Capítulo 15

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/Troublemaker/

₮Ran Haitani

—¿Ran?— salí de mi ensoñación en cuanto oí mi nombre siendo pronunciado por Rin—¿Ocurre algo, hermano?

Primero dirigí mi vista a Rin, sin entender por qué me llamó. Después de eso, noté como el auto estaba completamente quieto, sin movimiento alguno. Dudaba que Rin hubiera detenido el auto solo para corroborar que estaba bien, por lo que guié mi mirada hacia delante, dándome cuenta de un dato bastante impresionante.

Ya habíamos llegado a mi mansión.

Pestañeé un par de veces a modo de traerme completamente de vuelta a la realidad, mientras que Rin no despegaba su vista de mi, preocupado.

—¿Estás bien?— volvió a preguntar con insistencia.

—Se me vino a la mente un recuerdo, eso es todo— traté de restarle importancia al asunto, logrando solo que el Haitani menor me viera con más interés.

Dejando el tema de lado, ambos salimos del auto en dirección a la mansión. En la entrada, fuimos recibidos por los guardaespaldas y guardias de seguridad los cuales hicieron una reverencia para mostrar sus respetos hacia nosotros.

Ignoramos ese acto y seguimos nuestro camino hasta por fin entrar al interior de la casa. Aceleré mis pasos hasta la pequeña mesa del recibidor, dónde se encontraba mi teléfono móvil. Justo donde lo había olvidado.

—Ya podemos irnos— busqué con la mirada a Rin, llevándome la sorpresa de que este no estaba— ¿Rin?

Escuché pasos en la segunda planta, para luego ver a Rin asomarse al principio de estas, dedicando una mirada interrogatoria.

—¿Dónde está Aiko?— esa pregunta me dejó totalmente descolocado.

Ni siquiera me molesté en contestar, subiendo directamente las escaleras con rapidez y caminar a paso acelerado hasta la habitación de la fémina, encontrando el lugar completamente vacío.

Mi ceño se frunció en cuestión de segundos, dirigiéndome con celeridad a inspeccionar el lugar donde se supone ahora debería estar descansando la ojiambar.

Junto a la cama, estaba el teléfono que le di siempre y cuando esta tuviera que salir y, sin embargo, ahí estaba, ella desaparecida y el teléfono aquí.

—Miraré en las cámaras de seguridad, así me ahorraré buscar por toda la casa a ver dónde cojones se ha metido.

Dicho esto, salí de la habitación, seguido de mi hermano, hasta entrar a mi oficina, donde lo primero que hice fue abrir el portátil y comprobar las grabaciones de cada sala. En ninguna de estas se avistaba la presencia de la azabache, haciéndome rabiar aún más.

—Volvamos al cuarto, a lo mejor dejó alguna pista de donde habrá ido— propuso Rindou, al cuál obedecí.

Volvimos de regreso al cuarto, buscando en este algún indicio o algo que faltase. Las pertenencias de Aiko aún seguían aquí, lo que significaba que esta solo había salido para volver en algún momento. Mientras yo rebuscaba en los cajones, el menor se ocupó de revisar los armarios.

—Hermano, ¿tú no le habías comprado a Aiko un vestido rojo?— preguntó el del cabello mullet, a lo que yo me quedé desconcertado.

𝘏𝘢𝘮𝘦𝘵𝘴𝘶 |  •𝘙𝘢𝘯 𝘏𝘢𝘪𝘵𝘢𝘯𝘪 (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora