-4- La cabaña del árbol.

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Se sentaron en las ramas de los árboles mirando el paisaje.


-Vaayaaa que buenas vistas, Alexa.

-Sabía que merecía la pena.

-Me alegro de haber venido.

-Sí, sí, porque este es el momento de descanso. Espérame aquí sentada. -Dijo Alexa bajando del árbol a toda prisa dejando a su hermana allí sola.


Cuando volvió a pisar el suelo con sus botines negros, echó a correr hacia la parte trasera del orfanato. Alexa había llevado allí varios palés de madera nuevos que había construido ella misma días antes.

Eran varios, pero aún así, sola consiguió llevarlos hasta el árbol, en el que su hermana estaba apoyada esperandola.


-¿Qué haces con eso? -Preguntó Alexia. - ¿Cómo piensas subirlo hasta ahí arriba?

-Con tu ayuda.

-Já. No.

-¿Te crees que has venido a verme trabajar? Porque si es lo que piensas te equivocas.

-Bueno, cuanto antes acabemos, antes podremos disfrutar mejor de las vistas.

-¡Esa es la actitud, Alexia! ¡Muy bien!

-Anda, callate y pasame un palé.

-No, tu coge de un extremo y yo de otro. -Dijo Alexa colgándose la mochila a los hobros para poder subirla hasta arriba.

-Vale. Una...Dos... ¡Arriba!


Las dos hermanas, con sus manos ocupadas por aquellas piezas de madera, subieron el árbol con cuidado para no caerse. Cuando llegaron arriba, Alexia apoyó el palé en dos grandes ramas mientras que su hermana colocaba la mochila en su barriga para poder acceder a las cosas de su interior sin tener que moverse mucho. Sacó dos priedras, no muy pequeñas y se las dio a su hermana mientras que también sacaba una caja de tornillos de distintos tamaños.


-Vale Alexia, tú coloca el palé justo donde estamos ahora.


El árbol era enorme, y sus ramas estaban todas hacia arriba, también eran largas y frondosas, así que eso les facilitaría la construcción.

Alexia hizo caso a su hermana y le dio la vuelta al palé. Subieron una rama más arriba para poder colocarlo bien. Una vez que lo tenía bien centrado lo dejó caer, este se quedó encajado entre todas las ramas. Despues, Alexa cogió una piedra y varios de los tornillos que ya había sacado anteriormente. Se puso de cuclillas sobre en palé que acababa de colocar su hermana y clavó un tornillo a un trozo de madera del palé. Este también atavesó cinco milímetros de árbol, dejando esa parte del suelo de la cabaña más seguro. Esta acción la repitió cuatro veces, una vez por cada lado.


-Vale, ya está, ahora ayudame a bajar y romper palés.

-Vale, ten cuidado al bajar Alexa.

-Sí.


Cuando estuvienron en el suelo, Alexa mandó a su hermana a la clase de arte para "coger prestado" un bote pegamento universal. Alexia hizo caso a su gemela y se dirigió al despacho del director para coger la llave del aula.

Alexa se quedo rompiendo bandas de palés a la fuerza bruta. Después de conco minutos volvió Alexia con tres botes de cola.


-Te dige uno, ¿a dónde vas don noventa?

-Definitivamente, te hacen falta mates, hermana.

-Habló, a la que le he dicho que traiga ¡un! Bote y me trae tres.

-Bueno, ¿y qué más da?

-Vale, venga, déjalo. ¿Ves aquella pila de bandas de madera? -Preguntó Alexa señalando una monataña de bandas de los palés que había roto.-

-Sí, ¿se los tengo que pegar a los palés que quedan?

-Exacto.

-Mientras que ¿tú haces?

-Mirarte.

-Ni de coña.

-Era bromi ja, ja, ja, ja, ja. Voy a buscar goma espuma.

-¿Para que narices necesitamos goma espuma?

-Para el suelo de la cabaña, para poder sentarnos sin meter nuestro culo por uno de los cinco agujeros que tiene el palé.

-Oh, buena idea.

-Lo zéh.


Alexia se rio y Alexa fue corriendo al gimnasio, que como no tenía puerta, esta vez no hacía falta ir al despacho del director. Cuando llegó al gimnasio, como de constumbre se encontraban todas las colchonetas colocadas en un montón en un rincón de la habitación. Sacó una navaja, que por extrañas razones siempre lleva en el bolsillo. Cogió el lateral de una de las colchonetas y lo rajó con la hoja del pequeño cuchillo que tenía. Cuando ya tenía una gran abertura, Alexa la habrió del todo con sus manos y sacó toda la goma espuma que llevaba aquello dentro. El interior de la colchoneta estaba partido en trozos medianos y gruesos de goma espuma fáciles de transportar.


-No podría ser más fácil. -Pensó Alexa cogiendo todo el relleno de una colchoneta.-


IGUALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora