Capítulo 31.

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Gwen.

Tenía miedo de abrir los ojos y encontrarme con mi triste realidad. Encontrarme con el León.

Lo escuché suspirar y después la cama a mi lado se hundió indicando el peso de un cuerpo en ella.

«No te muevas. » Pensaba con desesperación.

-¿Estás despierta cariño? -murmuró con voz ronca, algo en esa voz me dio escalofríos, yo conocía esa voz. -¿Lo estás?

Preguntó una vez más, continúe ignorándolo y fingiendo estar dormida. Me estremecí cuando sus fríos dedos tocaron mi rostro, acariciando mis mejillas, lenta y suavemente. Una y otra vez.

-Siempre me ha encantado la manera en la que reaccionas por mi toque... -susurró en mi oreja-. Tienes que despertar ya, tenemos tanto por hacer.

El peso que había hundido el colchón antes, desapareció y sentí un peso menos en mi interior. Segundos después la puerta de la habitación se escuchó seguida del tintineo de las llaves.

Abrí mis ojos lentamente, asegurándome de estar sola. Estaba en una enorme habitación pintada de color azul marino, pequeños muebles decoraban el fondo de ésta y justo en el centro se encontraba una enorme cama color blanco.

Por las ventanas ya no entraba la iluminación.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente al pensar en lo que iba a pasarme. Él que me cuidaba debe estar furioso, y el León... Él va asesinarme por lo que hice, estoy segura.

"Papá... Si estas ahí, por favor, no permitas que me hagan daño."
Las lágrimas comenzaron a salir silenciosamente mientras rogaba internamente por un poco de ayuda.

El sonido del cerrojo de la puerta abriéndose me alertó, cerré los ojos de nuevo y traté de calmarme.

Un fuerte suspiro se escuchó, seguido de un ruido metálico y una maldición.
-Bonita, ¿pero qué hiciste? -se escuchó la voz de quien me cuidaba-. Esta furioso, y honestamente, espero que jamás despiertes y te enfrentes a él.

Abrí mis ojos lentamente, encontrándome con su rostro lleno de moretones y un poco de sangre seca en su nariz.

-¿Qu-qué te paso? -murmure viéndolo fijamente-. ¿Estas bien? ¿Él te hizo esto?

Él me miro sorprendido.
-¿Cómo puedes estar preocupada por mí después de lo que te e hecho?

Negué en silencio mientras lo veía fijamente.
-Soy Kenneth -susurro sonriendo-. Y lamento mucho todo por lo que te e hecho pasar, yo... Ya me voy, me iré lejos. Y espero que algún día tú puedas hacer lo mismo.

Asentí sonriendo sin mostrar mis dientes.
-No lo hagas enojar bonita -dijo-, y te prometo que buscaré a tus amigos, y les diré donde estás. No importan las consecuencias... Y espero que algún día puedas perdonarme.

Fuertes pisadas se escucharon y comencé a temblar.
-Cierra los ojos -susurro lentamente, pasando su mano por mis párpados-. El demonio viene hacia acá.

Los espasmos en mi cuerpo eran cada vez mas seguidos y fuertes mientras Kenneth continuaba con su mano en mis párpados.

-Solo recuerda lo primero que te dijo en cuanto llegaste -susurro acercándose a mi oído-. El león no siempre es como lo pintan.

Comencé a inhalar y a exhalar rápidamente sintiendo mi corazón latir fuertemente contra mi pecho.

De un segundo a otro el sonido de la puerta abriéndose de golpe hizo que me sobresaltara y que Kenneth mantuviera su mano en mis párpados, apretando suavemente.

-¿Qué haces tú aquí? -bramó el León-. Te he dicho que ya no te quiero cerca de ella, imbécil.

-Solo vine a dejarle la comida -hizo una breve pausa y continuo-. Y a revisar que no tuviera fiebre.
Segundos después sentí su mano retirarse de mis párpados y yo continúe con los ojos cerrados.

-¿Por qué habría de tener fiebre, Kenneth?
Dijo el León, haciendo de su pregunta una amenaza.

-Camino bajo el sol durante horas -habló, y su voz tembló-. Y cuando llegaste le has dado un baño de agua fría, puede enfermarse.

El león rio falsamente.
-Lárgate de aquí -dijo con voz autoritaria-. Y si sabes lo que te conviene... No dirás nada.

-Lo sé.
Dijo, y su voz se escuchaba lejos. La puerta se abrió segundos después y supuse que Kenneth salió.

El león se acercó a mí y acaricio mi cabello lentamente.
-Cariño -susurró-. No te vayas a enfermar. No nos conviene ahora. No te conviene. -corrigió.

Temblé levemente y rogué porque él no lo notara.
Una suave risa se escuchó y supe que estaba perdida. Él ya lo sabía.

-Abre los ojos amor -susurro con cariño, acariciando mi cabello-. Anda, no me hagas esperar y déjame ver esos ojos que tanto que me encantan.

Continúe fingiendo estar dormida, sabiendo que si lo hacia, algo malo me pasaría.

-Ábrelos -ordenó-. ¡Que los abras te dije, joder!

-No me hagas daño -sollocé susurrando-, por favor.

-Llego el momento que tanto esperabas Gwen -la intensidad en su voz me hizo pensar que este era el fin de mis días.

Nicole.

Abrí los ojos sintiendo como el aire se escapa de mis pulmones, comencé a jadear rápidamente en busca de aire.

Una vez más me encontraba soñando con Gwen, siendo torturada por alguien a quien no reconocía, y yo no podía hacer nada. Cada vez que intentaba acercarme a ella era como si fuera un holograma. Cuando la intentaba tocar mis manos atravesaban su piel, y cuando gritaba para defenderla de aquél hombre... Era como si no me escuchara. Como si fuera invisible, como si solo estuviera ahí para ver a Gwen sufrir.
Debido a la desesperación comenzaba a gritar hasta que no podía más.

-Nicole, Nik -murmuro mi madre llegando a mi lado-. Respira, tranquila.
Ella comenzó a inhalar y a exhalar lentamente, y yo la imite.

-Así es, tranquila -dijo pasando su mano por mi cabello-. Sigue así.

-Ya no puedo más mamá. Ya no.
Comencé a llorar y mi madre me abrazo fuertemente.

-Nicole... Se que estas sufriendo mucho por Gwen, que para nosotros era un integrante más de esta familia, una hija, una hermana. Entiendo cómo te sientes, créeme. Pero ya no podemos seguir así. Tenemos que salir adelante, por Gwen -murmuro con la voz quebrada-. Existe la posibilidad de que ella jamás aparezca, y lo sabes. La policía no tiene ninguna pista en concreto, no hubo testigos, no había cámaras, no hay nada que los ayude. -sollocé el doble, sintiendo un fuerte dolor en mi corazón-. Yo no quiero perder otra hija, Nicole, tienes que salir adelante, Gwen no querría verte de este modo.

-Te entiendo mamá, pero, piensa en ella. Esta sufriendo el doble de lo que estamos nosotros. Ella espera que nosotros la ayudemos, que no la dejemos ir. Y yo no puedo dejarla ir, no ahora que Harry apareció,

-¡Despierta Nicole! ¡Harry tampoco tiene esperanzas de vivir! -grito con fuerza, y eso para mí fue como una bofetada en la cara-. Nicole... Yo, lo siento, pero sabes que es verdad.

-Aléjate de mí -susurre-. No quiero verte, vete.

-Nicole, hija... -hablo con la voz dolida, levantando sus brazos para abrazarme otra vez.

«tampoco tiene esperanzas de vivir.» Sus palabras resonaron en mi mente, como un balde de agua fría cayéndome al cuerpo.

-¡Lárgate! No quiero verte.
Bajo sus brazos, rendida ante mi desprecio y camino pesadamente hacia la puerta.

¿Cómo pudo decir eso sobre Gwen y Harry? Jamás le perdonaré eso, el rendirse sobre Gwen.

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Holaa👋🏿, se que dije que necesitaba tiempo para poder actualizar, pero he estado haciendo tarea y tuve un tiempo libre, y lo aproveche para escribir. No se en cuanto tiempo podré volver a actualizar, pues la próxima semana empiezo exámenes globales, y esta semana es definitiva.
Por favor recen por mí, y por no dejar materias😭🙏🏻
¡Las quiero y nos leemos pronto! xx.

Fear. (Secuestrada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora