🥊CAPÍTULO 16🥊

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KEISHA

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KEISHA

He dado tantas vueltas por el salón que no entiendo cómo es posible que a estas alturas no esté ya mareada como un pato.

¡Pero es que no puedo quedarme quieta!

Hace rato que pasó la medianoche y todavía no hay señales de Trenton.

Le he dejado varios mensajes y he bombardeado su móvil – nos lo dimos por si se daba una emergencia – con llamadas, pero nada. No ha contestado a ni una sola.

Y eso me tiene subiéndome por las paredes.

He intentado convencerme de que estoy siendo una exagerada y de que él ya es mayorcito para hacer lo que quiera y cuando quiera...pero está diluviando ahí fuera y nuestra despedida me dejó un sabor de boca mucho más amargo de lo que me habría gustado. Así que, por absurdo que parezca, no me quedaré tranquila hasta que no aparezca.

Sí, oficialmente estoy a punto de mandar a la mierda las reglas (MIS reglas sagradas) por él. He sido sincera con Will y en cuanto me ha traído a casa solo he podido pensar en buscarlo, pero no estaba y cuanto más tardaba en volver, más rápido se disipaba mi valentía.

A estas alturas está casi extinta.

Y sin embargo, todavía quiero verlo y abrazarlo más de lo que he deseado ninguna otra cosa en toda mi vida. Lo cual debería ser preocupante, pero me siento bien.

Me siento decidida.

Eso sí, como no aparezca por esa puerta en los próximos cinco minutos...

Me asomo por trigésima vez a la ventana, maldiciendo al ver la que está cayendo ahí fuera. ¿Cómo se le ocurre salir así? Podría pasarle algo.

Definitivamente debería darle una buena patada en el culo en cuanto vuelva.

Espera, ¡ahí viene! Ahogo un grito que es mitad de alegría, mitad de frustración al percibir su fornida silueta atravesando el porche a la carrera. Incluso desde aquí y con todas las luces exteriores apagadas puedo ver que se ha puesto como una sopa debido a tener que correr desde Dios sabe dónde en plena lluvia.

Debería estar enfadada con él por la tontería que ha hecho, pero solo siento alivio por saber que está aquí. Y bien.

Sin pensármelo más, salgo a su encuentro.

El aguacero se ensaña conmigo y en cuestión de segundos siento como si estuviera nadando en una piscina. El pelo me chorrea agua por todas partes, pero no me importa.

Toda mi atención estápuesta en Trenton, que acaba de reparar en mí y se queda paralizado.

Lleva puesta la capucha y no puedo verle bien la cara, pero juraría que me está rehuyendo y eso, sumado al hecho de que no diga nada, me empieza a mosquear un poco. Así que me aclaro la garganta y pongo los brazos en jarras, bloqueando su camino.

Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora