Capítulo 22

809 56 19
                                    

Historia de Jacaerys y Aegon 3/3

Cuando llegaron Jace no espero a que su tío estuviera a su lado. Él bajo pisando fuerte la madera del barco. Él quería irse de Desembarco de Rey para estar tranquilo y poner en orden sus sentimientos pero tener a su tío aquí no era lo que quería, ya que lo que más quería era alejarse de él.

Todo el día se encerró en sus aposentos, pidió no ser interrumpido ese día quería descasar y mañana empezara con sus lecciones sobre como ser Señor de las Mareas. Necesitaba dejar ir el enojo que sentía. Necesitaba respirar, milagrosamente Aegon no lo molestó en todo le día, cada uno estuvo en sus cosa.

Lo que no sabia era que Aegon le estaba dando su espacio porque él también necesitaba despejarse un poco. No se lo había planteado muy bien el que estarían solo los dos, él ya había despertado su hambre voraz por cuerpos. Su mente se nublaba con el clímax de un cuerpo igual que le suyo solo que más pequeño, y... Eso estaba mal. Él no podía desear a su sobrino, él aun era un niño y aunque antes no le importaba nada de lo que dirían o pensaran, ahora si lo hacia especialmente si ese chico pensaba que se estaba aprovechando de él. Tenia que tranquilizarse y satisfacerse como se descubrió la primera vez.

Y así lo hizo por mucho tiempo y más aun cuando entre ellos había tención por todo, cuando ellos discutían Aegon solo quería besarlo, empujarlo a la pared y exigir toda su esencia. Claramente él se reprimía, ahora era otra persona ya no él miserable que su sobrino encontró aquel día profanando el cuerpo de una mujer.

Por otro lado, Jacaerys luchaba con sus sentimientos. Cada que veía a su tío quería matarlo por interrumpir su tranquilidad, claramente se abstenía de hacerlo. Él se refugiaba en sus clases, en sus deberes y descansos, todo para evitar a su tío. No obstante, el sabia que no iba a poder evitarlo siempre es por eso que decidió dejar su orgullo a atrás e ir a desayunar, almorzar y cenar con él. Fue un acto que sorprendió a Aegon, sin embargo tenia que ser sincero, eso lo hizo porque vio como las sirvientas le charlaban a su tío y como se le insinuaban. A pesar de que no veía emoción en la expresión e Aegon, él no podía olvidarse de aquella noche donde lo vio con aquella mujer en sus brazos y en como ella lo complacía a él.

Todo estaba muy bien con su nuevo horario hasta que una noche de tanto pensar en las doncellas que podían dormir con su tío, se durmió y soñó que él era el que estaba con su tío con sus cuerpos entrelazados, dándose calor mutuamente. Ese día despertó asustado y jadeando en busca de aire, saco la sabana de seda de su cuerpo y fue en ese instante que se dio cuenta que por primera vez en su vida había tenia un sueño húmedo. Asustado y sin saber que hacer par que se quitara corrió donde su tío.

Sin tocar la puerta entro a la habitación llorando fue hasta su cama.

—¡Tío! ¡Tío!—lo llamo desesperado al ver que este no le hacia caso se subió encima suyo poniendo a horcadas y lo sacudió.

—¿Qué pasa, Jace?—preguntó soñoliento, se espabilo al ver las lagrimas en los ojos de Jace. Rápidamente se sentó tomando el rostro de su sobrino—¿Qué sucedió? ¿Alguien te hizo daño?—interrogo, revisando cada parte de su rostro.

—No.—susurro tomando las manos de su tío en su rostro—soñé algo muy feo.

—¿Qué soñaste?

—Eso no importa, lo que importa es que mi cuerpo esta raro.—Aegon frunció su ceño.

—¿Qué pasa con tu cuerpo?—Jace le daba vergüenza hablar sobre aquella situación así que lo que atino hacer para tapar su sonrojo fue abrazar a su tío haciendo que sus cuerpos se pegaran más por el contacto. En ese instante, Aegon quedo petrificado al sentir algo en su vientre.

Renace El Dragón: Evitando La Danza De Dragones Where stories live. Discover now