Capítulo 9. Lovely.

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Capítulo 9. Lovely.


Chifuyu apretaba las sábanas y jadeaba echando su cabeza hacia atrás con sus labios abiertos. Su respiración se volvía cada vez más irregular y de sus ojos comenzaban a querer salir lágrimas y eso que sólo tenía los dedos y la lengua de su alfa dentro, en su entrada, pero mierda, se sentía tan bien que el omega se sintió morir y revivir en un mismo instante.

—Ah, a-alfa, eso se siente bien...p-pero yo debería hacerte sentir bien a ti...

—Verte de esta manera me hace sentir demasiado bien, créeme.

—P-ponlo alfa—decía entrecortado y tan excitado que se sentía reventar—y-yo también quiero a-ha, ¡Ah, Baji!

Baji estaba que ardía, claro que lo quería poner, quería reventar su pene en el interior de su precioso rubio, pero tenía mucho miedo de lastimarlo. Chifuyu lo observó, sabía lo que pensaba, acercó su delgada mano y lo tomó de la barbilla para que lo mirara.

—No me lastimarás. Hazlo alfa.

El pelinegro asintió y abrió más las piernas de Chifuyu para ponerse en medio de estas; la sonrisa de Chifuyu era enorme al ver el gran pene de su alfa tan alzado, grande y con todas esas venas. Posicionó su pene en la entrada y la golpeó con ese mismo haciendo que se escucharan los chasquidos. La entrada del omega estaba tan mojada, dilatada y palpitando, esperando...

Se hundió más, acercó su cuerpo al de su pequeño omega quien lo miraba tan desesperado y con ojos brillantes. Lo observó por un momento y besó su frente entrando al mismo tiempo en él, los dos jadearon entre el beso. El interior del rubio lo apretaba tan bien y el otro se sentía al fin tan lleno que las lágrimas le salieron apenas entró.

Comenzó lento, cómo lo recordaba aquella vez, tan lento y profundo. Los besos se volvieron descuidados al momento en el que aumentando sus embestidas y sus labios viajaron al cuello y hombro del omega.

—¡Alfa, así, ay así! Dios—susurro eso último poniendo sus ojos en blanco y sonriendo—haz eso de nuevo, por favor...¡Ay sí!

Baji sonreía por la reacción de Fuyu, le gustaba verlo disfrutar del sexo que le brindaba, le gustaba saber y escuchar que estaba haciendo un buen trabajo. Él también gemía sobre el cuello blanquecino del rubio oliendo su olor y mordiendo, buscando el lugar para su marca.

El espacio entre su hombro y clavícula se veían perfectos para la marca, sacó su lengua y chupó la zona sin detenerse ni una vez en el interior, todo lo que podía sentir era lo rico que Chifuyu lo apretaba y cómo se detenía a veces adentro. Sus colmillos salieron.

—Voy a morderte—le susurro en el oído.

—Sí—contestó agitado y perdido.

—Vas a ser mío por siempre...

✨️Luz de día✨️bajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora