Kaori observó el edificio frente a ella con la mandíbula casi desencajada y los ojos como platos. El enorme cartel sobre la entrada no dejaba lugar a dudas: "Hospital de Animales de Konoha".
Su cerebro se negaba a procesarlo.
¿Qué clase de broma pesada era esta?
Se giró hacia su madre, su expresión de incredulidad transformándose rápidamente en furia.
—¿No te basta con tratarme como tu esclava personal? ¿Ahora también me tratas como un Ninken? —gritó, señalando la placa como si fuera un insulto directo a su dignidad.
Anko, que parecía divertirse enormemente con la reacción de su hija, ladeó la cabeza, fingiendo una expresión pensativa antes de responder.
—Eres mi fiel compañera y estoy segura de que darías la vida por mí. Así que, si quieres ser un Ninken, que así sea.
Kaori la miró con los ojos entrecerrados y la nariz empinada, cargada de sarcasmo.
—¿Ahora también me estás llamando perra? —su tono subió varias octavas mientras agitaba los brazos en el aire. —¿Dónde conseguiste tu título de madre, en el mercado?
Anko soltó una carcajada y se inclinó hacia Kaori, con esa sonrisa suya que solo prometía más burlas.
—¿Quieres un premio por buena chica? —preguntó, con un guiño.
La chica rodó los ojos con tal fuerza que casi temió que se quedaran atascados. Se cruzó de brazos, fulminando a su madre con la mirada.
"¿Quién necesita enemigos teniendo a Anko como madre?", pensó con amargura.
Anko no le dio tiempo para replicar.
—Bueno, Kaori, saca esa cara larga y entremos. —Sin esperar respuesta, la agarró del brazo y la arrastró hacia el interior del edificio.
El hospital resultó ser sorprendentemente agradable. A diferencia de la fría estética de otros hospitales, este lugar tenía una vibra cálida y amigable.
Las paredes eran de un blanco impoluto, pero estaban decoradas con imágenes de animales y algunos carteles informativos.
No pudo evitar sonreír inconscientemente al notar pequeños detalles que hacían del lugar algo menos intimidante.
Sin embargo, sus pensamientos se interrumpieron al ver a una mujer castaña acercándose hacia ellas.
La mujer tenía una sonrisa amable y una presencia que irradiaba confianza. Kaori notó de inmediato las marcas rojas en sus mejillas.
"Inuzuka."
Eso lo explicaba todo.
—Anko, me alegra que vinieras. —La castaña saludó efusivamente a su madre antes de dirigir su mirada a Kaori. —Y tú debes ser Kaori. —Sonrió cálidamente, y Kaori, un poco sorprendida por la amabilidad, le devolvió la sonrisa. —Es increíblemente parecida a ti.
Anko avanzó hacia la mujer, dándole un abrazo breve pero amistoso.
—Hana, muchas gracias por recibirnos —respondió, con una sinceridad que desconcertó ligeramente a Kaori.
Kaori aprovechó el momento para observar mejor a la mujer.
"Así que esta es Inuzuka Hana."
Había oído hablar de ella, y no precisamente en los términos más tranquilizadores. Si Hana era la hermana mayor del chico del Ninken,o eso creía, eso significaba que estaba a cargo de los lobos y ninken más poderosos del clan.
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Ninken [Kiba Inuzuka]
Roman d'amourEn un mundo de shinobis, donde el acero y el chakra son el lenguaje de la vida, Kaori nunca imaginó que el aroma a vainilla sería su carta de presentación. Recién llegada a Konoha, su presencia despertó curiosidad, rivalidades y algo más profundo e...