─Capítulo 30, parte II: "Nunca pensé estar así, contigo"

397 36 17
                                    

Después del desayuno, nos sentamos en la mesa y jugamos un rato a las cartas mientras _____ y Juli veían la televisión en el salón de nuestro lado.

-¿La quieres? -preguntó de golpe Bella cuando escuchó que _____ y Juli reían a carcajada limpia viendo unos dibujos animados.

-No sé -me encogí de hombros y continué con el juego, pero pronto Bella se hartó, y dando un manotazo en la mesa, hizo que todos la miráramos.

-¿Qué pasa, ya? -pregunté poniendo en blanco mis ojos.

-Soy tu mejor amiga Carlos, a mí no me puedes mentir. ¿La quieres? -volvió a hacer la misma pregunta.

-Sí, la quiero. ¿Contenta? -le sonreí de manera cínica y ella sonrió.

-Pero ella no lo sabe ¿verdad? -me encogí de hombros.

-Sabes como soy, no soy bueno para decir mis sentimientos enana... Me cuesta mucho y después de demostrarlos no sé cómo actuar ni qué hacer.

-Carlos, ella siente lo mismo por ti, ¿no te das cuenta? Esa mirada es de enamorada... Y créeme, sé de lo que hablo. Y si no lo pensara de verdad, no te diría que te arriesgaras, pero parece una buena chica y no quiero que la pierdas... Te mereces lo mejor amigo -hizo una pequeña sonrisa.

-Pero es que tengo miedo Bella, ¿qué pasa si la alejan de mí cuando se lo diga por primera vez y ella ya no me pueda olvidar y todo por decirle que la quiero?

-Yo creo que ella ya no te va a poder olvidar, como si le dices que le quieres, como si no. ¡Carlos, tienes que fijarte en su cara! Se le ve tan... -apareció ______ y pude verla por el rabillo del ojo. Le di una patada a Bella por debajo y ella saltó de su asiento callándose a la misma vez.

-Carlos, Juli quiere ir al parque, y voy a llevarlo, ¿vienes? -sonrió de forma infantil mientras ponía bien su pequeña camiseta gris de tirantes que dejaba ver una parte del ombligo.

-Claro pequeña. Esperadme en la entrada, estaré allí en dos minutos -le sonreí y acabé la partida de cartas tirando todas ellas encima de la mesa y levantándome de la mesa, pero una mano me paró. Una blanca y fría mano.

-Fíjate en su mirada por favor Carlos... Y si ves la oportunidad, no dudes en decirle lo que sientes... -hizo una mueca-. ¡Suerte con la chica de ciudad! -rió un poquito y enseguida miró sus cartas para continuar la partida, pero esta vez sin mí.

Cogí una camiseta nueva de la maleta, me la puse por encima y coloqué en mis ojos unas gafas de sol. Listo para pasar una mañana en el parque con mi chica y mi sobrino. Bajé las escaleras corriendo como un loco y los encontré sentados en las escaleras de la entrada, hablando entre ellos.

Me puse detrás de _____ y le coloqué unas gafas de sol rosas que una vez le compré y di un pequeño beso a su cabeza.

-¡Vamos al parque! -grité con efusividad mientras ayudaba primero a levantarse a Juli, y después a ______. La última cogió mi mano y envolvió la suya con la mía, no dejando huecos entre nuestros dedos. Y la verdad es que nunca habría pensado que unas manos encajaran tan bien como lo hacían las nuestras.

Empezamos a caminar por las calles grandes de la ciudad mientras mirábamos escaparates y tiendas de chucherías. Compré una nube de algodón para Juli y una rosa de gominola para mi chica.

Llegamos al parque donde Juli, lo primero que hizo fue subirse a un columpio.

-¡Tito, empújame! ¡No puedo yo solo! -gritó intentando mover sus pequeñas piernas para coger impulso pero no, era imposible.

-Voy enano -dije levantándome del banco en el que estábamos _____ y yo sentados-. ¿Fuerte? -le pregunté mientras cogía con cuidado su espalda y empezaba a empujar flojo.

-¡Sí, fuerte! ¡Me encanta la velocidad tito! -empecé a darle un poco más fuerte sin pasarme, porque la verdad es que no quería que mi sobrino fuera a parar al hospital-. ¿Ya está bien moco? -éste asintió con una sonrisa en la cara mientras el viento despeinaba su rubio cabello.

-¡Muchas gracias tito! -me miró desde lo alto y sin que el columpio parara de moverse con una gran alegría instalada en su cara. Movía sus piernecitas para coger más impulso del que llevaba.

-Ten cuidado Juli... Si te caes tendremos que ir al hospital, y tú no quieres eso ¿verdad? -él negó-. Pues ves con cuidado enano -le sonreí y lo dejé subido allí, enfrente de nosotros para tenerlo a la vista. Me senté de nuevo en el banco y puse mi brazo derecho sobre los hombros de ______ quien tarareaba una canción por lo bajo.

-Aveces me encantaría volver a ser pequeña y no tener problemas con nada ni nadie... A no ser que para ti fuera un problema pintar y salirte de la ralla... Entonces tenía muchos -ambos reímos-. Enserio, me enfadaba muchísimo cuando pintaba fuera... Era superior a mí y todavía no entiendo el por qué de tanto empeño.

-Eras doña perfecta -me reí y acaricié su hombro desnudo mientras me miraba mal-. Ahora simplemente eres perfecta, a secas -sonrió y besó mi barbilla, haciendo que me estremeciera.

-Nadie es perfecto, ¿sabes eso? -me encogí de hombros y me fije en lo que me dijo Bella cuando iba a decirle la siguiente frase.

-Encantado nadie -bajó la mirada con una sonrisa y pude ver como sus ojos se iluminaban cada vez más, y al levantar su cara con mi mano, vi claramente que estaba sonrojada y sonreía por cada poro de su piel-. Te has puesto roja -dije en forma de burla y ella me dio un pequeño golpe en el hombro y de nuevo se acomodó poniendo su cabeza en mi pecho mientras yo le acariciaba el pelo.

-Nunca pensé estar así, contigo -sonreí y acaricié su cara haciéndole cosquillas.

-Yo tampoco pensé estar así, ni contigo ni con nadie... Solamente no pensaba estar así...

-¿Y nunca te has enamorado? -la pregunta del siglo...

-Pues la verdad es que no lo sé... -contesté no muy seguro. Levantó su cabeza de mi pecho y me miró con el ceño fruncido.

-¿Cómo no sabes? ¿Has sentido mariposas por alguien en el estómago?

-Sí -cada vez que la besaba.

-¿Has pensado cada minuto en ella aunque no estuviese a tu lado?

-Sí -cada vez que tenía que ir a una misión.

-¿Sonreías al verla? -hizo un mueca pensando que hablaba de otra.

-Sí, cada vez que la veía -sonreí recordando cada vez que se echaba encima mío cuando me veía llegar sano y salvo a casa.

-¿Alguna vez le dijiste 'te quiero'? -negué con la cabeza.

-Nunca.

-¿Por qué, Carlos? -preguntó triste-. Podría ser que ahora estuvieses con ella y tuvieras un mini-Carlos -le sonreí al pensar en un hijo mío y de ______.

-Pero aún estoy a tiempo... -dije en un susurro y su cara cayó apenada pensando que yo hablaba de otra persona-. Verás, _____ es que...

-¡Puuuum!

- Lα sillα elécτяicα. {carlos y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora