𝔔𝔲𝔦é𝔫 𝔏𝔬 𝔇𝔦𝔯í𝔞?

Capitulo 5❄️

—Mi señor Orochimaru.... Me temo que su cuerpo se encuentra en un estado sumamente delicado...—

—¿Cuantas bajas tuvimos Kabuto?

El chico peliblanco tardo en responder por miedo a la reacción de su amo

—A la mitad de sus subordinados y..... Unos cientos de "Org"—

El ahora hombre serpiente golpeó la pared con una de sus manos con notable molestia y maldijo al sphērs Gaara, no creyó que sería una amenaza para el

—Por ahora solo nos reagrupamos, y esperamos el momento para atacar de nuevo, al menos tengo el consuelo de tener las tierras de los Uchihas bajo mi poder— dijo esto último con una maquiavélica sonrisa.

—Si mi señor, fue una gran adquisición de su parte.... Si eso es todo mi señor, me retiro...—

—Hay algo más Kabuto, he mandado a varias de mis bestias ah aniquilar a una triste aldea mixta que se encuentra cerca de la costa.... La cuestión es que ninguna ha regresado a mi otra vez— relataba el hombre con un semblante serio — Se bueno y trae información—

—Sus deseos son órdenes mi señor— respondió el chico saliendo de la habitación, dejando a su amo descansar.

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Sakura

Hace unas horas llegué a Fausto, trato de pasar lo más desapercibida que puedo.

Aún faltan tres días para el torneo, y he buscado más información sobre dicho evento, solo habrán dos ganadores, primero y segundo lugar, el número uno tendrá ha escojer entre los dos premios, dejando sus sobras por así decirlo, al ganador número dos.

Supe que los cinco esclavos que tienen como premio en el torneo, son los hijos del difunto rey Vampiro, al parecer los príncipes llegaron heridos a Fausto días después del ataque a sus tierras, y fueron capturados.... Yo solo quiero el talismán, esos príncipes vampiros podrán salir de esta, ese no es mi problema..... Además no tengo idea de quién rayos sean....

Ahora me encuentro un una habitación que rente, este lugar está colapsado a causa del evento, Fausto no es un lugar pintoresco para cohabitar.

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Llegó el día del torneo, todos en Fausto se dirigían a la arena número siete, hay se llevaría acabo el evento. Cientos de espectadores llenaban las gradas del lugar y no daban abasto a nadie más.

Solo veinte participantes habían pasado las rondas preliminares. Cuando Sakura hizo acto de presencia en la arena, por un momento todo se silencio, muchas personas creían que la chica que había entrado a los cuatro laberintos era solo un mito, otros conocían las historias pero nunca la habían visto en persona, o que la podré había muerto hace tiempo, así como también habían personas que apenas se enteraban de su existencia....

Pero este día todos supieron quien era Sakura Harūno, la princesa Sphērs exiliada, señora de los cuatro Laberintos. Y por acto de magia, el silencio desapareció dando pasos a los aplausos y bullicio del público.

Para la chica sphērs fue pan comido avanzar, solo se valió de su manos para lograrlo, ganando siempre por nocaut, evitando a toda costa matar a sus contrincantes. Y lo sabido por todos al final del torneo se hizo presente, la pelirosa obtuvo el primer lugar, dejándole el segundo puesto a un tal Zabuza.

Habían dejado media hora de descanso a los ganadores antes de reclamar sus premios, premios que Sakura aún no había visto con sus propios ojos.

La chica se interno en una taberna dispuesta a comer algo mientras la hora de regresar a la arena llegaba. Cuando dos hombres tomaron haciendo detrás de ella, sin notar su presencia.

—¿Y que harás ahora Zabuza?—

—¿De que me hablas mocoso?—

El chico frente a el suspiro y hablo nuevamente

—Hablo de que viniste aquí solo por el talismán, pero es obvio que la princesa lo querrá también.... Eso te deja a los vampiros—

El hombre dejo lo que hacía para ver la cara de su compañero.

—Lo se... Son cinco vampiros, pero solo uno es adulto, los otros cuatro son unos críos— Colocó una de sus manos bajo su barbilla, pensativo — Sip, voy a matar a los pequeños, solo me quedaré con el mayor para que haga mis recados, o también puedo vender a los niños al burdel de Cato, se que les gusta divertirse con infantes en ese lugar—

Sakura tenía en su mano un vaso de vidrio,
el cual hizo añicos, a causa del coraje que le dio haber escuchado la conversación de esos desgraciados.

Iracunda salió de la taberna rumbo a la arena.

"No sabía que eran niños"...... fueron los pensamientos de la sphērs