Capitulo 13 Alegrías... Miedos.

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- Voy a toparme con un mausoleo de apartamento - murmuro al aire.

Aun no tomaba una definición de que escoger, eran demasiados postres y no tenía idea de los gustos del azabache. ¿Y si los dulces no eran lo suyo? Perdía el tiempo hay metido.

- Diablos - susurro al aire.

- Los chocolates siempre son la mejor receta para el amor.

Giro su cabeza a un costado quedando encantado con la persona que tenía a su lado. Lo conocía de hace años, compenetraban bien, de hecho demasiado bien, algo que extrañaba y desconcertaba al rubio. Desde su primer encuentro tuvo la sensación de haberlo visto en alguna parte, le trasmitía un sentimiento de nostalgia y melancolía abrumadora, a lo cual la respuesta del contrario siempre era que se conocieron en otra vida, algo que nunca terminaba de encajarle al rubio. Sin embargo ¿Qué se podía esperar de una persona fanática de lo espiritual? O como sea que se llamen.

- ¡Ey! ¿Pero que hace aquí mi doncel favorito?

Se acerco al chico con entusiasmo y lo alzo en un fuerte abrazo. Luego de unos segundos de risillas entre ambos, lo dejo de nuevo estable en el suelo.

- Estamos de buen humor el día de hoy. Eso ya casi no se te ve - le dedico su sonrisa cálida muy característica - ¿Alguna ocasión especial? - cuestiono sereno como era su costumbre, atento a su entorno y al comportamiento de las personas.

- Bueno... no precisamente - se llevo la mano a la nuca rascándosela un poco, desviando su vista a la derecha - yo diría que ando buscando una especie de ofrenda de paz - manifestó una carcajada nerviosa.

Mientras el contrario juicioso le admiraba cada gesto, cada movimiento, por más efímero que fuera. Todo le indicaba que algo en él lo inquietaba. Y lo curioso era que también experimentaba ese sentir.

Sin permiso tomo sus manos, cerrando luego sus ojos para dejarse envolver por las energías que emitía el rubio a su alrededor e interior.

Por otro lado el blondo acostumbrado al actuar de su amigo se dejaba hacer con total tranquilidad, esperando que su amigo terminara de realizarle su "lectura".

Ese doncel no cambia.

Eso le gustaba.

- Hay alguien... - comenzó a relatar por fin después de unos momentos de silencio, con una templanza en su tono de voz. Sin dejar de soltar sus manos y mucho menos abrir sus ojos - Un joven de duro carácter, sereno pero a su vez volátil. A pesar de tener una actitud fría muestra ser muy sentimental, como también muy reservado y... solitario.

Por fin poso su vista oscura sobre el alto rubio, un brillo filoso se percibía. Al mayor le causo cierto escalofrió, les resultaban tan familiares a los de su querido azabache que le causaba cierta intriga y miedo.

- ¿Qué hiciste, Naruto? Parece que le has dicho algo que le ha causado mucha inseguridad a ese jovencillo.

El culpable agacho su cabeza sintiéndose muy mal al recordar.

Se había dado a la fuga dejando a un claramente alterado Sasuke en casa, mientras el caminaba por las calles sin rumbo fijo, absorto en sus pensamientos y a su alrededor.

Luego de dos horas de tanto martillarse la cabeza llego a una conclusión sencilla, así que había parado justo en el lugar adecuado para empezar a remediar las cosas.

La pastelería.

No esperaba encontrarse con su amigo allí, a pesar de que fuera lo último que cruzo su mente, fue la cereza del pastel. Con él se sentía bien, podía ser el mismo, sin mascaras ni disfraces. El autentico Naruto Uzumaki, tal como lo era de igual forma en casa con Sasuke.

Watashi No Shiisai UsagiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora