-Te amo, Davin. Te amo y no voy a permitir que te sigas haciendo daño de esta manera. No quiero perderte ¿Entendiste?
Davin se quedó completamente sorprendido, pero más que sorprendido, parecía aturdido. No aparté mi vista de la suya y pude notar sus pupilas completamente dilatadas.
"Está perdido, maldita sea"
-¡Davin! Por favor, dime qué hago para sacarte de ésto. Si no tendré que llevarte a un hospital.
-¿Hospital? -Cuestionó.
-Sí, hospital. Vamos a tener que ir ahora para que te revisen. Y si se enteran que consumiste drogas podrían llevarte a prisión. -Lo asusté.
-No es necesario, Naz. Voy a estar bien. -Carraspeó.
-Entonces... Déjame llevarte a casa.
-No puedo llegar así a casa. Puedo ir a otro lado.
-¿A dónde te llevo? -Pregunté.
-Tomaremos un taxi y te daré la dirección. Pero ¡Shh! no le digas a Nazli. -Susurró.
Le ayudé a levantarse y se sostuvo de la pared del baño y MI RODILLA LASTIMADA. Oprimí mis labios con todas mis fuerzas para tratar de contener un quejido y finalmente pudo ponerse de pie.
De nuevo se apoyó en mi y salimos a la carretera a tomar un taxi. Para nuestra buena suerte se detuvo uno y nos subimos. Davin pagó y le dio una dirección desconocida.
El tráfico, la lluvia y la humedad hicieron más pesado el trayecto. En el camino traté de evitar que Davin se quedara dormido. Puesto que una parte de mi tenía miedo de que no fuese a despertar nunca más.
Llegamos a un pequeño barrio con departamentos, pasamos dos cuadras y finalmente el taxi se detuvo.
El señor del taxi tuvo que ayudarme a bajar a Davin, quién sí se quedó dormido.
-Davin, Davin, despierta. -Le di unos cuantos golpecitos en su mejilla para hacerlo reaccionar. -¿A qué departamento entraremos?
-Cincuenta y dos.-Respondió con un hilo de voz.
El señor del taxi y yo tomamos a Davin de cada lado y entramos a uno de los edificios, para nuestra mala suerte éste edificio no tiene elevador. Por lo que nos tocó subir con él semi inconsciente cinco pisos.
Mi rodilla dolía mucho y recordé que ni siquiera tuve tiempo de revisar la magnitud de mi golpe.
Después de largos eternos minutos subiendo por las escaleras llegamos al departamento con el número cincuenta y dos, toqué el timbre y salió una chica quizá de mi edad, tatuada hasta los dedos, de pelo negro lacio y con los ojos rojos, a lo que supuse que muy probablemente también estaba drogada.
-Hola, buenas noches. -Saludé cortésmente.
La chica me rastreó de la cabeza a los pies con ceño fruncido, observó al taxista y a Davin, me hizo un ademán para que entrara. Agradecí al señor y se fue.
La chica me ayudó con Davin, lo tomó del brazo y lo llevó a su hombro, caminamos con él hasta una habitación y lo recostamos en la cama.
Le quité sus zapatos y lo cobijé. Acaricié su mejilla y lo vi perderse en el sueño profundo.
Salí de la habitación y la chica me dió un vaso con agua. Dudé mucho en tomarle, puesto que no sabía si pudiera contener algo extraño o le habría puesto algo al agua. Así que solo lo sostuve en mi mano y lo tapé con la servilleta.
-Davin me dijo que lo trajera aquí. Lamento mucho la molestia. -Rompí el silencio.
-Siempre viene aquí. -Respondió con voz ronca. -No te preocupes por eso, ya nos acostumbramos a usar mi casa como su escondite.
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Renuncio al amor© ✅
Teen FictionNazli Hendell se ve en aprietos cuando por culpa suya, se da por terminada una importante entrevista para su crush Davin Olsenwood, sin imaginar que ese error de reportera la llevaría a conocer al amor de su vida... Quién al parecer sabe más de ella...