14. Quiero cambiar

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-Buenos días, preciosa. -Susurró por detrás y puso frente a mí una rosa roja.

-Buenos días. -Respondí con un beso en su mejilla.

Hoy lucía completamente diferente al Davin que vi el fin de semana. Tenía puesto unos pantalones de mezclilla, una playera gris y una gorra al revés con el número diez grabada y sus bellos ojos dorados brillaban con el reflejo del sol.

"¡Dios mío! ¿Que hice para merecer semejante monumento?"

Le pedí que tomara asiento y eso hizo. Le pregunté como seguía y respondió que no podía estar mejor.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Claro, preciosa. Lo que gustes.

-La chica con la que te llevé para que te quedaras ¿Quién es?

-¿Cómo? No recuerdo muy bien lo que pasó. Solo recuerdo que amanecí con dolor de cabeza.

-Se llama Delilah.

Davin se quedó perplejo y carraspeó un poco.

-¿Tu me llevaste con ella? -Preguntó con la voz un poco ronca.

Asentí.

-¿Te dijo algo? -Cuestionó.

-No me dijo nada, solo que... Me sorprendió que quisieras que te llevara ahí. De hecho... También se drogó frente a mí. ¡Pobre chica!

-Es parte de mi familia. -Respondió sin más.

-Me gustaría ayudarla también ¿Sabes algo? Estuve buscando lugares en los cuales te pueden ayudar y encontré algo más que un centro de atención, tipo una cafetería. No hay necesidad de internar a los pacientes, es de tipo ambulatorio. Tienen especialistas en el manejo de las drogas, y además es un programa gratuito. Podemos ir ahí a pedir información ¿Que te parece?

Le di el folleto y lo vió detenidamente, su atención se enfocó en una de las páginas unos minutos y le hice una seña para sacarlo de su trance.

-¿Davin? ¿Estás bien? -Pregunté un par de veces.

-¿Puedo decirte algo? -Preguntó.

-Claro, lo que gustes.

-Voy hacer lo posible por estar mejor para ti. No mereces mi peor versión. Tu te mereces lo mejor de mi y voy a luchar por dártelo.

Se acercó lentamente a mi, dio un beso en mi mejilla y me susurró que me quería.

-Te tengo una sorpresa. -Susurró.

-¿De que se trata?

-Lo verás en cuanto salgamos de clase.

El timbre y su teléfono sonó, se disculpó conmigo y ambos nos fuimos a nuestros respectivos edificios a clase.

Entré al salón y me senté en mi habitual sitio de atrás. Acomodé mis cosas y justo cuando voltee al frente, Lauren y yo hicimos contacto visual. Casi de inmediato quitó su vista y agachó la mirada.

No le presté atención y me enfoqué por completo en la clase de idiomas. Ésta vez sí o sí tenía que concentrarme para poder exentar la materia.

Después de dos eternas horas de clase. Salí del edificio y me encontré con Davin. Estaba dormido debajo de uno de los árboles y tenía la gorra puesta en su rostro para cubrirse.

Decidí jugarle una pequeña bromita para que despertara.

-¡Esto es un asalto! ¡Dame todo lo que tengas! -Susurré con mi mejor intento de voz de hombre.

-Solo tengo un corazón que muere de amor por Nazli Hendell ¿Le sirve? -Dijo con su hermosa voz ronca.

-Con eso será más que suficiente. -Le di un pequeño beso en sus labios y él dio uno más en mi frente.

-¿Vamos? -Extendió su mano para que la tomara y eso hice.

Caminamos juntos y en todo el camino no dejamos de platicar y de reír por cosas insignificantes.

Llegamos a un pequeño parque cerca del muelle y nos sentamos en el césped.

-¿Estas lista para ver tu sorpresa?

Asentí.

Davin soltó un chiflido y de inmediato, un señor que se encontraba en una camioneta de helados salió de su negocio y se acercó a nosotros junto con dos personas más.

-¿De que se trata esto? -Cuestioné

-Ya verás.

Uno de ellos sacó un pequeño mantel y lo extendió en el césped, el otro señor abrió una pequeña canastilla y saco unos platos, cubiertos, unos vasos. Y el último señor sacó una cajita con mucha comida y unas velitas blancas. Las encendió y no pude evitar sonreír por todo.

-¡Dios mío! ¿Cómo hiciste todo ésto? -Pregunté realmente sorprendida.

-Nada que un poco de imaginación y unos buenos amigos no puedan hacer. -Guiñó su ojo y me dio un rápido beso en la mejilla.

La comida lucía realmente deliciosa. Nos dejaron un pequeño bufet con sandwiches, trocitos de fruta, waffles, miel y mermelada, jugo de naranja y dos vasos de helado con varias bolitas de sabores.

Platicamos cosas triviales. Davin me pidió que le recomendara libros y me alegró mucho que mencionara que tiene fé en que los libros y la rehabilitación que tomará le ayudarán a mantener su mente ocupada.

-¿Tu libro favorito cuál es? -Preguntó.

-Ya que tú me recomendaste el libro "el perfume" y es literatura de misterio, creo que te gustará mi libro favorito. Puedo prestártelo si quieres.

-¡Me parece una excelente idea! -Exclamó.

Saqué el libro de mi mochila y se lo dí. El aprecio la portada, lo hojeó y finalmente lo guardo en su mochila.

De repente, aplaudió dos veces y el señor del carrito de helados sacó un control, pulso un botón y sonó una canción instrumental muy hermosa.

Davin se levantó del césped, me dio su mano para levantarme y me hizo bailar.

Nos quedamos bailando por un largo instante. El mundo se detuvo, el tiempo se pausó. Solo éramos él y yo. Nada mas importaba, no importaba la gente que iba pasando o lo que pudiesen pensar. Solo nosotros dos disfrutando de este increíble momento.

-Quiero ayudarte, Davin. Quiero ayudarte porque en serio me importas. -Susurré a su oído.

-Y tu me importas más que nada en este mundo, Naz. Eres un angel.

-Haremos esto juntos. -Tomé su mano y la entrelacé con la mía.

Nos quedamos en el parque, observamos el atardecer y finalmente nos despedimos de los amigos de Davin, no sin antes darles las gracias por todo lo que hicieron para que nosotros tuviéramos este momento.

Davin me acompañó a casa, me puso su chaqueta para protegerme del frío y me abrazó fuertemente todo el trayecto, como si de éste abrazo dependiera su vida.

Finalmente al llegar a casa no queríamos despedirnos, Davin fisgoneó para asegurarse que mis padres no estuvieran cerca y me dio un beso.

Nos quedamos a milímetros, sostuvo mi cara entre sus manos y le susurré la única certeza que tenía en ese momento.

-Te amo.

Davin se quedó mudo, en shock. No sabía que decir o que responderme y solo me abrazó fuertemente y me cargó dándome vueltitas.

Rápidamente di otro beso en mis labios, nos dijimos buenas noches y lo vi marcharse a casa.

Renuncio al amor© ✅ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora