II. sweet prince

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TW// violencia, mención de abuso sexual, mención de pensamientos suicidas.  proceder con cuidado.


"Me and my valuable friend

Can fix all the pain away

So before I end my day

Remember

My sweet prince

You are the one."



[Otoño, casi invierno. 2006]



[Dolor. El dolor es imposible de sobrellevar, porque llega a sus huesos en oleadas más grandes que las del mar. Hay sangre. Hay tanta sangre que siente que podría desmayarse. Sus dedos están sobre la baranda del puente, sus ojos celestes miran hacia abajo, su mano presiona el metal. Llora. Llora como un bebé abandonado en un basural, como un pajaro bebé pidiendo un gusano, pero nunca cómo él mismo. Siempre llora como los demás. Ahora, sin embargo, el dolor se siente demasiado propio. Se siente como si nadie en el mundo lo pudiera entender. No, nadie lo entiende, sólo él. Sólo él.

El puente ni siquiera es tan hermoso, podría servir como tumba?

Camina hasta llegar al final del puente. Sus pies queman, quieren subir a la baranda y terminar con todo el tormento.

Pero hoy, quizá, no es el día.]





Suguru tiene pocos amigos, no sale mucho de su departamento y sinceramente no le gusta mucho hablar con la gente. Bueno, si, le gusta, pero tiene un par de recuerdos de mierda en los que debe trabajar antes de vincularse con otras personas. En ese sentido es muy responsable, porque no quiere herir a nadie con las proyecciones de sus propios traumas. Suguru vive una vida tranquila, una vida que forjó con bases en la desesperación y las lágrimas, pero tranquila al fin. Es su mayor logro y su orgullo saber que cuando llega a su casa, a su cama, siente paz.

Pero esa noche Suguru siente que se ahoga. Si, esto también es parte de su vida. En el sueño, hay una mano que quiere perforar su cuello con garras de acero  y que lo hunde en lo profundo de una piscina. Pero esa piscina no es una piscina (porque así funcionan los sueños), sino que es una gran caja de acrílico expuesta a un enorme público deseoso de ver su tormento. La sangre tiñe poco a poco el agua y de repente las garras se convierten en cientos de manos las que cortan su ropa, su piel, sus venas. El dolor es tan intenso que ya no puede sentirlo. No siente nada.

Suguru se despierta por el sonido de tres golpes en su puerta. Son las dos de la mañana, no le extrañaría que fuesen Shoko y Haibara pidiéndole comida o postres porque viven en el departamento de al lado y porque tienen un gran apetito. Mierda. Suguru todavía siente el suplicio infernal del sueño en sus huesos, no quiere abrir la puerta. Pero los golpes vuelven a sonar un poco más fuertes, y piensa que quizá se trata de una emergencia.

(Quiere paz, paz, paz)

Con el cabello despeinado y la remera negra desacomodada, Suguru abre la puerta.

Satoru está allí.

"Perdón... yo..." Satoru se esfuerza por hablar, porque es difícil hacerlo con el labio partido. La sangre se escurre desde el inicio de su cabeza hasta su cuello, donde se vislumbra con grandes manchas moradas por debajo de su camiseta. Tiene el cabello sucio con sangre y algo (ya seco) que Suguru reconoce al instante. De repente Suguru se paraliza. Satoru está partido en un millón de pedazos: su ropa está rota, su rostro está manchado y se toma las costillas con su brazo libre. Aún así, se encarga de regalarle una pequeña sonrisa. "No sabía a dónde ir... y, bueno, recordé tu dirección."

love is suicide • satosuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora