10. Desastre

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CINCO MESES ATRÁS...

"¡Es hora!"

Después de un largo mes y medio de espera, el momento que tanto estuve esperando ha llegado.

La cena benéfica se llevará a cabo está noche y me siento muy entusiasmada por hacer mi debut como reportera en un evento de gala.

Me vi al espejo y definitivamente comprobé que los cambios son buenos, luzco realmente irreconocible.

Mi cabello ondulado se volvió completamente lacio (después de tres horas de larga lucha con el cepillo eléctrico y mis rizos), mi rostro luce radiante con maquillaje, el vestido color rojo vino que elegí y los zapatos a juego definitivamente no pueden ser mejores.

Me despedí de mis padres y salí de casa. Davin estaba fuera esperándome. Al verme abrió mucho sus ojos y me hizo más de un millar de halagos por como me veía.

Él lucía bastante apuesto y elegante con un smoking, su cabello caía en pequeñas ondas y su rostro no podía ser más perfecto.

Tomamos un taxi y después del largo trayecto por el tráfico llegamos a la recepción del evento. Me pidieron la invitación y seguido de eso la canjearon por dos pulseras, una para cada uno y entramos al salón principal.

Caminamos por el salón principal y nos asignaron una mesa, todos los presentes tomaron asiento y cenamos. Para amenizar la cena se presentó un grupo local de piano, cello y violín. Tocaron varias canciones reconocidas únicamente con sus instrumentos y fue magia para mis oídos.

Después de cenar Davin tomó mi mano y me invitó a bailar al ritmo de "loving you" de seafret y lo puedo definir como el momento más maravilloso y perfecto de toda mi vida.

Lo abracé y recargué mi cabeza en su pecho. Bailamos al ritmo de la lenta canción y de los latidos de su corazón.

Momentos más tarde se llevó a cabo la presentación de los benefactores del año, Davin se disculpó conmigo y salió del evento para contestarle la llamada a su padre.

Pasaron uno tras otro de los grandes influyentes de la ciudad y les entregaron sus respectivos premios. No sin antes mencionar las acciones que hicieron en el año que les llevaron a merecer el premio.

Después del evento, Davin se incorporó conmigo. Me tomó de la mano y caminamos por todo el salón para hacer mi trabajo.

Me acerqué algunos de los ciudadanos y les pregunté si podían otorgarme una entrevista. La gran mayoría asintieron y me propuse hacer entrevistas breves de cinco minutos para poder editar el contenido rápido.

A lo lejos vi al señor Stephen Lebnitz, fundador del evento benéfico de los ciudadanos del año y me propuse ir a entrevistarlo. Me alejé de Davin y caminé entre la multitud para poder llegar hasta el.

—Hola, señor Lebnitz, gusto en conocerlo. Me llamo Nazli Hendell, soy creadora de Gretchen la escritora.

—¡Claro! He escuchado hablar de usted, señorita Hendell. No es precisamente la persona que esperaba ver...—Me dedicó una mirada rastreadora de arriba abajo y prosiguió. —Detrás de Gretchen la escritora. Pero estoy encantado de conocerla. —Dijo y finalmente estrechó mi mano.

No pude evitar sentirme incómoda por su desdén. Estoy segura que esperaba encontrar una figura más femenina y mejor presentable que yo, alguien con más experiencia y no a una simple estudiante de tercer año.

—¿Sería tan amable de brindarme una entrevista? —Pregunté educadamente.

—Seguro, señorita Hendell. Sería un placer para mí aparecer en su blog. —Respondió amablemente, pero pude sentir una pizca de menosprecio en su voz.

—Hola, disculpa que te interrumpa, pero olvidaste tu... —Davin observó al señor Lebnitz y se puso completamente pálido. —Olvidaste tu grabador en tu bolso. Creí que... Creí que lo ibas a necesitar.

El señor Lebnitz observó minuciosamente a Davin, cómo si estuviese tratando de hacer memoria de dónde lo ha visto.

—¿El joven viene con usted, señorita Hendell? —Preguntó en señor Lebnitz con ceño fruncido, señalando con su dedo a Davin.

—¡Si! Es mi novio. Davin, el es el señor Stephen Lebnitz. Señor Lebnitz, el es Davin Olsenwood. —Los presenté a ambos y esperé a que estrecharan sus manos pero fue en vano. Ninguno de los dos parecía querer tener contacto.

—¿Cómo entraste? ¿Que haces aquí? —El señor Lebnitz le reclamó como si lo conociera y entonces mi sospecha se confirmó. Ambos se conocen.

—Señor. No es un buen momento para ésto. Por favor, un poco más de respeto. —Pidió Davin educadamente.

—El joven que casi mata a mi hijo por inducirlo a esas cosas, no merece mi respeto. —Espetó con furia.

Puse sentir la incomodidad entre nosotros tres. Davin tenía un semblante serio y tenso. En cambio el señor Lebnitz irradiaba rabia por cada poro de su ser. 

—Aunque... —Habló el señor Lebnitz. —Si de respeto estamos hablando. Permítame decirle algo, señorita Hendell. —Hizo una pausa, le dio un trago a su copa de vino y prosiguió. —Me parece que usted es una jovencita muy educada, tranquila y que odia meterse en problemas. Le daré un consejo. "Con todo respeto", debería alejarse de este... chico. No le conviene.

—Escuche. De verdad lamento mucho lo que pasó con Donovan, jamás fue mi intención que eso pasara. Espero pueda perdonarme . —Susurró Davin con un poco de dificultad en su voz. 

—¡Eres un maldito mocoso inmaduro! ¡Por tu culpa mi hijo está como está! ¡Nunca voy a perdonarte lo que le hiciste! —Soltó con furia . —De verdad señorita Hendell, si sabe lo que le conviene. No le conviene él. —Finalizó.

—Davin por favor. Vámonos ya, no le hagas caso. Por favor, vámonos. —Supliqué y me le abracé con todas mis fuerzas para impedirle el paso.

—Cierre la boca —Espetó Davin. —Y déjela tranquila. No voy a permitir que se atreva a meterla en esto.

—¿A meterla en qué? Solo le estoy dando un consejo. No me gustaría que terminara como mi hijo o como tu hermano.

—¡YA BASTA! —Davin se alteró y se safó de mi para abalanzarse al señor Lebnitz.

El señor Lebnitz salió disparado al piso y Davin lo golpeó sin piedad alguna hasta dejarlo inconsciente.

—¡DAVIN! ¡DETENTE! ¡SUÉLTALO YA! —Traté de separarlos pero fue en vano.

Una gran multitud de señores pudientes nos rodeó a los tres y trataron de hacer algo para separarlos.

Rápidamente se acercaron los agentes de seguridad, tomaron a Davin y de paso también a mí y nos sacaron del salón por la puerta trasera.

—Será mejor que se vayan, la policía está por llegar. —Nos advirtió un guardia. —Largo de aquí.

Davin tomó mi mano y comenzó a lloviznar, ambos corrimos como nunca para evitar problemas. Una cuadra tras otra y para nuestra buena suerte ésto no terminó en una persecución policial.

Después de correr más de quince cuadras paramos en un pequeño parque con muchos árboles, mis piernas flanquearon por el exceso de esfuerzo y le pedí a Davin que paráramos solo unos instantes para poder tomar aire.

“Eres una vil debilucha, Nazli" .

Nos sentamos en una de las bancas del parque y nos quedamos en silencio. De reojo pude observar a Davin, su semblante lucía tenso y su mirada perdida. Estoy segura que una parte de el se siente avergonzado y triste por lo que acaba de pasar.

No dijimos nada, no hicimos nada, nos quedamos ahí, sentados, viendo las pequeñas gotas de lluvia caer. Davin se sacó su saco y me abrigó. Llevó su mano sobre mi hombro y me abrazó fuertemente. Sentí su calor y el latido de su corazón.

Quise preguntar, quise encontrar respuestas a lo que acababa de suceder y también pasó por mi mente que quizá mi carrera como Gretchen la escritora esté acabada por lo que pasó. Puesto que Davin se ha metido con el hombre quizá más poderoso de la ciudad.

Así que... Solo me queda esperar la batalla que está por venir y sé que la consecuencia de ésto la vamos a pagar porque la vamos a pagar.

Renuncio al amor© ✅ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora