Cap 16

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— En serio? — pregunté atónita.

— Empiezas a trabajar en dos semanas — se dirigió a la niñera — mientras yo trabajo Lilith lo cuidará bien — le dio un beso en la mejilla a Jim.

— Qué? No puedo cuidar de él, empiezo mis clases dentro de tres días — gruñí.

— Pues… lo cuidas esos tres días — me miró con incredulidad.

— Qué? Tengo que preparame para el examen de admisión — grité enojada.

— No que ya te habían admitido? — preguntó confuso.

— Si! Pero si quiero estar en la mejor clase tengo que pasar el examen — mentí.

— Que curioso — hizo un gesto de desconfianza — Nunca escuché sobre tal examen — acto seguido subió las escaleras.

— Señorita por qué usted no me quiere? — preguntó lloriqueando el niño.

— No es así cariño — me agaché y sonreí desordenado su cabello.

Corrí escaleras arriba y fui a la habitación de Vicenzo, se encontraba deshaciéndose de su camisa.

— Qué te pasa eh? — entré dando un portazo.

— Mientras más necia seas más presión te haré — susurró dando un suspiro de indignación.

— No estoy siendo necia! — grité — te imaginas una niña de 18 años cuidando a mocoso de 4 años? — pregunté riendo con ironía.

— Qué carajos quieres que haga? — gritó abriendo sus brazos — es el hijo de la mujer que perdió toda su juventud ayudándome cuando vi morir a mi madre, la misma que casi muere en un incendio tratando de salvarme, a ahora quieres que deje a su hijo en un orfanato? — vociferó — Si eso quieres vete de esta casa, pero a ese niño no lo dejaré atrás — comentó exigente.

— Qué no lo dejas por nadie eh? Así como no me dejabas a mi por nadie? — me miró confuso — Yina me lo contó todo, incluso lo que me hizo en el hospital — sonreí — hubo un momento en el que creí que en realidad no me cambiarias por nadie, pero... que me hizo pensar eso? — me limpié las lágrimas — me di cuenta que no soy nada para ti. Alguna vez me viste como algo más que una niña malcriada? — pregunté.

— No fue eso lo que quise decir…— interrumpí su tono de arrepentimiento.

— No hace falta que me lo repitas, yo ya entendí, ahora no tengo dudas. Fuiste bien claro no? — me di la vuelta para irme como dijo antes.

— Lilith…

— Ya basta Vicenzo — grité y abrí la puerta de la habitación — Ah! Por cierto nunca dije que no estaba de acuerdo con cuidarlo, y mucho menos dije que lo mandaras a un orfanato, no sería tan cruel — di un portazo y salí enojada, bajé las escaleras a zancadillas y me encontré abajo con Kim, la niñera Na y el niño Jim.

— Señorita Lilith…

Habló el secretario Kim al que atravesé con la mirada. Salí de la casa y afuera me encontré al asistencia Bi que recién llegaba al lugar.

— Señorita necesita el auto — preguntó caminando hacia mí.

— No necesito nada que venga de ese idiota — grité, y una vez que me incorporé a la carretera tomé un taxi al que le hice seña.

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Tomé una penca de palma y me deslicé por aquel campo de flores blancas, ni aún eso me hacía sonreír, cuando ya logré ver la vista al mar grité enojada.

— Vicenzo eres un idiota — me desahogue — te odiooooooooo — grité aún más fuerte.

Me senté apartando las flores que habían y me dejé caer entre el césped.

— Eres un idiota no volveré hasta la noche, tomaré mi equipaje y me marcharé de tu inmensa casa — gruñí mientras destrozaba una flor.

Qué valija? Se quemó todo en el incendio.

O.P.V

Me dirigí a la propiedad de Vicenzo y aparqué frente a ella, seguí con la vista a Lilith que salía furiosa y flamígera de de la casa y se dirigió en la dirección contaría a mi sin notar mi presencia, esperaba que al menos dijera "Oh Stevens saludos" subió a un taxi al cual le había hecho algunas señas.

La seguí hasta el campo de flores al que la había llevado antes. Se ve divertida deslizándose en la penca de palma, reí al verla tan enojada que ni siquiera la adrenalina le sobrepasaba su furor. Desde arriba la escuché gritar a la vista del océano.

Vicenzo eres un idiota aaaaa — gritó a los cuatro vientos — te odioooooo — después de esto suspiró.

Se dejó caer entre las flores y destrozó algunas, tanta molestia me hizo reír, parece una niña, de hecho lo es. Me senté en una pierda debajo de la preciosa y bondadosa palma que me regalaba sus pencas para deslizarme por este bello campo. Pasada una hora esperando a que hiciera algo como darse la vuelta y verme, no hizo nada, solo se quedó allí tendida.

— Lilith? Despierta — la sacudí una vez que bajé.

— Eh? — se despertó.

— Como puedes dormir ahí? — pregunté burlándome mientras me sentaba a su lado.

— No tengo ganas de ir a casa — gruñó.

— Supongo que Vicenzo volvió a hacer de las suya no? Aún cree que eres una niña malcriada? — la miré sonriente, ella aún estaba con su ceño fruncido.

— Que gracioso que lo digas — destrozó otra flor — Ahora se cree que soy una mujer con la suficiente experiencia como para cuidar criar a un niño — respondió con ironía.

— Qué? Ya estás embarazada? — me asombró — Vicenzo siempre a sido un pervertido y depravado sexual, pero nunca se ha sobrepasado con una niña — comenté — Ya eres su novia? — la miré con picardía.

— No! qué dices? Estás loco? — gruñó — No es mi novio, y tampoco estoy embarazada, ni siquiera he estado con el — susurró.

— El es buena persona…

— Por cierto, necesito encontrar un alquiler. Me puedes ayudar? — me interrumpió.

— Te puedes quedar en mi casa…

— No gracias, ahí Vicenzo me encontrará muy fácil, a demás no sería apropiado — volvió a interrumpir.

— Apropiado? Lo dice quien vive con un depravado sexual? — me sonrío irónicamente.

— No me cuestiones eh! No tenía idea de las costumbres que tienen los coreanos, ya he aprendido muchas de ellas y se que no es apropiado vivir con un hombre que no tiene lazos familiares conmigo — replicó.

— Vale te llevaré a uno de mis apartamentos que no uso, te quedarás ahí, así no tienes que pagar la renta — informé, me miró alegre de no tener que gastar su dinero.

O.P.V

Subimos al auto que estaba aparcado cerca de algunas flores y nos dirigimos hacia la casa de Vicenzo, cabe decir, a la mansión. Una vez que llegamos toqué el timbre, este abrió y nos miramos a los ojos.

Quisiera regresar, lo necesito cerca de mi, pero él lo dejó todo bien claro.

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Mi Sr Vicenso CassanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora