Capítulo 13

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/Dangerous/


₮Ran Haitani.

En cuanto terminé la llamada con Rindou, recosté mi cuerpo en una de las sillas que más cerca tenía, acariciando mi frente cada vez más frustrado.

Los problemas se acumulaban uno tras otro, sin poder hacer mucho para solucionar alguno de ellos. Lo más importante, recuperar la confianza de Aiko.

Era bastante claro que ella aún me culpa del intento de violación por parte de Sanzu y, realmente, entiendo su enfado. Le había prometido que todo iría bien y lo incumplí.

Durante la noche no tuve el valor de hablar con ella. Primeramente porque vi que durmió en otro cuarto y, por tanto, eso significaba que no era un buen momento para hablar. Su mirada, aún por muy inexpresiva que fuera, podía hacer visible la decepción y rabia reprimida que la fémina experimentaba en silencio.

"Si tan solo hubiera mantenido vigilado a Sanzu, nada de esto habría pasado."

—Buenos días.

La monótona pero suave voz de la azabache rompió con el silencio de la cocina. Rápidamente guié mi mirada a donde esta se encontraba, llegando a mi mente los recuerdos de lo sucedido la noche anterior, siendo la prueba irrefutable de los hechos el cabestrillo que ahora portaba en su brazo izquierdo.

—Buenos días, Aiko—.traté de disimular mi nerviosismo ante su repentina llegada.

La contraria ignoró mi respuesta y actuar, caminando directamente hacia la cafetera que reposaba encima de la mesa. Lo único que pude hacer era soltar un suspiro algo exasperado, de verdad quería volver a hablar con ella, pero era bastante evidente que ella no tenía intenciones de hablar, y mucho menos conmigo.

Salí de mi ensimismamiento cuando escuché una leve maldición proveniente de la fémina, haciéndome girar mi rostro hasta encontrarme con la escena que se presentaban junto a mí. Alrededor de la taza de café había un pequeño charco de ese mismo líquido y, reposando en el dorso de la mano de Aiko, una gran rojez aún húmeda por el líquido.

Se había quemado la mano.

—¿Te encuentras bien?—caminé hacia ella hasta lograr ver con claridad la quemadura en su mano, de no ser porque esta rápidamente quitó la mano de mi campo de vista, escondiéndose detrás suya.

—Estoy bien, solo quería tomar algo de café—.respondió de manera seca.

Ella, en su infinita terquedad, volvió a intentar echarse café en la taza, obteniendo el mismo resultado de antes. Sin embargo, y a diferencia de la anterior, decidió no volver a intentarlo.

—Total, ni hambre tenía.

Realmente no entendía como era posible que no supiera echarse una simple taza de café, hasta que no volví a reproducir en mi mente la misma situación una y otra vez, llegando a la siguiente conclusión:

"Usó la mano derecha para echarse el café y le salió mal la jugada. Eso quiere decir que ella es zurda."

—¿Nunca te enseñaron que está mal mentir?—pregunté con voz burlona, dándome una mala mirada.

—Lo mismo te pregunto—. usó un tono desafiante.

—La que miente eres tú, diciendo que no tienes hambre.

—El que miente eres tú, preocupándote falsamente de mí—. sonreí ante su atrevimiento.

—No miento.

𝘏𝘢𝘮𝘦𝘵𝘴𝘶 |  •𝘙𝘢𝘯 𝘏𝘢𝘪𝘵𝘢𝘯𝘪 (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora