Capitulo 23❄️

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Madara, Obito, Itachi, Shisui y Sasuke consumían a miles de "Org" con sus llamas negras que nunca se extinguían, un ataque que Madara les enseño, así como su padre un vez le enseñó también a él. Kakashi empleaba uno de sus mejores ataques defensivos, un enorme dragón de Fuegō, este se paseaba por el campo de batalla esparciendo el pánico en nuestros oponentes. Yo hacía uso del Dön que me obsequio el Laberinto Tharkas, de mis manos emanaba ráfagas de fuegō.

Mantuvimos ese mismo ritmo por cerca de casi cuatro horas, estábamos exhaustos, emplear por tanto tiempo los Dönes de los Laberintos era un trabajo sumamente agotador. Hasta que el enemigo encontró la forma de llegar a nosotros, usándose entre ellos mismo como escudos de carne, esas bestias eran inteligentes; malvadas, asquerosas, sádicas, pero inteligentes.

Nuestro estratega al mando de la aldea notó nuestra fatiga, las flechas al otro lado de las barreras no se hicieron esperar, dándonos ha nosotros tiempo de retirarnos a la aldea. Apenas coloque un pie en la aldea.

—¡ATAQUES DE TIERRA!

Grité a los hombres lobos colocados estratégicamente detrás de los arqueros, estos materializaron rocas gigantes de sus manos que fueron dirigidas al enemigo. Hasta ahora nosotros teníamos una mayor ventaja sobre la situación, cuando el enemigo atravesó una de las zonas que habíamos marcado, supimos que era tiempo de que las tropas de cambia formas y hombres lobo atacarán.

—¡Minato! ¡Shikamaru! ¡Es su turno!— Gritó Madara, todos siguieron sus órdenes inmediatamente ¡Naruto! ¡Tu te quedas aquí! ¡Tu irás conmigo después! El rubio menor acató sus órdenes sin rechistar.

Las puertas de Konoha se abrieron para dar paso a nuestro ejército.











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Por dos días nuestras tropas hicieron frente a esas bestias, tuvimos muchas bajas, más de las imaginadas. Hace un día Madara salió al campo de batalla, junto a sus hermanos y Naruto, no los he visto desde entonces.

Los arqueros no habían dejado de disparar flechas ni por un segundo. Me encuentro en el lugar más alto, en este lado de la barrera, usando mis poderes de conversión disparando dagas de hielo a los enemigos.

Evaluó la situación en el campo de batalla, bajo del lugar en el que me encontraba, y doy órdenes de retirada, todos acatan mis órdenes. Salté del lugar en donde estaba, aterrizando en el lugar de la batalla, mientras mis hombres se reagrupan, yo cuidare sus espaldas. Materializó dos espadas, una en cada mano, y empleo todo mi poder.

Este lugar era horrible, el olor de la sangre ligado a la putrefacción de esas bestias, y los gritos de los heridos, no quería estar aquí, pero, logré aguantar una hora, mate a miles, los retuve solo el tiempo que duró la retirada. Comienzo una carrera devuelta a la aldea, ahora es el turno de ellos cuidar de mi trasero.












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Los hombres de Orochinaru avanzan, pero cuando llegan al lugar de las barreras, su avance es frustrado, por más que quieran pasar de hay no podrán, mis barreras son impenetrables.

—¡Magos! ¡Hadas! ¡ATAQUEN! Ordenó.

Está en la primera orden que reciben estas razas desde que comenzó la pelea, los magos atacan sin piedad alguna, y las hadas, siempre creí que eran seres pacíficos, pero la forma en la que usaban sus raíces no lo eran, antes creía que las hadas solo podían usar sus poderes alimentados de la felicidad, pero también lo hacen de odio...

—¡Traiganme a Kurenai de inmediato!— Ordeno a un joven que estaba cerca de mi.

—¡SI MI SEÑORA!— Y sale corriendo.

Con los magos y hadas, encargados del ataque, el resto de mis hombres podrá descansar. Hay muchos muertos y heridos, curo a todos los que mis ojos alcanzan a ver.

—¿Niña Sakura, me llamaste?

Si Kurenai lo hiceMe dirijo a ella, estaba un poco agotaba Quiero que con tus raíces, encuentres los cuerpos de los caídos.... Y los coloques en el campo de entrenamiento número nueve—

—¡De inmediato! Y así como llegó, se alejo de mi.






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Habían pasado dos horas más en lo que los ataques de los magos y hadas no cesaron, las tropas ya estaban un poco descansadas, ya no quedaba ningún herido de gravedad, Kurenai había seguido mi orden y la había terminado.

Llevo un rato buscando a mis vampiros, pero no los encuentro por ningún lado.

Son increíbles—

Los Uchihas son muy fuertes—

—¡MI REY USTED ES El MEJOR!

Cientos de halagos dirigidos a los vampiros eran pronunciados cada segundo, me dirijo a las personas cerca de las barreras... Y hay los encuentro.

Los cinco estaban parados uno junto al otro, con sus miradas al enemigo, sus ojos está vez no eran rojos, eran Morados.

Cuando me acerque más a ellos, ví lo que hacían... Madara y Sasuke usaban su Rinnegan para controlar a Sussano, un gigantesco soldado, aplastaba todo a su paso, muestras que Itachi, Shisui y Obito, tenían bajo su poder a varios "Org" eran sus títeres ahora, y los obligan a atracar al los hombres de Orochinaru. Me acerco a ellos, dejo un pequeño beso en sus mejillas y me voy, dejándolos con su labor.



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Cinco días habían pasado, habíamos aniquilado a un gran número de los hombres de Orochinaru, la serpiente estaba enojada. Casi habíamos aniquilado a sus preciadas bestias, no tenía más opción que mandar a sus subordinados al campo

Estamos todos a salvó de este lado de la barrera, el problema es que Orochimaru bloquea la puerta de la aldea completamente, sus planes son mantenernos aquí hasta que sucumbamos de hambre, pobré iluso.

Junto al consejo habíamos planeado que magos crearán portales, justo detrás de las tropas de Orochimaru. Los atacaremos por la espalda, creando una distracción, alejándolos de la entrada lo suficiente para que Asuma ataque con sus hombre, así Orochimaru no tendrá escapatoria.

¡Kakashi, Minato, Naruto, Itachi, Shisui, Obito, Sasuke! Ustedes vendrán conmigo!

Yo también iré Sakura!

Suspiré cansada, sabía que Madara se pondría a la idea de dejarlo aquí.

Llevas cinco días consecutivos usando tus poderes, y no has descansado ni un segundo, quédate aquí y descansa ¡Es una orden!

—¡No me hagas reír Sakura! ¡Solo en tus mejores fantasías lograrás hacer que me separé de ti!

¡Este hombre es imposible! Le regaló una mirada mortal y me dió la vuelta. El me toma de la cintura y me pega el, besa mi mejilla.

Te amoEste hombre es insoportable —¡Abran los portales!









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Los hombres de Orochinaru no vieron el ataque venir...

𝔔𝔲𝔦é𝔫 𝔏𝔬 𝔇𝔦𝔯í𝔞?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora