Capitulo X

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Sakura siguió a Sasuke a través de la apertura de la vaina. Sus pies se deslizaron, seguidos por sus pantorrillas, muslos, nalgas, torso y cabeza. Era similar al goteo de un esfínter. No era realmente un pensamiento agradable, pero lo suficientemente preciso. Sasuke la tenía en sus brazos y los dos hicieron su camino por las vides.

-"Es una lástima que no podamos quedarnos allí para siempre"- dijo Sakura,

se sentía un poco melancólica. La vaina era muy segura y caliente, odiaba dejarla.

-"Tendríamos que salir con el tiempo. Las hembras regresarán dentro de un año o más aquí"

-"¿Crees que tu madre sabe que estás aquí?"

-"Sí. Mi perfume está impreso en su memoria como el de ella en la mía. Es la manera en que la naturaleza se asegura de que nunca tengamos Vacaciones juntos"

Sakura hizo una mueca, no había pensado en eso. La idea que él fuera capaz de oler a su madre no era tan extraño como ella pensaba.

-"¿Qué tal una hermana? ¿Puedes oler a tus hermanas?"

-"Ellas huelen"

-"¿Qué diablos está mal contigo y el olor?"

-"Lo que quiero decir, habladora, es que exudan un olor desagradable. Es un perfume que sólo un niño puede oler"

-"¿Tú tienes hermanas?"

-"No es que me las haya encontrado"

Sasuke puso a Sakura de pie al llegar a la parte inferior de las vides. Sakura miró la vaina y suspiró.

-"¿Hay más refugios como éste?"- dijo.

-"No estoy seguro. Supongo que lo sabremos muy pronto"

Como siempre, la tomó de la mano, moviéndose en modo batalla cuando pasearon por la selva. Era un consuelo verlo tan poderoso. Cuando lo hacía, era fácil ver a Sasuke observando algunas cosas que ella no notaba. Caminaron durante horas, el calor en el aire se hizo sofocante. Sakura odiaba el clima, calor abrasador durante el día, frío glacial durante la noche. Siempre al extremo. Tuvo la tentación de pedirle que la tomara en brazos, su cabello tenía un efecto de enfriamiento cuando estaba caliente.

-"Ven aquí"- dijo Sasuke.

Sakura miró a la pequeña cueva que él señaló. Grandes rocas estaban a ambos lados, cubierta de musgo grueso, que, por supuesto, se enrollaba como una forma de vida cuando se acercaron, sin sentir ninguna amenaza. El musgo estaba encima de las piedras cubriéndolas del sol. Sakura sabía que esa sustancia era inofensiva, pero no dejaba de ser aterradora. Encontró la pequeña abertura de la cueva, sería capaz de agacharse y pasar, pero no había forma de que Sasuke se entrase.

-"¿Tenemos que parar?"- preguntó.

-"Por un momento. Quiero que te quedes allí"

-"¿A dónde vas?"

-"La cueva es segura, no te preocupes, no hay nada en el interior que pueda hacerte hablar con la muerte"

-"Muy gracioso. Ahora, ¿a dónde vas?"

-"¿Ves aquel árbol de allí?"

-"Sí"

Era una horrible pieza de vegetación. Las ramas estaban marchitas y retorcidas. Se veía muerta, como si la cosa estuviera formada por dedos viejos, largos y arrugados.

-"Ese es un árbol 'wamaya'. Tiene los frutos más dulces del planeta. Raro y difícil de encontrar. Es considerado un manjar por mi pueblo"

Sakura se mostró escéptica. ¿Cómo puede algo tan viejo, feo y nada lindo ser comestible? Sasuke la empujó a la pequeña cueva, donde inmediatamente escuchó el latido inquietante de difusas criaturas como gusanos. Hizo una mueca, pero se quedó en el lugar.

EL GUERRERO ZARGONNII DE SAKURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora