Capitulo 16 Aguas turbias

189 19 0
                                    


Un rubio corría de un lugar a otro con prisa, entre sus manos unos papeles que debían ser de importancia los apegaba a su pecho mientras emprendía su carrera.

Iba tarde y el nunca, jamás, llegaba retrasado a nada. Preocupado por que se quedo por horas tratando de descifrar la manera de abrir el maldito objeto sin éxito.

Cada avance que realizaba el segundero del reloj se regañaba mentalmente por lo descuidado que fue. Los trabajos entre sus manos no estaban ni remotamente culminados y debía entregarlos a primera hora de hoy.

Maldijo su estúpida insistencia y a su terco corazón.

Al fin llego a su destino, parando solo para tomar un poco del aire que se había quedado en el cruce de peatones al ignorar la señal de alto y lanzarse a la marejada de autos que se avecinaban a su encuentro. El alma casi salió de su cuerpo cuando una chatarra de wolbaguen casi se lo lleva por delante, recibiendo como permio un insulto del conductor que ignoro olímpicamente.

- ¡Namikaze! - esa voz tan conocida lo exalto, haciendo que todo su trabajo se desparramara por el pavimento. Lanzándose como loco a recogerlos desesperado - ¡Llegas tarde!

- Lo siento, lo siento muchísimo... ¡ah! - exclamo al ver como uno de los planos salía volando a la calle en donde una enorme camioneta pasaba y lo pisaba inminentemente - ¡Noooo! - chillo queriendo correr a buscarlo.

Una mano en su antebrazo le impidió cometer tal locura. Al virar su cara unos ojos cenizos le amenazaban intensamente. Se cohibió en su lugar y volvió a pedir perdón en apenas un susurro casi inaudible.

- ¿Qué demonios pasa contigo? Estás loco si quieres matarte.

- Era el plano del edificio en el que trabajo – murmuro cabizbajo.

- El que debías de entregar hoy - adivino recibiendo un asentimiento del rubio - maltita sea - murmuro viendo ahora el sucio y mullido papel en el medio de la calle. Miro al rubio quien mantenía su cabeza agachada, casi al borde del llanto - oye, ¿Qué ocurre? - dulcifico su tono alarmándose por el extraño e inusual comportamiento de su compañero - tú no eres así de distraído... Vamos, Dime ¿Qué sucede?

- Profesor... ya no soporto más... - levanto su mirada azulina cristalina con pesar en sus pupilas - estoy tan perdido, no sé qué me pasa. Llevo días sin saber la razón y me está matando, desgarrándome internamente... Ya no se qué sucede conmigo – Jaloneo sus rubios cabellos en frustración - buscando algo que no sé que es, ni porque necesito con desesperación encontrar... Estoy loco... ¡Estoy arto de toda esta mierda!

Se abalanzo a sus brazos buscando consuelo, refugiarse en ellos para poder desahogar y desgarrar en llanto las lágrimas que durante meses estaba tratando de evitar soltar. Había llegado al colapso de lo absurdo.

El hombre en cuestión solo se dedico a acariciar los hermosos cabellos del rubio, a darle tiempo a que su llanto cesara y se ahogara entre su pecho. Verle así es lo último que esperaba, y le destruía por dentro al no saber la razón de su tan desesperante necesidad.

Los llantos del joven rubio cesaron al fin, y el hombre al cual abrazaba le aparto un poco para poder ver esos bellos ojos cielos llenos de lagrimas. Con ternura limpio cada una de ellas.

- Tranquilo. ¿Te parece ir a mi estudio a hablar de esto?

- Pe-pero el... el trabajo - le costaba hablar entre gimoteos.

- Eres más importante. Puedo arreglar eso luego. Por los momentos necesito que te tranquilices y me sigas a mi estudio a que me explique mejor las cosas, porque sinceramente no entiendo nada y me preocupas en demencia.

Watashi No Shiisai UsagiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora