-Bueno, vamos a pedir ya ¿no? -preguntó Amanda.
-Sí, por favor, que tengo un hambre...-añadió Nathan tocándose la barriga que le rugía cada dos por tres-
-Oye, Amanda... ¿Si cojo una revista puede que salgas en ropa interior? -dijo Neithan pícaro-
-¡Neithan! -le riñó Alexia dándole un pequeño golpe en el hombro- Eres un maleducado. -añadió riéndose-
-Esas preguntas me las esperaba más adelante... -dijo Amanda riendo.
-Perdón, perdón. -se disculpó Neithan-
-Perdonen, -interrumpió un camerero- ¿de beber?
-Oh, mmm, yo un tinto de verano. -dijo Amanda-
-Que sean dos. -añadió Jake-
-Y una botella grande de agua. -dijo Alexia sonriendo a los gemelos-
Dos horas más tarde, eran las cuatro y ya habían terminado de comer. Decidieron ir a ver un poco la ciudad hasta y media y regresar al orfanato. Iban dando un paseo por un jardín de flores de colores, cuando de repente, Jake se paró en frente de Amanda y apoyó su rodilla derecha en el suelo. Metió una mano en su bolsillo y sacó una pequeña cajita cubierta con terciopelo granate, la abrió y dejó al descubierto un anillo de oro con una pequeña piedra preciosa, un diamante, de color esmeralda.
Amanda se quedó boquiabierta y tapó su boca pon la mano, estaba asombrada.
-Amanda Kiara Jennia, quieres... ¿pasar el resto de tu vida conmigo?
-Dios mío, ¡¡pues claro que quiero!! -dijo Amanda con lágrimas en los ojos-.
-Ohh....- se enternecieron las dos gemelas-.
Los dos adultos las miraron, les sonrieron y se dieron un beso. Las lágrimas corrían por la mejilla de Amanda. Lágrimas eran de felicidad, ese estado de animo en l que te sientes fuerte y segura, en el que nada ni nadie te puede derrumbar.
Jake le colocó el anillo a Amanda en el dedo anular, le miró a los ojos, le sonrió y por último pegaron sus labios con fuerza. Los cuatro futuros hermanos se miraron entre sí.
Alexa le cogió la mano a Nathan, él bruscamente se la soltó, le dirigió una mirada intimidante.
-¡Mirad que pedrusco! -dijo Amanda interrumpiendo su cara a cara y extendiéndoles su mano-.
-Sí, es precioso. - dijo Alexa con cara de pocos amigos-.
-No me seas envidiosa... -se rió Amanda-.
-Sí, envidia... -le contestó Alexa-
Alxia cogió la mano de su hermana y le dio un tirón llevándola a unos metros de distancia de ellos.
-Alexa, no empieces con tus contestaciones, cuéntame qué narices te pasa, desahógate y luego sé simpática con la gente-.
-Alexia, antes le iba a coger la mano a Nathan y me la ha rechazado...
-Alexa, ellos no pueden saber nada de esto. Si Amanda o Jake se enteran de que nos gustan ellos, a lo mejor no quieren que estemos juntos... pero por favor, aguanta un poco más, sabes que nuestro futuro depende de esto.
-Aguantaré... -dijo Alexa entre dientes.
Las dos hermanas volvieron con los demás. Se hizo tarde, Jake y Amanda llevaron a los cuatro de vuelta al orfanato. Cuando se despidieron, Alexa fue a hablar con Nathan.
-Nathan yo...
-Me da igual lo que pienses, mi futuro está en juego por esto, y no permitiré que tú me lo destruyas.
Un silencio incómodo les rodeaba, Alexa no esta triste, estaba enfadada, su furia podía verse en su cara, se había vuelto más roja de lo normal y miraba fijamente los ojos celestes de Nathan. Al ver que él no reaccionaba a su mirada, ella levantó la mano y la estampó en la mejilla del chico. Nathan cerró los ojos fuertemente, enfadado, más que Alexa, suspiró fuertemente y se largó.
-¡Vete a la mierda! -dijo Alexa dejándose caer en la hierba seca del patio.
Nathan se volvió para mirarla, negó con la cabeza, sonrió y siguió por su camino.
Aexa se sentó, encogió sus rodillas y apoyó su cabeza entre ellas. Una lágrima corrí por su mejilla, destinada a morir entre las flores.-No, él no... -susurraba Alexa entre sollozos- él, me...me hace más fuerte. No puedo llorar por un chico, no lo he hecho nunca, ahora menos...
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IGUALES
Ficção AdolescenteAlexa y Alexia son dos gemelas nacidas en Clarence Center (USA). Con tan sólo un mes de vida fueron abandonadas en el viejo orfanato Laguna Negra. Tienen ya 17 años, tan solo faltan dos semanas para los 18. Estas gemelas están ansiosas por salir del...