Capítulo 6. El Mundo Mundano.

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- ¿Teme? - el rubio le llamaba, pero no recibía respuesta del mencionado.

Sasuke miraba cada parte de su cuerpo sin mover ni un músculo, sólo sus ojos viajan por su anatomía recién recuperada. Decir que estaba en shock era quedarse corto.

¿Que ocurrió? ¿Que lo produjo? ¿Porqué ahora?... Nada, ninguna respuesta a su cuestionario mental.

He de admitir que si sentía alivio al regresar a su normalidad. Esperaba que fuera permanente. Más sin embargo... ¡El no saber nada era frustrante!. ¿¡Como era posible todo eso!?

No se percato en que momento se acercó el rubio, cubriéndolo con una sabana y posando luego una mano en su mejilla. Involuntariamente realizó un respingón.

¿Te encuentras bien? - su voz sonaba realmente preocupada y sus ojos estaban muy atentos a su reacción - tranquilo sólo soy yo.

Muy Cerca, muy cerca, muy cerca.

- Yo... - no sabía que decir. Se halló estoico viendo al rubio frente suyo, ahora del mismo tamaño, semi desnudo - necesito ayuda - pensaba recorriendo discretamente el fornido torso moreno. A ése pasó volvería a despertar su amiguito y esta vez sería demasiado notorio, no podría esconderlo. ¡Mierda! - per-perdón - trató de ocultar su rostro virando a otra dirección que no fueran esos examinantes zafiros. Evitando que sus hormonas se alteraran por su cercanía... Por su olor a cuero dulzón. ¡Por los dioses, que se aleje!

-¿Porqué?

- T-tus cosas...

No capto enseguida, más sin embargo una vez paso su vista por el mostrador y el piso, percibido todo los papeles, bolígrafos, adornos, entre otros objetos personales desperdigados a su alrededor.

- n-no quería...

- Eso son cosas sin importancia, teme - río un poco por el comentario - ¿Qué acoso no te has percatado que has crecido? Sólo fue un accidente, nada más - le decía mientras acariciaba su mejilla superficialmente con el dorso de sus dedos. Empalagando, aún más, las terminaciones nerviosas del azabache.

- No se... qué me pasó - atajo agobiado, eran demasiadas cosas juntas en tan sólo un instante. Primero su arranque de ira, luego el rubio durmiendo indecorosamente, su calentura, los ojos deseosos del rubial, el orgasmo más placentero hasta ahora y el crecimiento de golpe que lo tumbó del mostrador - ¡No entiendo nada! - hiperventilaba, era demasiado que pensar y el pánico de la incertidumbre comenzaba apoderarse de su sistema. Pero no le duró mucho.

Una cálida presión sobre sus labios estaba logrando apaciguarlo. El rubio jugaba con caricias en la mejilla sonrosada del azabache, como también parte de su nuca. Un cosquilleo agradable recorrió el cuerpo de Sasuke y su corazón danzaba desenfrenado. No sabía que era peor, hiperventilar o sentir que moriría derretido entre la dulzura que le otorgaba Naruto. Pero, seguro estaba que prefería seguir así un largo tiempo.

Fue un simple beso, un rose de labios que duró el tiempo necesario para tranquilizar la ansiedad de Sasuke. La decepción fue lo único que persistió en Sasuke, quien lanzó un jadeo de aire caliente al liberarse de aquel beso. Sus ojos brillando como un cielo nocturno lleno de estrellas y sus cachetes carmín le daban un contraste perfecto.

- Oh dios, ayúdame a no lanzarme sobre él ahora mismo - pedía el rubio en su mente ante tal libidinosa visión. Carraspeo su garganta un poco dándose fuerza para aclarar sus pensamientos - yo tampoco lo entiendo, pero me alegro mucho por ti Usagi-chan - declaró sonriendo dulce.

- Ya no soy un conejo - aclaro sonrojado - ¡Y deja de llamarme así, yo tengo un nombre!

- Lo siento, es que me gustas, dattebayo - confesó sin darse cuenta, más al analizar su oración y ver la cara de asombro, del antes conejito, se percató de su resbalón - ¡qui-quiero decir, me-me gusta-ta el apodo! - se le atropellaban las palabras.

Watashi No Shiisai UsagiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora