Cien criminales adolescentes enviados a un mundo expuesto a la radiación ¿Qué podría salir mal?
Avery Fray se había visto obligada a sobrevivir desde que era una niña pero cuando la envían a ella junto con noventa y nueve jóvenes más a la Tierra sin...
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La prisión del Arca siempre permanecía callada nunca había un ruido más allá de algunos murmullos, eso era algo que Avery había aprendido durante su alojamiento en la prisión desde hacía ya un año quizá un poco menos pero era difícil estar seguro del paso del tiempo en un lugar como aquel sin embargo ese día era diferente, no había parado de oír pasos apresurados afuera de la puerta de su celda y por algún motivo supo que no se trataba de nada bueno. El presentimiento no hizo nada más que empeorar cuando la puerta se abrió bruscamente dejando entrar a tres guardias.
— De cara contra la pared — Ordenó uno dejando una caja metálica sobre la cama — Estire el brazo derecho.
Avery estaba segura de que aún no había pasado su cumpleaños, seguía teniendo diecisiete se repetía mentalmente, aún no era su momento de flotar. La chica giró su cabeza para ver al guardia y detrás de él pudo ver que no era la única prisionera que estaba viviendo lo mismo ¿Los iban a sacrificar? Con las leyes tan rigurosas del Arca no le sorprendía.
Estaba tan sumida en sus pensamientos que apenas advirtió cuando el guardia le inyectó un tranquilizante para poco después poner un brazalete metálico sobre su muñeca derecha. Tal vez ser flotada antes de la fecha no sería tan malo, se permitió pensar, solo sentiría dolor un instante y después sería todo sin reglas ni celdas.
Estaba mareada y le dolía la cabeza, no pudo evitar soltar un quejido cuando empezó a abrir los ojos encontrándose con una situación demasiado peculiar.
— Un minuto más y pensaría que estabas muerta — La chica volteo a su derecha encontrando unos ojos claros que reconocería en cualquier lado — Vamos pelirroja, sé que no te has olvidado de mí.
— ¿Octavia? — Preguntó torpemente.
Ambas chicas habían llegado a la prisión el mismo día y curiosamente habían tenido que compartir habitación por un par de meses, se podría decir que eran amigas, unas que se habían conocido en una situación no tan normal.
La castaña estaba a punto de responder cuando una sacudida llegó inesperadamente. De repente Avery se había hecho consciente de lo que estaba pasando, el Arca los había metido a todos en una nave seguramente para su inminente muerte.
—Prisioneros del Arca atención — La cara de Jaha apareció en cada una de las televisiones de la nave — Tienen una segunda oportunidad y como canciller espero que vean esto no como oportunidad para ustedes sino para todos nosotros...
Avery apenas había prestado atención al discurso solo lo suficiente para captar los puntos importantes, no estaban en esa nave para morir al menos no era del todo la intención sino que ella y 99 delincuentes adolescentes habían sido seleccionados para ser los primeros en la tierra después de casi 100 años y si de milagro lograban sobrevivir los crímenes cometidos serían borrados del historial. La pelirroja no terminaba de creerse esa historia.
El chico que estaba enfrente de ella le parecía familiar y cuando el castaño de cabello largo salió de su asiento divirtiéndose con la gravedad supo perfectamente quien era, había vivido a unas puertas de distancia y le había conseguido un traje de astronauta poco antes de que la encerraran a ella. Finn Collins, era difícil olvidarse de él.
Apenas si conocía a la gente en la nave pero supo que la mayoría estaba a punto de alcanzar los dieciocho.
Dos chicos aparte de Finn se quitaron los cinturones permitiendo que la gravedad jugará con ellos pero la felicidad no les duró demasiado, a pesar de las insistencia de una rubia nadie además de Collins llegó a su asiento y cuando la nave empezó a descender más rápido los dos chicos terminaron siendo lanzados de un lugar a otro. Avery estaba segura de que ninguno sobreviviría.
La turbulencia duró lo que le parecía una eternidad pero cuando finalmente terminó todos y cada uno comenzaron a quitarse los cinturones de seguridad deseando salir.
— ¡La puerta exterior está allá abajo! ¡Vamos!
— Vamos, no queremos perdernos esto — Dijo Avery caminando a la escalera
Al menos la mitad de los 100 estaban reunidos enfrente de la puerta esperando ansiosamente que esta se abriera.
— Ey solo esperen señores — Gritó un chico con aspecto muy cuidado para ser un delincuente.
— !Alto¡ El aire podría ser tóxico — Dijo Clarke Griffin, la hija de la doctora del Arca.
— Si el aire es tóxico moriremos igual — Contestó el mismo chico sin una pizca de preocupación.
— No sé ustedes pero yo no pienso quedarme encerrada aquí por miedo al aire — Clarke y el chico voltearon a ver al lugar de donde provenía la voz. Avery estaba con los brazos cruzados y la ceja levantada.
Pelirroja pensó el chico, no había muchos en el Arca y estaba seguro de que ella era la única en esa nave.
Clarke abrió la boca lista para contestarle cuando otra voz interrumpió.
— ¿Bellamy?
El famoso hermano, pensó la pelirroja.
— Por Dios, eres una mujer ya — Dijo una vez que Octavia estuvo frente a él.
La castaña no tardó en lanzarse a los brazos de su hermano aferrándose a él como si temiera que fuera a desaparecer.
— ¿Qué es esta ropa? Uniforme de guardia...
— Lo robe para poder entrar aquí — Explico brevemente — Alguien tiene que cuidarte.
— ¿Dónde está tu brazalete? — Preguntó Clarke. Avery ni siquiera se había percatado que Bellamy, el hermano mayor de Octavia, no tenía el brazalete metálico que todos portaban en la muñeca derecha.
No sabía si era eso o el uniforme de guardia pero algo le decía que él no tenía que estar ahí.
— ¿Me permites? No vi a mi hermano en un año.
— Nadie tiene un hermano — En el Arca era un crimen tener más de un hijo y como nadie quería ser flotado nadie intentaba tener otro hijo.
— Es Octavia Blake, la chica que hallaron escondida en el piso.
Octavia habría atacado a la chica que dijo eso de no ser porque su hermano la había retenido abrazándola por la cintura.
— ¿Pueden callarse de una buena vez? — Preguntó retóricamente Avery mirando a la multitud, Octavia era su amiga y no dejaría que nadie la molestara.
— Octavia, dales otra cosa para que te recuerden — Le dijo su hermano mirando brevemente a la pelirroja que estaba a las espaldas de su hermana.
— ¿Qué?
— Ser la primera persona en el suelo en cien años...
Bellamy no tardó en jalar la palanca para abrir la compuerta y está poco a poco fue abriéndose. La brisa golpeó la cara de Avery quien solo pudo pensar en que hasta el aire olía diferente en el suelo, se cubrió los ojos con una mano esperando acostumbrarse a la luz y dejó salir un suspiro mientras veía lo que tenía enfrente.
Octavia empezó a caminar mirando maravillada lo que le rodeaba, árboles, plantas, tierra, definitivamente era mejor que las frías paredes de metal del Arca.
Un chico quiso acercarse un poco más pero fue detenido por la mano de Bellamy que choco torpemente con la de Avery en un intento de hacer lo mismo.
— Ni siquiera te muevas — Le advirtió con la vista en Octavia, era el momento de su amiga y nadie iba a arruinarlo.
— ¡Volvimos perras!
El grito de la castaña fue la señal para que todos en la nave comenzarán a bajar emocionados entre gritos y brincos. Eran sólo 98 adolescentes, sin contar a los dos que habían muerto en el aterrizaje, y un intruso bajando por primera vez al suelo, no había nada mejor.
Octavia se giró para encontrarse con su amiga y no dudó en abrazarla mientras se reía eufóricamente. Estaban en el suelo.