-11- Podemos.

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El baile del rey y la reina acabaría con un beso. Cuando Wade se acercó con un poco de desagrado para darle un beso a Alexia, ella apoyó sus manos en el pecho del chico echándolo hacia atrás. Él se apartó sin decir nada, ya que le gustaba bastante Nichole.


-Creo que ambos sabemos que yo no soy tu reina del baile, y tú no eres mi rey, sé que ahora te encantaría que yo fuera Nichole, pero no es así. En realidad, supongo que yo soy su reina del baile. -dijo Alexia acercándose a Neithan y abrazándole.

-Tú siempre serás mi reina. Bueno, princesa, que sólo tienes dieciocho. -añadió Neithan.


Wade corrió hacia Nichole y le dio un abrazo, sabiendo que aquello le calmaría.

Había sido un final de curso un poco extraño hasta que el profesor se acercó a las dos parejas de gemelos, cuando lo izo, esa noche, fue muy, muy extraña.


-Chicos podéis acompañarme a mi despacho.

-¿Hemos hecho algo malo señor Donton?

-No, en absoluto, es algo que les alegrará mucho más la noche. O eso espero...

-¿Es una sorpresa de cumpleaños? -preguntó Alexa graciosa.

-Bueno, se podría decir que sí.


Los cinco fueron hacia el despacho del director con un poco de miedo, aunque ya les habían dicho que no era nada malo, al contrario.


-Siéntense. -dijo el director Donton señalando el sofá que había frente a su escritorio-


Los chicos se sentaron y se quedaron callados.


-Bueno, veo que son amigos, y esto facilitará las cosas. Sé que lleváis esperando esto toda vuestra vida señoritas Bark, y por fin, vuestro sueño se a hecho realidad. Una pareja de cuarenta y siete y cincuenta y un años quiere haceros una entrevista, a los cuatro.


-¿Están interesados en nosotros cuatro? -preguntó Nathan-.

-Sí, llamaron ayer pensando que como, hoy los cuatro seríais mayores de edad les gustaría poder cuidaros y pagaros una buena educación y una universidad privada.

-¿Privada? -preguntó Alexia sonriente.

-Sí.

-¿Nadie se ha dado cuenta de lo que está pasando? -preguntó Alexa desilusionada.

-Alexa, anímate, después de dieciocho años, vamos a tener familia. -dijo su hermana cogiéndola de la mano. -

-Pero yo le quiero . -dijo Alexa susurrando para que sólo le escuchara su hermana-.

-¿Hay algún problema? -preguntó el director-.

-No, ninguno. -respondió Alexia al instante dándole un codazo disimulado a su hermana-.

-Bueno, les espero mañana a las once de la mañana aquí, ¿de acuerdo?

-Sí-. dijeron los cuatro levantándose del sofá.


El señor Dounton les acompañó a los cuatro a la puerta.

En vez de regresar a la fista y seguir bailando, los cuatro fueron a la habitación de las gemelas.

Alexia se sentó en la silla del escritorio, Alexa en su cama junto a los dos gemelos.


-Jamás pensé que después de dieciocho años alguien nos querría.-dijo Alexia.

-Pero si somos hermanos, ¿significa que no podremos estar...juntos? -preguntó Nathan.

-¿Pareja? -preguntó Neithan.

-Sí... -respondió Nathan.

-No tenemos los mismos genes, en realidad, por poder, podemos. -dijo Alexia.

-¿Quién quiere adoptar a dos parejas de gemelos a punto de ir a la universidad? -preguntó Nathan.

-Supongo que para gastarse un pastón. -respondió Alexa.

-¿Qué queréis estudiar? -preguntó Neithan-.

-Me gusta la fotografía. -respondió Alexia.

-A mi me gusta el diseño gráfico. ¿Y a vosotros?

-A Neithan le gusta la científica y la genética, yo creo que me dedicaré a vivir del fútbol americano. -dijo Nathan con sarcasmo.

-Sí, vivir de fútbol, ¿no? -añadió Neithan.

-Sip. -dijo Nathan riéndose.

-Bueno, creo que la noche se ha acabado por hoy, mañana nos espera un día muy duro... -dijo Alexa.

-Sí, tienes razón. -añadió su hermana.


Los gemelos se despidieron y se fueron a descansar para reponer sus fuerzas.






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