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Nacho y Alejandra estaban tirados en el sillón de la sala mientras hablaban con tranquilidad

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Nacho y Alejandra estaban tirados en el sillón de la sala mientras hablaban con tranquilidad.

-Tengo ganas de comer algo rico-murmura el rubio dejando que la pelirroja le acaricie el pelo.

-¿Cómo qué?-pregunta ella.

Alejandra le estaba haciendo unas trenzas mientras el chico estaba tirado entre sus piernas, con la cabeza apoyada en una almohada. La Santacruzeña estaba sentada en la esquina del sillón escuchando a su amigo hablar del hambre que tenía.

-Hace un montón no como un rico Tiramisú.

Frunce el ceño al imaginarse el rico plato con dicho postre.

-Podríamos hacer algún día.-suelta ella asintiendo- Me acuerdo que mi primo me había enseñado a hacer Tiramisú.

-¿Tenes primos?

-Sí, pero no nos hablamos ya.-se encoge de hombros desinteresada- Hubo pleito familiar así que ya no tengo comunicación con ellos.

Nacho la escucha completamente atento, sin escaparse de ninguna palabra que salga de la boca de la chica. La pasaba bastante bien con su roja amiga, les gustaba cosas bastantes parecidas y hasta llegaban a coincidir en algunas otras cosas.

Nacho la apoyaba y quería, y eso era algo mutuo.

Alejandra quería a Nacho como a un buen amigo, como el amigo que le hizo falta años atrás. Nacho es alguien con el que se puede divertir y hablar de temas serios sin problemas, le saca risas, carcajadas, incluso lágrimas al reír tanto.

-Que feas son las peleas familiares. Acá por suerte nos sabemos llevar bien, aunque es complicado teniendo en cuenta que no sabes que es cierto y que no.

-Todos están jugando Nach.-susurra- Incluso nosotros dos. Por eso no hay que prestar tanta atención a cuando quieren pelear, es mejor no calentarse por eso.-encoje sus hombros, y ata la trenza- Es mejor seguir concentrado en tu juego y en tu mundo.

El rubio asiente de acuerdo.

-Acá somos todos mentirosos.

Alejandra suelta una risa, agarra tres mechones más del pelo de su amigo, y empieza a formar otra trenza chiquita.

-No todos somos como nos mostramos dentro de la casa.-murmura despacio.

-Es cierto, Santa.-frunce el labio asintiendo- Mira vos, tremenda poeta sos. Que genia prima.

Sueltan una carcajada juntos, riéndose de lo dicho por el chico.

-Es que tengo razón Nach, vos en cambio; no.

Chasquea la lengua y le da un codazo haciendo un puchero.

-Que mala que sos, Ester-su burla y ella se limita a reír.

-¿Querés que hagamos algo para comer?, creo que tenemos harina huevo y esas cosas.

Enseguida asiente y se levanta del regazo de su amiga.

Jugadora- Marcos GinocchioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora