Luego de despedirme de la pareja, emprendí mi camino nuevamente, llegue a Etas, y pasaba al frente de cierta librería, cuando ví los libros que Itachi observaba la otra vez, mis pies se dirigieron a la librería por si solos, algo inaudito.
—Buenas tardes señor ¿cuanto pide por esa colección?— Le dije señalando los libros que quería.
El hombre me vio estupefacto por un momento antes de contestar a mi pregunta
—Esa colección en especial es sumamente rara y única...—
Rodé los ojos, segura que me clavaría los libros por una buena suma de monedas
—Señor tengo prisa, por favor, al grano—
—Si si claro, se los dejo en ciento veinte monedas de oro, un precio exelente por su escasez en el mercado—
Con una vena saliendo de mi frente, pague al ladrón y salí de ese lugar, con los ocho libros en mi mano, todo sea por Itachi, tarareaba en mi mente. Guarde los libros en un pergamino, un truco que una vez me enseñó un hombre llamado Kakashi cuando yo tenía once años, como estara? El y su esposa una vez cuidaron de mi, pero no los he vuelto a ver.
Salí de ese poblado, y cuando tenía medio día de camino ví que había que tomar un atajo, por un desplazamiento de tierra que había ocurrido, espero que los niños estén bien junto a Madara, seguí mi camino cuando observé que una gran roca había caído destruyendo gran parte de ese lugar, creando algo parecido a una cueva, en un barranco que estába cerca del camino, me quedé viendo hacia esa cueva, pero estaba muy lejos, y todo se veía oscuro y tenebroso, por alguna razón me dieron ganas de ir a ver más de cerca, pero ya quería llegar con los chicos, ignore mis deseos y reanude mi andar.
❄️
La noche me alcanzó cuando casi llegaba al lugar donde me encontraría con los vampiros, una leve luz captó mi atención, me dirijo a dicho punto y cuando estoy en la entrada de la cueva, supe que esa luz que ví antes era una fogata. Feliz me dirijo a ellos, pero algo andaba mal, los mellizos estaban sumergidos en un trance total viendo las llamas, en sus mejillas habían rastros de caminos de lágrimas secas, Sasuke lloraba a mares silenciosamente, Madara parecía un tigre enjaulado, caminando se aquí para allá, y Obito......
¡Un momento!
—¿Donde está Obito? Cuando dije eso Madara me dirigió una mirada de Odio absoluto.
Se dirigió a mi y tomo mi cuello fuertemente levantándome del suelo unos buenos centimetros
—¡Todo esto es tu culpa maldita!
Me acusaba el pelinegro, causando que los más pequeños se asustaran, pero fueron callados por el mayor de ellos.
—¿De que rayos hablas Madara? ¿Dónde está Obito?—
—No actúes como si te importará— nunca había visto tanto odio en su mirada ni tanta hostilidad en su voz como ahora, pero me lastimo profundamente que los empleará conmigo —¡SIGAN El SENDERO HASTA QUE LLEGUEN Al RÍO! ¿LO RECUERDAS? ¡ESAS FUERON TUS PUTAS PALABRAS! POR TU CULPA OBITO ESTÁ MUERTO
Molesta por su acusación, le atiné un golpeó brutal que lo tiró al suelo, el yacía en el piso, boca arriba ante mi, rápido me coloque sobre el, el peso mayor de mi cuerpo lo deje caer sobre su cintura, con mi rodilla derecha paralice su brazo izquierdo, use mi brazo izquierdo capturando su brazo derecho, Madara no tenía escape, pero yo aún tenía una mano libre, de la cual se materializó un cuchillo de hielo, que fue directo a su garganta, fue inevitable no cortar un poco de su piel.
—No me culpes a mi de tu debilidad, y tampoco me culpes de lo que allá pasado mientras no estuve, solo te dije que los trajeras aquí! Eres un desgraciado Uchiha! ¿Cómo te atreves a decir que fue por mi culpa?— Le escupía en la cara mientras unas lágrimas de irá salían de mis ojos —¡AHORA TÉ ORDENO QUE LE DIGAS A TU AMA LO QUE PASO!—
—El sendero estaba colapsado y tuvimos que buscar otro camino, pero de la nada unas rocas cayeron... ¡Y no pude tomar a OBITO! Esa roca lo llevo hasta lo más profundo de un barranco y aplastó la mitad de su cuerpo! Yo me quedé con el pero cuando le dije que no lo dejaría, la runa descargo una carga eléctrica sobre ellos— Madara llorada mientras me contaba lo sucedido —¡Tuve que irme! No podía hacerle eso a Obito, él ya tenía suficiente—
—Ya vuelvo— Fue lo único que dije.
Salí de esa cueva rumbo al lugar que había visto hace horas, algo en mi sabía que Obito seguía con vida, el es un chico fuerte, lo sé.
Estaba molesta con Madara ¿Como se atrevía a decirme eso? Yo solo trato de ayudar.
❄️
Estoy al dorde del barranco, es una larga caída, pero no me importo, solo salte, aterricé de manera exquisita, pero este no era momento de elogiar mis cualidades. Cree fuego de una de mis manos, y me adentré en ese lugar.....
....Y hay estaba Obito, la mitad de su cuerpo bajo la roca, cuando estuve a su lado toque su única mano y el la apretó levemente y sin abrir su ojito.
—Sa saK-ura— Pero fue tan bajo que hasta creí que lo había imaginado.
—Tranquilo pequeño te voy a sacar de aquí—
Cerré mis ojos y toque esa gran piedra, no podía destruirla así como así, por miedo a lastimarlo más, por impulso solo la cubrí con agua y luego la transforme en pétalos de flores, algo en mi interior me dijo que hacer, nunca lo había hecho pero gracias al cielo funciono. Cuando la piedra dejo de existir, ví el cuerpo de el vampiro, todo el hemisferio derecho de su cuerpo estaba destrozado, llorando lo tome en mis brazos y use el toque divino en él...... Y está vez funcionó. Porque sabía que está vez si era diferente, después de tantos años de haber cerrado mi corazón al amor... Yo amaba a estos niños, y no dejaría que me quitarán algo que amaba, está vez no.
—Toma de mi sangre cariño— El lo hizo y cuando terminó me habló
—Sakura estoy muy cansado—
—Lo se mi amor, ven aquí—Lo lleve en mi espalda
—Gracias por no dejar que muriera.... —Fue lo último que escuche de el antes que cayera en brazos de Morfeo.
Seguí corriendo con el, hasta que la cueva dónde están los niños y el malnacido de Madara entro en mi rango de visión.
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𝔔𝔲𝔦é𝔫 𝔏𝔬 𝔇𝔦𝔯í𝔞?
FanfictionLa princesa Sakura Harūno de la raza de los Sphērs, segunda hija de los patriarcas Harūno es un niña inteligente y Hermosa. Luego de la muerte de su madre, su padre no tolera tenerla cerca porque le recuerda a ella. El toma la decisión de exiliarla...