-¿Me lo dices enserio cuando me dices que te quedarás?
-Joder Torres, soy un criminal, pero sé cumplir mi palabra.
-¿Y por qué... te quedas? -sonreí.
-No te pienses que es para que no te haga daño -ella frunció el ceño-. Sólo que, lo que te espera de mi parte, será mucho peor a lo que la loca de Romina te podría hacer -vi como tragó duro y reí más fuerte-. ¿Asustada?
-No, Marco.
-Oh claro que lo estás.
-Cuando digo que no, es que no.
-¡Cuidado con tu boca! -le grité-. Sería mejor que tuvieras miedo. Nadie sale vivo de esta casa, sin contar a Romina y Dani.
-Así que piensas matarme ¿verdad? -alzó el mentón-. Menuda novedad, el criminal más conocido de Jersey matando...
-Me encanta matar -sonreí cínico.
-Estás loco.
-¿Por qué? -que yo supiera, estaba sano de la cabeza.
-A una persona normal, no le gusta matar Marco.
-Sólo mato a las personas que me hicieron daño, nena.
-¿Tanta gente te hizo daño? Porque mataste como mínimo a unas... 30 personas. Sin contar a las mujeres que violaste.
-Mi vida nunca ha sido fácil. El mundo de la coca jamás ha sido de amigos.
-¿Coca? -asentí.
-En ese mundo no haces amigos, sólo compañeros que a la primera de cambio te pegan una patada en el culo, y como sabrás, con Carlos Marco nadie juega.
-¿Cómo acabaste en ese mundo? -preguntó sorprendida. Parecía que la policía no sabía ni la mitad de mi vida.
-¿Te interesa? -dije rodando los ojos y ella asintió-. Pues no te lo voy a contar.
-Eres un estúpido.
-¿Otra vez con los insultos maldita sea? -subí mi voz y la miré con los ojos llenos de cólera.
-Lo... lo siento.
-Así me gusta -me senté en la cama sin saber qué hacer ya que la noche se me había jodido.
-Puedes salir...
-¿Qué quieres? ¿Que Romina entre y te haga lo que tengo pensado hacerte yo, dentro de muy poco? -se encogió de hombros.
-Si alguno de los dos lo va a hacer, que lo haga el primero que llegue, no quiero esperar y desesperarme hasta acabar muerta.
-Eso es lo que quiero. Que te desesperes, que pidas por tu muerte.
-Eres... eres un... -no le salían las palabras.
-¿Soy un qué?
-No tengo palabras para ti Marco.
-Ya, suelo dejar a las mujeres sin palabras... -le susurro-dio un grito ahogado y se removió incómoda en la silla.
-Eres un cerdo.
-No te volveré a decir sobre el vocabulario nena. Si sigues con las malas palabras, te lavaré la boca.
-Me voy a dar una ducha de agua fría. Tienes suerte de que quiero hacerte sufrir, sino, ya te estaría haciendo mia en la cama.
-No sé como alguien lo quiere hacer contigo.
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- Lα sillα elécτяicα. {carlos y tu}
De TodoMe querían matar, me querían muerto por ser el criminal con más muertes en su expediente. Querían que me fuera directo al infierno por causar tanto dolor. Pero un criminal, también merece una segunda oportunidad ¿no? Al parecer, yo era el único que...