xxii

29 2 5
                                    

Estoy sentado, en una silla, frente a una mesa, la cual está llena de frutillas y cigarros. Están todos mezclados, creo que sería mejor que estén separados, lo saludable de un lado y lo adictivo del otro. Aunque me gustan las dos cosas. Las frutillas son mi fruta favorita, viviría comiéndolas, pero no creo que sea del todo saludable si hago eso. Los cigarrillos también me gustan, aunque fumo más por ansiedad que por gusto, siento que ya le perdí el gusto, pero son bastantes ricos los saborizados, los de sabor a frutilla son ricos.

Creí que debía agarrar una fruta, así que lo hice. La mordí y su sabor era horrible, nunca había probado algo así. Ni siquiera podía explicar a qué mierda sabía eso. Escupí lo que tenía en la boca y mire la fruta, estaba llena de cigarrillos, ¿quién fue el enfermo que relleno una frutilla con cigarros?, ¿es eso posible siquiera?
Me paré y comencé a caminar, sin rumbo. Apenas me había dado cuenta que todo el lugar estaba blanco, me di la vuelta y la mesa junto a la silla habían desaparecido, las cosas que habían encima de ella también. Caminé hasta que me tope con un chico, no podía ver bien su cara, estaba borrosa, pero se parecía un poco a un viejo amigo.

一¿Quieres uno? 一me señaló una cesta llena de frutillas, pero me negué, pensé que serían igual que las anteriores, así que no pensaba comerlas一. Tú te lo pierdes 一dicho eso, agarró una, sacó un encendedor de su bolsillo y prendió la punta de la frutilla, esta empezó a arder como si de un cigarro se tratase y se la llevó a su boca, metió parte de las hojas en ella.
¿Qué clase de enfermo haría eso?

Miré a mi alrededor otra vez, seguía estando todo en blanco, cuando volví mi vista a donde se suponía que debía estar el chico, desapareció. Sólo se podía apreciar el humo, que salía de la frutilla, la cual quedo tirada en el piso, ardiendo.
Escuché a alguien detrás mío murmurando "ten cuidado",
 me volteé y no había nadie. Decidí agarrar la fruta y cuando lo estaba por hacer sentí que me estaba cayendo y...

Estaba agitado y apenas podía respirar, miró su cuarto y estaba lleno de humo, las ventanas estaban cerradas y por debajo de la puerta, que daba al pasillo, se podía ver una tenue luz proveniente de fuera. Rápidamente se paró y abrió las ventanas lo antes posible, recién ahí pudo respirar correctamente.
No entendía que pasaba, aunque era bastante claro con todo ese humo y con la luz que venía de afuera. Lo primero que cruzó por su cabeza fue el gato. Era lo más importante en ese momento, así que abrió la puerta y el humo volvió a inundar sus pulmones, pero esta vez mucho más. Miró hacia las escaleras y pudo divisar la sala, la cual estaba prendida en llamas.

Buscó primero en las habitaciones que estaban arriba y por último la suya, para confirman que su gato no estuviera allí. Luego, bajo como pudo las escaleras pero ya se le estaba dificultando el paso. Las llamas parecían hacerse cada vez más y más grandes, apenas pudo llegar a la puerta principal pero él no se iría sin su mascota. Lo único que quería era encontrarlo y si estaba vivo mejor, si no, sólo quería despedirse de él adecuadamente y marcharse lo más rápido y llamar a los bomberos.

El humo lo estaba matando lentamente, los cigarrillos y la marihuana lo estaba haciendo también, pero esto era mil veces peor, cada vez sentía su cuerpo más pesado y creía que en cualquier momento se iba a desmayar. Pero, al fin, pudo escuchar un maullido. Fue uno tan bajo que, al escucharlo, se creyó la persona más suertuda del mundo. Sus maullidos aumentaban de a poco y él se acercaba a ellos, pero sus piernas no estaban aguantando lo que debían, estaban fallando. Llegando a la puerta del patio, pudo ver a Tom, su preciado compañero. Estaba sentado al lado de la puerta, la cual estaba cubierta por algunas maderas, pero aun así se podía cruzar por allí.
Sonrió y se acercó más a él, pero dio un paso en falso y cayó. Se sentía débil y apenas podía mantener sus ojos abiertos. Comenzó a escuchar sirenas, los bomberos estaban llegando, pero él en ningún momento los llamo, ¿sus vecinos, quizá? Intentó levantarse, pero sus piernas no le respondían más y sus brazos apenas tenían fuerza. Observo a su gatito, maullándole y moviéndose de un lado para la misma dirección una y otra vez, y volviendo hacia él, como si le estuviera indicando algo.

一Fuiste un buen amigo, Tomcito 一murmuró一. Nos volveremos a encontrar... Algún día... 一acarició la cabeza del felino, por última vez, y su mano empezó a deslizarse de a poco por el resto de su cuerpo.

Los bomberos ya estaban en la puerta de la casa, pero ya era demasiado tarde.









21 01 2023
835 palabras.

-- llore haciendo esto :(, y un dato extra: yo de chico tenía un gatito, blanco y negro, llamado tom, por eso el nombre del gatito. ಥ_ಥ

Relatos cortos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora