Capítulo 12

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—Todo esta pasando demasiado rápido.

—Eso no es cierto.

—Sabes que si lo es, Elena. Toda la situación me agobia.

—Lo vas hacer bien.

—Se que lo haré. Los protegeré con mi vida.

—Ya lo has hecho.

—No es cierto.

—Sí lo es, lo hiciste cuando decidiste volver a este tiempo otra vez a pesar de tu salud mental, pequeño Luke.—Haelena observo todos los detalles del rostro de sobrino, hasta que no pudo callar la pregunta que tenia en la punta de su lengua—¿Has pensado en decírselo a Aemond?

En el momento que le pregunto aquello Luke paro todo movimiento que estaba haciendo.

—No me siento preparado.—dijo tratando de controlar el temblor de sus manos.

La princesa no era ciega, ella se dio cuenta cuanto afectaba ese tema a su sobrino, pero sabia que no siempre iba a poder ocultárselo a su hermano. De algún modo él lo sabría, tarde o temprano. Porque lo que la mente olvidaba el cuerpo lo recuerda. Ella lo sabia muy bien, era cuestión de tiempo para que las cosas se distorsionaran.

—No te estoy presionando, solo te estoy preguntando. Sabes que si se lo dices él te comprenderá.

—No es eso. Tengo miedo de que cuando se lo diga se aleje de mi, no estoy preparado para que sus ojos me vean con odio y rabia.—Elena notó el destello de dolor que cruzaba en el rostro de Lucerys, ella sabia que Luke estuvo batallando con el mismo desde hace tiempo por los sentimientos encontrados que tenia no solo por su hermano, sino por toda su familia.

—Tú también te has enamorado ¿no es así?

—Aun no lo se, tía. Es muy pronto para saber si me enamore, necesito pasar más tiempo junto a él. No hace mucho que nos hemos reencontrado y ya soy el futuro heredero del trono de hierro y esposo de tu hermano.

—Esta bien, Luke. Todos estamos aquí para apoyarte, yo no te dejare solo. Cuéntaselo cuando te sientas listo.

El príncipe de ojos raros abrazo a su tía. Le encantaba tener su apoyo y amor. Antes, ellos no tenían mucho tiempo juntos fue por eso que se prometió que esta vez estaría con su tía por todo lo ocurrido anteriormente, por lo que fue y pudo haber sido. No la dejaría sola nunca más. La puerta fue tocada interrumpiendo su momento, había olvidado que mando a su caballero a descansar, porque él también debería estar cansado por el largo viaje que hicieron.

—Adelante.—habló fuerte y claro. Al momento la gran puerta fue abierta y dos cabezas se asomaron. Unas castaña y otra plateada.

—¡Hijo, mío!

—Madre, mi reina.—saludó.

—Déjate de formalidades, Luke. Vinimos ayudarte a sacarte ese pesado traje.

—Para eso están las sirvientas, su majestad y también puedo hacerlo yo mismo.

—Queremos ayudarte, mi dulce príncipe. Sabemos que hoy fue un día muy pesado para ti, así que déjanos consentirte.

Lucerys suspiró y asintió. Ya que más podía hacer cuando ambas mujeres se empeñaron en sacarle su vestuario. Los cuatros estaban charlando animadamente cuando la puerta volvió a ser tocada.

—Sobrino...—Aegon estaba entrando a su aposentos cuando vio a todas las mujeres reunidas alrededor de Luke—¿Qué hacen?—preguntó curioso.

—Lo ayudamos a desvestirse.

Renace El Dragón: Evitando La Danza De Dragones Where stories live. Discover now