande

Al salir me encontré a alguien recostada en mi cama

—Que vulgar eres.

—¿Yo? Yo no soy quién está vestido de manera provocativa...— Dije mirando con desagrado a la mujer