Capítulo 16: En la punta del abismo.

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Habiendo pasado un tiempo después de la partida de Black, Goku se había dedicado a descansar y a dejar que Milk se hiciera cargo de él. Por fin entendía la angustia que sufría su esposa cada que alguien lograba herirlo, y con la llegada de Kenna pudo reflexionar sobre cómo debió sentirse Milk cuando él estaba muerto y lejos de su familia. Kenna le hizo ver que no puedes dar nada por hecho, por que fue suerte que ella aún siguiera con vida después de la destrucción de su planeta natal, y a partir de ese momento intentaba ser un buen esposo y un mejor padre. Así, por insistencia de su esposa, el saiyajin tuvo que detener su entrenamiento hasta que estuviera recuperado. Si eso mantenía tranquila a Milk, él estaba dispuesto a hacerlo.

Por otra parte, Kenna se haría cargo de curar las heridas de Vegeta. Al igual que ocurría con Milk, aquello la mantenía tranquila. Ambos se encontraban sentados en el patio de la casa de Goku, justo cuando el atardecer cubría de rosa todo a su paso. Aquel momento cuando el sol está a punto de esconderse.

*Kenna:- Ven, debo desinfectar las heridas antes que cualquier otra cosa.- Cargaba una botella de alcohol y un poco de algodón. Se tomaba en serio aquello de curarlo.
*Vegeta:- ¿Es necesario que hagas todo eso?- Dijo fastidiado, mientras recargaba su espalda en el tronco de un árbol.
*Kenna:- Si hago esto antes de usar mis poderes, podré curarte más rápido. No seas tan impaciente.- Con ligeros toques, pasaba el algodón húmedo encima de las heridas que tenía en su brazo derecho.- Me imagino las veces que has tenido que pasar por esto, supongo que ya estás acostumbrado.
*Vegeta:- No realmente. Siempre que llegaba herido de algún batalla, usaba una cápsula de curación, pero ya que decidiste insistir.- Respiró hondo y levantó su mirada para contemplar el color del atardecer.- De hecho, la última vez que alguien me curó fue hace mucho. Fue Bulma.
*Kenna:- ...- Tragó algo de saliva para aclarar su voz antes de responderle.- Bien, pues eso acaba de cambiar.- Cambió el algodón por uno nuevo, y comenzó con las heridas de su torso.- Es curioso, después de tantas batallas y tu cuerpo luce como si hubiera sido la primera. No me imagino cómo lucirías si tus heridas siguieran ahí.
*Vegeta:- Bueno, después de todo somos una raza guerrera. Es lo que hacemos.
*Kenna:- Tienes razón.- Terminó de desinfectar las últimas heridas. Se deshizo del algodón y apartó el alcohol.- Listo, ya terminé. Ahora debo enfocarme en el problema principal.- Haciendo referencia a la gran herida que le atravesaba el torso.- No te muevas demasiado, terminaré pronto.
Kenna extendió ambos brazos en dirección a Vegeta, quien antes de que la saiyajin pudiera comenzar, la detuvo.
*Vegeta:- Espera.- Intranquilo, intentó apartar a Kenna.- No quiero que uses tus poderes si eso implica debilitarte.
*Kenna:- Estaré bien. He hecho esto muchas veces. Pero si eso te preocupa, me detendré si es necesario.
Kenna volvió a extender sus brazos, cerró los ojos y comenzó a concentrarse. Mentalmente, imaginó cómo poco a poco la herida iba curándose, y eso ocurría en la realidad. Esta vez, un aura rosa cubrió el cuerpo de Vegeta. Esa sensación de tranquilidad y relajación volvió a poseerlo. Después de unos segundos, aquella lesión que antes casi mataba al príncipe, ahora había desaparecido. Kenna abrió los ojos y sonrió al ver que todo salió como esperaba.
*Kenna:- ¿Ves? Cómo nuevo.- Inspeccionó el torso de Vegeta, sólo para asegurarse que estaba en lo correcto.- Tienes suerte, al parecer no te quedará ninguna cicatriz.
*Vegeta:- ... - Se miró su propio torso. Era impresionante, su cuerpo estaba intacto, como si nada le hubiera pasado. Incluso había recuperado sus energías.- Supongo que tu no corriste con la misma suerte.
*Kenna:- ... - Ella supo exactamente a qué se refería. Inconscientemente, tocó con la yema de sus dedos aquella cicatriz que tenía sobre su ojo, mientras bajaba el rostro. Parecía que en todo el tiempo que ella tenía en la Tierra, nadie se atrevía a resaltar aquella marca. Su pesadez se hizo presente.- No, supongo que no.
Kenna apartó su vista de Vegeta. Él lo notó, y al ver cómo su actitud había cambiado supo que tocó un punto sensible.
*Vegeta:- ¿Qué fue lo que tuviste que vivir para estar marcada de esa manera?
*Kenna:- ¿Es... necesario que debas saberlo?
*Vegeta:- Bueno, sólo así entenderé tu dolor. Además, tú misma has dicho que no es bueno cargar con tanto por sí solo. Si lo sacas, el peso será menor.
*Kenna:-...- Lo reflexionó unos segundos, y aunque sabía que en cualquier momento se derrumbaría, prefería que fuera con Vegeta. No se sentía capaz de contárselo a nadie más, o por lo menos no aún. Con una mirada algo insegura, miró de nuevo al príncipe. Inhaló hondo y se preparó mentalmente para lo que venía.- Hace varios años, cuando dejé Veoria y viajé en mi nave por primera vez, decidí empezar una nueva vida en el planeta Zastea. Ahí, mientras buscaba un lugar dónde dormir, conocí a un nativo del planeta. Su nombre era Tradus. Él me ayudó a instalarme, e incluso me enseñó a cazar. Comenzamos a pasar tiempo juntos y a compartir experiencias. Confié ciegamente en él, supongo que la muerte de quien me había criado me dejó vulnerable. Le dejé ver mi poder, y pronto se enteró que pertenecía a la raza saiyajin. A partir de ese momento, él comenzó a ser muy distante. Había días en los que no sabía nada de él, y repentinamente volvía a aparecer. Yo solo buscaba a alguien con quién apoyarme. Sin su compañía, me sentía sola. Un día, llegó conmigo disculpándose por desaparecer. Me dijo que quería recompensármelo, así que me llevó a un lugar alejado de donde me estaba quedando. Era una cascada. Ahí, él comenzó a comportarse muy extraño. Había momentos en los que se acercaba demasiado a mí, lo que me hizo sentir incómoda. Muchas veces quiso tocar mi cuello... e hizo eso tantas veces que yo simplemente me harté. Lo empujé y le dije que no me gustaba estar ahí y que me iría. Pensé que volvería a disculparse, pero en su lugar el tipo estalló en rabia.-Kenna estaba reviviendo la peor parte de su vida a través de sus recuerdos, y puesto que estaba por recordar lo peor, su voz comenzó a quebrarse. Vegeta lo notó al instante.- Él me dijo que no me dejaría ir a ningún lado... que mi poder era demasiado bueno como para que yo lo tuviera, y me acorraló. Comenzó a golpearme... y aunque me defendí ... no pude hacerle frente... y me derribó. Estaba sobre mí, y yo ... no podía hacer nada. Me ahorcó, y mientras lo hacía pude sentir como poco a poco me debilitaba. Caí en cuenta de que estaba robándome mi esencia, fuerza vital, mi todo. No quise dejarlo, y lo ataqué tanto como pude. Logré quitármelo de encima, pero al defenderme sólo logré enfurecerlo aún más. Así que...sacó una cuchilla, y...- Kenna comenzó a hiperventilar.- Me atacó directo en el ojo... y mientras me cubría con la mano pude sentir como la sangre abandonaba mi cuerpo y escurría entre mis dedos...- Al ver que Kenna estaba sufriendo, Vegeta quiso hacer algo para apoyarla. Verla tan frágil realmente lo conmovió, y ahora más que nunca sintió la necesidad de estar para ella. Sin pensarlo, la atrajo hacia él y la abrazó. Era la primera vez en mucho tiempo que Vegeta daba un abrazo porque realmente quería hacerlo. Nunca cuestionó a Kenna sobre cómo sucedieron las cosas, y no la interrumpió mientras ella se quebraba. Todo lo que hizo fue abrazarla. Sólo la escondió en sus brazos, incluso sin preguntarse si estaba llorando. No trató de cambiar nada a su alrededor para no sentir que se oponía a escucharla. Le regaló un abrazo silencioso, cálido e intenso. El arte de acompañar.

... Solo quiero que estés bien... (Vegeta x female reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora