Cap 15

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— Vienes solo verdad? — preguntó el mismo hombre que secuestró a Lilith en su primer día en Corea.

— Si! — respondí y bajó el arma.

Nos adentramos en el lugar hasta que vi a Lilith en una silla atada y con una cinta adhesiva cubriendo su boca, se desesperó al verme y frunció el ceño.

— Yina? — apareció esta, no me sorprende verla, ya que intentó matarla una vez.

O.P.V

Me puse frente a Vicenzo y sonreí con ironía.

— Es tú hora de sufrir Vicenzo Cassano — comenté.

El mismo que lo recibió le apuntó nuevamente con el arma hacia la cabeza

— Mataste a Shin, tu querida hermanita, y mataste a mi padre — me quejé — te mereces sufrir como sufrí yo — repliqué.

— No seas sinica Yina, tú nunca sufriste, ni siquiera te importó que ellos murieran, estabas tan feliz a mi lado que ni siquiera recordaste a Shin y a mi padre — gritó.

— Qué dijiste? — el ambiente se puso tenso — tú padre? Estás loco? — reí para esconder mis lágrimas.

— Por qué crees que el Señor Choi me dio toda su fortuna? Por qué crees que ayudó a mi madre? Por qué me acogió cuando se enteró que había llegado de Italia? — gritó — Y por qué crees que te dejó ser mi novia y no te dejó nada de su herencia? — preguntó riendo — Es porque no eres nadie, porque no eres su hija, solo eras la hija de una empleada que lo amenazó diciéndole que le diría a su mujer estéril que la estaba traicionando con mi madre la verdadera heredera de todo lo que tenía el señor Choi — vociferó — El señor Choi siempre quiso más a Shin y a mi, incluso más que a su riqueza, por eso me dejó todo, porque Shin y yo somos los verdaderos herederos de todo — gritó para reírse luego.

Le quité el arma al señor Wang, puse mi dedo en el gatillo y apreté el arma contra su sien.

— Eres un maldito, otra mentira más? Siempre supiste esto y nunca me lo dijiste — grité llena de ira y con lágrimas en mis ojos — Stevens — llamé — no temes que el mismo hombre que atropelló a Lilith te mate a ti también? — pregunté con cierto tono de chantaje.

— Que? No fue Join quién atropelló a Lilith? — preguntó confuso.

— Join? Cuando lo has visto? Ni siquiera lo conoces! Es un personaje inventado! A quien visitaba ese día en el hospital era al mismo que atropelló a tu querida novia, al señor Wang — me reí — Stevens — grité nuevamente para que entrara en acción.

Entró el susodicho y apuntó a la cabeza de Lilith.

— Stevens? No lo hagas — dijo Vicenzo nervioso.

Miré a este y me reí en su cara.

— Ella va a morir primero — una vez que dije esto vi a dos hombre de Stevens entrar y agarrar a Vicenzo dejándolo inmóvil

— Que esperas? — pregunté a Stevens.

Este me apuntó y disparó a mi muslo, luego disparó a mi ayudante en el mismo lugar

— Que haces idiota? — grité triada en piso tapando mi herida para que dejará de sangrar.

— Déjenlo, y desaten su cuerda — señaló a la chica, los hombres soltaron a Vicenzo y corrieron a liberar a Lilith — Nunca tuve la intención de ayudarte en este loco plan Yina — caminaba hacia mí — lo acepté porque era la única forma que tenía de protegerlos, Lilith me recuerda mucho a Shin, son idénticas hasta quisiera proponerle que sea mi novia — se agachó frente a mi — tristemente es la novia de mi mejor amigo, éramos tan unidos y por tu culpa nos separamos — sonrió — eso no va a seguir así Yina — susurró.

O.P.V

Cuando me quitaron las cuerdas corrí hacia Vicenzo y lo abracé con todas mis fuerzas

— Pensé que no te vería más — dije, y me abrazó al escucharme.

— Señor Vicenzo — llegó el secretario Kim gritando y corriendo como loco, junto a la policía — Por qué te fuiste sin decir nada? Te dije que lo resolvería todo — gritó sofocado.

La policía entró y se llevó a Yina y a su cómplice.

— Gracias — el señor Vicenzo se acercó a Stevens.

— Eres mi hermano — chocaron puños y se abrazaron.

#

En el auto de regreso a casa conducía el secretario Kim y Vicenzo iba junto a mí en los asiento de atrás.

— Por qué dicen que tú mataste a Shin y al señor Choi? — pregunté dudosa.

— Fue un accidente… olvidé apagar la cocina y se incendió todo, yo fui el único que sobrevivió por esa razón me culpan a mi — me contó.

— Señor! Por qué lo hizo? — replicó el secretario Kim viéndolo por el espejo — su abogado me allanó y me dijo lo que hizo con las acciones — se quejó.

— Qué querías que hiciera? Que se las de a Yina? Si me pasa algo todo queda en tus manos, te lo mereces, has trabajado duro durante muchos años, que más podría hacer que darte mi herencia? — preguntó este.

— Y que pasará con la señorita Bianchi? — preguntó Kim.

— Que pasa conmigo? — gruñí confusa.

— Qué podemos hacer? Ya pertenece al grupo de accionistas de la compañía, tiene que aprender todo al respecto — contestó.

— De qué hablan? — pregunté perdiendo la paciencia pero me ignoraban.

— El niño Jim está en la mansión esperando con la señora Na — informó Kim.

— Vamos allá — respondió Vicenzo y eso hicimos.

#

Una vez que llegamos a la mansión del señor Vicenzo, la cual es como un palacio, entramos y en la sala había una señora mayor y un niño pequeño correteando por todos lados.

— Oh oh cuidado pequeñito — sonreí al verlo chocar conmigo — Hola — desordené su cabello, apenado fue corriendo a donde su niñera.

— Señor Vicenzo — la señora Na se puso de pie al vernos.

— Qué la trae por aquí? Ya he ordenado que le den el dinero para este pequeño — dirigió la mirada al niño que estaba abrazado de la pierna de su señora — No lo ha recibido? — interrogó.

— Oh! Si pero… señor yo no puedo aceptar la responsabilidad, mi vida ya es lo suficientemente agitada y cargada para ocuparme de él, además ese dinero no alcanzará para la crianza de Jim — se quejó.

— Kim — habló al señor que estaba detrás de nosotros — dile a mi abogado que quiero la custodia de Jim, que haga esto lo más rápido posible — ordenó.

— Está seguro seguro señor? — cuestionó el secretario.

— Quieres hacerte cargo tú? — preguntó irónicamente a Kim, a lo que este solo respondió con su silencio — A partir de ahora tendremos un niño que criar Lilith — sonrió y fue a donde Jim.

— Saluda a papá campeón — lo tomó en brazos y sonrió — saluda a mamá también — me miró burlón.

— Ella no es mi madre — respondió el pequeñín con su poca estabilidad de comunicación.

Un hijo?

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Mi Sr Vicenso CassanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora