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CAPÍTULO UNO
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París, Francia
2023
Entré al aeropuerto por el camino que me indicó la azafata y me dirigí a la sala de desembarque para cumplir con las formalidades requeridas. Amaba viajar, pero era agotador, ojalá se pudieran omitir algunos pasos y así ahorrarme tiempo que podría destinar a otra cosa un poco menos tediosa.
Una vez que presenté todos los papeles, tomé la mochila que cargaba a Salem y fui hacia la cinta de equipajes para retirar mi maleta. Esperé un poco impaciente a que apareciera la mía, mientras rebuscaba el celular dentro de la cartera.
Finalmente, vi mi valija rosada con florcitas blancas en la cinta, así que me acerqué rápidamente para tomarla. La dejé parada a un lado mío, colocando la mochila con Salem sobre ella. Salem era mi mascota, un hermoso gato negro que me acompañaba a todos lados, por suerte a él no le incomodaba viajar, porque yo iba de un país a otro todo el tiempo.
Aunque ahora gracias a Dios había conseguido vacaciones. Estaría alejada de las pasarelas y de las publicidades por un tiempo, un tiempo merecidísimo si me preguntaban, porque no me había detenido un segundo en el último año y medio, así que ya estaba deseando poder tomarme un momento para mí.
Camila, mi mejor amiga, me invitó a su casa en París, por lo que no dudé ni un segundo en aceptar, subirme a un avión y venir a visitarla. Era la clase de escapada que necesitaba, así que estaba feliz. No había nada que pudiese arruinar mis vacaciones.
Eché un rápido vistazo por el aeropuerto, buscándola con la mirada. Se suponía que ella me estaría esperando para llevarme a su casa, pero no había rastros de la mujer por ningún lado.
La llamé por teléfono, caminando un poco hacia la derecha, alejándome de la maleta. Camila me atendió a los dos tonos, me costó un poco escucharla porque su celular estaba haciendo ruidos raros.
—Amiga, perdón —Dijo—. Se nos hizo re tarde, Leandro mandó a uno de sus amigos para que te vaya a buscar, ya debe estar por llegar.
