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Marcos

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Marcos

No puede ser que se vea tan hermosa hasta dormida.

Después de que haya llorado, que se haya descargado en mi homro, se quedo completamente dormida.

Tenerla así, en mis brazos mientras duerme con su boca medio abierta y su pelo despeinado hacen que me sienta el hombre más afortunado que hay.

Todas las mujeres son hermosas, pero ella es símplemente única.

Ella era linda en cualquier forma.

Si estaba en pijama, me gustaba.

Si estaba babeando por dormir con la boca abiera, me gustaba.

Si estaba en bikini o maya, me gustaba.
Si se ponía ropa ajustada, me gustaba.

Si se ponía ropa ancha, me gustaba.

Si estaba con su nariz arrugada por el enojo se me hacía el ser más tierno y lindo del planeta.

TODO en ella me gustaba.

Ella es tan perfecta que me hace sentir miles de emociones a la vez. Como si fuera un niño teniendo su primer enamoramiento.

¿Qué me hiciste Ester?

Tal vez me hechizo como en esos libros que tanto le gusta leer a ella. Seguro saco de uno de esos alguna receta rara.

Acaricio su espalda observando con determinación cada faccion de su rostro. Todas las pecas que se encontraban en su cara, o incluso los lunares que estaban cerca de sus labios o mandíbula. Le quedaban tan bien...

Si no fuera por los ronquidos que pega, pareceria un ángel mientras duerme.

Ester tiene muchas inseguridades, que no demuestra ni dice. Si tan solo se viera con mi ojos entendería que esas imperfecciones son simplemente hermosas y únicas.

Suspiro con una sonrisa ladeada.

Menos mal dije que no buscaba enamorarme dentro de la casa.

Y terminé incluso peor por una chica de pelo rojo y mirada azulada.

A veces las cosas no salen como uno las espera, así que es mejor arreglarse con lo que se viene y seguir adelante.

-Che, primo...

-Shhh, que ésta durmiendo-silencio a Nacho.

Él abre los ojos y se disculpa en voz baja.

-Te quería preguntar si querías ir a la pileta. Pero veo que estas ocupado-sonríe con picardía, la cuál ignoro.

-No puedo ahora, primo-me disculpo.

Nacho hace un gesto restandole importancia para después guiñarme un ojo.

Jugadora- Marcos GinocchioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora