Capítulo 16

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/E.N.I.G.M.A/

ღRindou Haitani

La encontré.

Desde el primer día supe que no era alguien de fiar o, por lo menos, que no era tan "ideal" como Ran la describía. Lo que no me explicaba era qué hacía en Chiyoda y, concretamente, saliendo de una casa cuya dirección me era demasiado familiar.

-¿Rin? ¿Qué pasa?- la voz de mi hermano me sacó de mis pensamientos, haciéndome dirigir mi mirada y atención a él.

-Solo estaba pensando en algo, nada importante- volví a mirar en donde estaba la fémina, fijándome en que había desaparecido. Sin embargo, pude ver cómo un pequeño trozo de lo que parecía ser una gabardina desaparecía entre los edificios.

¡Tiene pensado volver a la mansión!

Pisé el acelerador, haciendo que Ran instintivamente pegara su espalda al asiento debido a la repentina velocidad. En cambio, yo no le presté mucha atención a su reacción, pues mis pensamientos estaban centrados en aquella misteriosa mujer y sus razones por las que merodeaba en Chiyoda.

-Rindou, vas a decirme qué pasa ahora mismo y más te vale que sea convincente-. exigió el mayor, alzando su índice de manera acusatoria.

-Esa mujer tiene algo extraño, Ran, y hoy mismo te lo haré ver-. fue lo único que le contesté, bajando periódicamente la velocidad del auto al estar ya por las calles de Roppongi.

Pasados unos minutos de conducir con algo más de calma, pude discernir entre las desérticas calles una silueta caminando con total tranquilidad. Le di suavemente al acelerador para no interrumpir el ensimismamiento de Ran y, en cuanto llegué a la altura de aquella persona pude comprobar que era simplemente un hombre que apestaba completamente a alcohol.

"¿Cómo podía siquiera mantenerse en pie?"

Y fue justo ahí que, por el rabillo del ojo, pude ver la misma silueta de antes, escabulléndose entre los lujosos edificios de Roppongi. No necesitaba más pruebas para saber que esa misteriosa persona era Aiko, y con razón no las necesitaba. Esos ojos ámbar brillantes no pasaban desapercibidos tan fácilmente.

Sin pensarlo mucho, volví a acelerar. No iba a permitir que se saliera con la suya hasta que descubriera qué mierdas estaba sucediendo. Ya había conducido por tres minutos, encontrándome al fin con la entrada de la mansión, dejando el coche aparcado de mala manera para que uno de los guardias de Ran se encargara de aparcarlo como era debido.

-¡Rin! ¿Quieres hacerme caso aunque sea solo un mísero segundo?- la enojada expresión de Ran, por querer entender que era lo que sucedía, se hizo notoria en todo el ambiente.

-Aiko no ha estado en la mansión. Salió de ella y justo cuando la buscábamos la vi por Chiyoda- pareció que una pequeña bombilla se encendía sobre mi hermano, haciéndole abrir los ojos como platos.

Lo siguiente que ocurrió me dejó perplejo, y lo digo porque Ran acabó entrando a la casa a pasos agigantados, buscando a la fémina con un enojo cada vez más creciente.

Justo cuando nos íbamos a dar por vencidos, escuchamos como una cerradura parecía ser abierta. Aquello que se ganó nuestra completa atención fue la puerta proveniente de la sala de cine, donde una Aiko con el cabello desordenado, pijama color amarillo y cabestrillo en el brazo izquierdo hacia presencia en el lugar.

-¿Se puede saber porqué armáis tanto escándalo? Son las dos de la mañana- reprochó a ambos para luego llevarse la palma de la mano a la boca y soltar seguidamente un largo bostezo.

𝘏𝘢𝘮𝘦𝘵𝘴𝘶 |  •𝘙𝘢𝘯 𝘏𝘢𝘪𝘵𝘢𝘯𝘪 (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora