❝d i e c i n u e v e❞

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Era la cuarta llamada de la mañana, una vibración larga y molesta. San suspiró y metió la mano en el nicho sobre la cabecera de la cama y tomó el teléfono.

─¿Qué diablos necesitas en la mañana Ian?. ─ Preguntó San sin amabilidad, frotándose los ojos somnoliento.

─¿Sigues durmiendo? Es la hora del almuerzo, hermano. ─ Se rió Ian a través del teléfono.

─Estaba durmiendo antes de tu llamada. ─ Murmuró San en respuesta. ─¿Qué, hoy es un día especial?.

─En realidad estamos de vacaciones.

─Por eso quiero seguir durmiendo.

─Tú, como siempre estás de buen humor por la mañana. ─ Dijo Ian.

─¿Qué quieres? Habla o me desmayaré del sueño.

─San, ¿Cuál es tu estado de ánimo? ¡Amigo, quedan dos semanas de vacaciones por delante! Deberíamos ir a algún lado... A un club, por ejemplo, o a una fiesta. Seonghwa estaba planeando celebrar su cumpleaños esta semana. Si no lo has olvidado, por supuesto.

─Maldita sea. ─ Murmuró San por lo bajó, cerrando los ojos, por supuesto que se olvidó de todo. ─¿Cómo puedes pensar eso, Ian? Por supuesto que recuerdo.

─Sí, eso es lo que pensé. ─ Gruñó Ian en respuesta. ─En resumen, necesitamos reunirnos de alguna manera... Sin Seonghwa, por supuesto. Tenemos que discutir lo que le daremos. Ya llamé a Hongjoong, las chicas también prometieron ayudar. Por cierto, también puedes invitar a tus amigos, son personas geniales. Entonces, a las dos en punto en mi casa. No quiero discutir sobre esto. ¡Adiós!.

─Genial. ─ Se quejó San, apagando su teléfono y estirándose en la cama.

Después de estar acostado durante varios minutos, San se levantó de la cama a regañadientes; no podía volver a dormirse. Se puso un pantalón de chándal y una sudadera.

San se sentó en su escritorio, acercando su computadora portátil. Después de estar sentado durante mucho tiempo, San se levantó de la mesa y, recogiendo su teléfono de la cama, se dirigió a la puerta, pero se detuvo.

¿Quizás salir por la ventana de nuevo era un opción, así no tenía posibilidad de encontrarse con Wooyoung? Pero su estómago gruñó y San suspiró, la "caminata" de ayer lo había agotado mucho y tenía mucha hambre. Reuniendo fuerzas, San abrió la puerta y salió al pasillo, en dirección a las escaleras. Bajando y entrando en la cocina, el pelirubio se estremeció, Wooyoung estaba sentado a la mesa y, aburrido, enrollaba los espaguetis en un tenedor, sin siquiera levantar la vista hacia San que entraba.

San pasó en silencio junto a él y tomó el café del gabinete, vertiendo un par de cucharas en la taza. Después de preparar la bebida y tomar galletas del estante, San estaba a punto de irse a la sala de estar cuando sonó el teléfono en su bolsillo. Sacándolo de su bolsillo, el chico suspiró y aceptó la llamada.

─Bueno, ¿Qué más quieres?.

─Sabes que acordamos encontrarnos a las dos en punto, hermano. ─ La voz disgustada de Ian hizo que el chico se sobresaltara. ─¿Viste la hora? Las dos y diez minutos. Estamos aquí, solo te estamos esperando a tí.

─Maldita sea. ─ Maldijo San, casi derramando café sobre sí mismo.

─No te preocupes y ven enseguida.

San terminó la llamada y empujó a un lado su café a medio terminar, cuando estaba a punto de salir de la cocina, una voz áspera lo hizo congelarse en el lugar.

─¿Adónde vas?.

─No es asunto tuyo. ─ Espetó San, sin siquiera mirar a Wooyoung. ─¿En serio te importa a donde voy?.

Wooyoung claramente no esperaba tal comportamiento del chico que perpetuamente estaba asustado y tembloroso.

─Escucha, ¿No eres jodidamente grosero conmigo?.

─Ya no seré patético o como tú dices, un maricón. ─ Soltó San con disgusto, todavía de pie, de espaldas a Wooyoung. ─De ahora en adelante, no me voy a callar. Estoy harto de esto y voy a responderte.

Sin esperar la respuesta de Wooyoung, San salió volando de la casa y se dirigió a la parada de autobús más cercana; ahora tenía media hora de retraso.




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Red line ; woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora