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Alfa estaba insoportable

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Alfa estaba insoportable. No dejaba de hablar mal de Ariel. Todo lo que él hacía le molestaba.

Otra cosa que estaba sucediendo en la casa eran los celos de Alejandra. Camila se estaba acercando demasiado a Marcos, y a la pelirroja no le gustaba eso. No tenía problema en que sean amigos ni nada, pero la rubia trataba de siempre tener la atención del Salteño, y eso hacía que la pelirroja se moleste.

No se quería llevar mal con la nueva, recién la estaban conociendo. No la quería juzgar de forma despectiva. Odiaba eso.

Rueda los ojos al ver como la rubia mira embobada co,mo Marcos levanta pesas, entrenando bíceps. La pelirroja admitía que su novio estaba re contra bueno, pero para ella que la chica se le quede mirando así, ya era una banda.

Se levanta de su lugar y se tira al agua de la pileta salpicando a la rubia a propósito. Camila se ríe un poco nerviosa y se levanta separándose del primo. Alejandra sonríe victoriosa y le da un silbido a su novio, quién enseguida voltea a verla.

-Cuando termines métete conmigo-le pide la chica y Marcos asiente.

-Esperame que voy por la última serie-le responde él y la chica le tira un beso.

La colorada se mete abajo del agua empezando a nadar con tranquilidad.

Camila luego de eso se había metido a la casa, se encontraba hablando con Daniela. Se estaban aconsejando por amores entre otras cosas. Daniela la escucha pero no le da mucho bola, en cambio Camila estaba feliz de poder hablar con alguien adentro de la casa. Estaba siendo difícil para ella poder hacerse un espacio en la casa, era un poco incómodo ya que la mayoría la dejaba de lado.

Marcos se saca la remera y se tira de chapuzón adentro de la pileta, nada hasta llegar al frente de su novia y posa sus manos ya mojadas en la cintura de la chica. Ella apoya sus manos en los hombros de él dándole una sonrisa ladeada.

- Estas re roja, ¿Te pusiste protector?-pregunta él.

- Sisi, pero como mi piel es tan blanca, me tengo que poner un montón. Sino no me protege nada.

El primo asiente y deja caer su cabeza hasta apoyarla en el hombro de la chica, podía oler su perfume femenino. Era suave y cítrico, le hacía acordar al olor de la frutilla. Deja un delicado beso en la piel de la chica ocasionando que sus vellos se ericen y su piel se ponga como gallina.

El Salteño la hacía sentir tantas emociones juntas, y una de ellas estaba empezando a aparecer. Cualquier roce con el chico hacía que su piel se erice y sus nervios hagan acto de presencia.

Sin saber el porque, su respiración se empieza a agitar suavemente. Traga saliva separando la cabeza del chico de su hombro. Conectan sus ojos mirándose fijamente, se quedan así durante un largo rato hasta que la chica decide romper la distancia uniendo sus labios.

Jugadora- Marcos GinocchioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora