Alejandra entra a la casa a jugar y pasarla bien, aunque un Salteño aparece y la distrae por completo.
-Dame un abrazo-le pide en un susurro.
Él sin pensarlo se lo da dejándole un beso en la frente.
-Acá estoy para vo', no te preocupes-habla Marcos...
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De a poco abre los ojos tomando conciencia, bosteza restregándose los ojos. No piensa mucho y se levanta de la cama con cuidado, tratando de no despertar a las chicas que se encuentran durmiendo cada una en su cama. Se pone sus sandalias y lo primero que hace al estar levantada es agarrar un libro. Sale despacio del cuarto dirigiéndose al lavamanos.
La luz prendida le molesta a los ojos haciendo que suelte un quejido, deja el libro apoyado en el sillón para poder lavarse la cara sin preocupación de que el libro se llegue a mojar o algo peor. Levanta el rostro observándose en el espejo, el cual detrás de el tiene una cámara. Observa con detenimiento sus pecas es algo que siempre amó en ella, su mirada sube hasta chocar con sus propios ojos, son de un color celestes bien claros. Sonríe un poco ante su reflejo y procede a agarrar su cepillo de dientes, se los lava tranquila y al terminar escupe la pasta dental. Se enjuaga la boca con enjuage vocal y listo.
Al terminar de secarse las manos la pelirroja agarra el libro y se dirige a la cocina, tiene apetito de un café helado, como el que siempre le hizo su papá desde que es pequeña. Mientras lo realiza tararea una canción del potro.
-Busco un amor clasificado en el diario que, para amar, no tenga día ni horario-canta ella en susurros.
A Alejandra le encanta el cuarteto, siempre se divirtió bailando con su papá dichaa música, era una costumbre que en cada festejo bailen juntos al menos un tema de Rodrigo el Potro.
Al terminar el café se va afuera de la casa y se sienta en uno de los sillones cerca de la puerta, la mañana esta bastante calurosa. Ella piensa en que hora será en ese momento
¿10?, ¿8? u ¿11? piensa, cuando en realidad son las seis y media de la mañana.
Abre el libro y empieza a leerlo adentrándose a la historia que es narrada en él. Agradece que le hayan dejado llevarse libros, sino estaría bastante aburrida en la casa sin poder hacer casi nada. Por suerte la chica se entretiene bastante con el libro, la atrapo enseguida. Ale desde pequeña que lee, su papá le inculco esa costumbre, le gusta bastante lo que es fantasía y romance. Aunque el misterio y terror siempre es un buen tipo de genero literario para leer.
Le da un sorbo a su café sin dejar de leer, su trama es algo bastante curiosa; La protagonista es acusada de asesinato, cuando en realidad es inocente, por miedo a la cárcel decide huir. En esa huida se encuentra con un hermoso chico de ojos grises y un muy buen cuerpo, quién se decide en ayudarla.
Escucha como alguien abre la puerta de la casa y voltea a ver quién es.
-Hola prima-le saluda el Salteño y ella le sonríe.
-Hola Mar, ¿Todo bien?-pregunta despacio la pelirroja.
Él asiente y se sienta al lado de ella viendo con curiosidad el libro en sus manos.
-¿Le gusta leer?-pregunta.
-Ehh sip, desde que tengo diez años que leo-suelta una risa ligera y deja el libro en la mesa para prestarle atención al chico.
