(IX) Soledad

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Yeonjun amaba a sus amigos, pero ya no hablaba con ellos, no tan seguido, pasaba más tiempo leyendo o hablando con Soobin, pero lo que más hacía era escuchar música, sin eso se sentía incompleto, se sentía solo y atrapado, la música era su única manera para salir y liberarse de todo. 

― Oye. 

― ¿Qué pasa? Son las doce ―respondió Soobin en cuanto oyó la voz.

― Hay una fiesta en mi casa, es el cumpleaños de mi abuela. 

― ¿Por eso estás despierto? 

― Ajá. 

― ¿Bebiste? 

― Puede que me haya llevado una botella de no sé que a beberla solo en algún lugar, estoy yendo a regresarla a su lugar, después me iré a dormir y fingiré que nada pasó. 

― Eres muy joven para iniciarte en esos vicios. 

― No es un vicio, solo bebí una vez, esta vez, no lo volveré a hacer, solo quería saber que se sentía no sentir nada. 

― Para eso te robabas los antidepresivos de tu prima. 

― Oh, lo hice. 

― Idiota. 

― Lo sé, no tienes que regañarme, ya lo hice yo mismo. 

― ¿Te cortaste? 

― Sí, no sentí el dolor y lo volví a hacer, ahora tengo una gran herida en el brazo, de verdad soy idiota. 

― ¿Nos vemos mañana? 

― Es sábado. 

― Por eso, tú di que tuve algo que hacer y que tenemos que terminar lo de biología y química para el lunes y que como no puedo ir a tu casa, te dejen en la mía. 

― Mmm, buena idea. 

― ¿Por qué me llamaste? 

― No sé, quería escuchar algo, creo que quería oírte a ti, tienes una voz perfecta, por lo menos para mí, amo tu voz, me encanta como suena cuando estás recién levantado y te obligas a mandar el audio de buenos días en el que quedamos, me encanta como suena cuando llegas al colegio y me saludas, me encanta como suena cuando estás frustrado, me encanta como suena cuando estás feliz y tengo que admitir que tengo una debilidad por oírte cuando tu voz se hace un poco grave por el enojo, me encanta cada pequeña parte de ti, tus ojos, tus labios, todo tú, creo que en especial tus manos, me gusta como quedan con las mías, me vuelve loco pensar que alguna vez podrías llegar a tocarme y pensar que te gusto, pero lo que de verdad amo de ti es que siempre estés ahí, siento que no te merezco, pero siempre me he sentido solo, como si no perteneciera a este mundo, como si no fuera suficiente, pero tú me haces sentir bien, no me siento solo cuando estoy contigo, me siento simplemente bien. 

― Yeonjun. 

― Lo siento, hablé demasiado. 

― No, es lindo escucharte decir eso y sé que jamás podría llegar a decir algo como eso, las palabras nunca me salen, soy más de actos, pero quiero que sepas que contigo me siento completo, eres tú simplemente tú. 

― Es lo más raro que me han dicho y te diría que lo entendí, pero estoy borracho y me tomé un antidepresivo y creo que moriré, pero se siente bien, creo que es por ti, tú me haces sentir bien, pero eso ya lo dije. 

― Es el momento, di todo lo que quieras, puede que no lo recuerdes mañana. 

― Esto se pondrá un poco triste, así que escucha bien, no lo repetiré. 

― ¿Qué cosa? 

― Hace unos minutos tenía una cuchilla muy cerca de mi cuello y luego intenté cortarme las venas, pero nunca fui lo suficientemente valiente, soy un maldito cobarde y ni siquiera puedo acabar con eso, quiero que termine y por eso lo intenté, pero no puedo hacerlo ―Yeonjun suspiró―. No sé lo que digo, pero quiero que sepas que si algún día decido dejar de existir, tú eres la persona a la que más valoro en todo el universo, soy un idiota con buenos sentimientos, te amo, pero no soy bueno para ti, soy el tipo de persona que arrastra a otros a su sufrimiento y tú mereces todo, eres el chico perfecto. 

― No es cierto, no soy perfecto y espero que nunca lo hagas, espero que nunca me dejes, porque ahora mi corazón está en tus manos y no quiero perderte. 

― Creo en la existencia del espíritu, creo que puedo volver a asustarte en tus sueños. 

― Pero yo no. 

― Créelo, si muero primero, volveré en tus sueños y cuando te diga que te peines bien sabrás que soy yo y no solo una producto de tu mente en duelo. 

― Quisiera creerlo, quisiera, de verdad. 

― Entonces hazlo, no tienes que creer en un dios, no sé si existe y si existe espero que me de una mejor vida que esta la próxima, aunque creo que es suficiente con compartirla contigo. 

― ¿Y si me aferro a ti? 

― Nunca me conformo con poco. 

― Te daría todo de mí, iría al mismo infierno si existiera, por ti. 

― No digas cosas como esa, me haces sentir más especial de lo que debería.

― Deberías dormir. 

― Quisiera poder dormir. 

― Inténtalo. 

― Bueno, hasta luego supongo, si despierto con dolor de cabeza te culparé a ti. 

― Como digas. 

― Buenas madrugadas. 

― Buenas madrugadas. 

Yeonjun colgó y dejó su celular al lado de su cama, se quedó dormido al instante, en realidad no había bebido demasiado, pero se sentía demasiado enfermo. 

Cuando despertó eran las 11 de la mañana. 

― Mamá. 

― ¿Qué pasa? 

― Soobin no puede venir y el trabajo es para el lunes. 

― ¿Qué pasó? 

― Tiene que cuidar a su hermano, algo así, no entendí muy bien, me llamó recién. 

― ¿Y qué vas a hacer? 

― ¿Puedo ir a su casa? De todas formas tenemos que terminar. 

― Bueno, le diré a tu tío que te lleve. 

― Ok, gracias mami. 

Yeonjun se dio una ducha rápida, se vistió y arregló su mochila. 

― ¿Estás listo? 

― Sí mami. 

Yeonjun fue escuchando música todo el camino a la casa de Soobin, que no fue muy largo. 

― Me llamas cuando acabes. 

― Bueno tío. 

Yeonjun se bajó del carro y Soobin le abrió la puerta. 

― Mi tío sigue ahí, no hagas nada sospechoso. 

― Que lástima, quería besarte. 

En cuanto Soobin cerró la puerta, Yeonjun saltó a sus brazos y lo besó. 

Laugh = Mad + Sad | soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora