... Solo quiero que estés bien... (Vegeta x female reader)

Capítulo 17: Cayendo hacia el vacío.

*ADVERTENCIA: Este capítulo contiene violencia que puede ser muy explícita. Si es una persona sensible, se recomienda discreción.

El puño de Kenna se clavó profundamente en el estómago del príncipe, y a cada segundo que pasaba ese ataque se hacía más penetrante. Aquello le causó un dolor insoportable a Vegeta, pero sobretodo un enorme cuestionamiento acerca de lo que acababa de ocurrir.
Como pudo, levantó su rostro y su mirada chocó con la de Kenna, vacía y sin emociones. Sólo un interminable color blanco. Parecía que la saiyajin estaba muerta en vida.
Sin previo aviso, Vegeta tosió un poco de sangre como reflejo por el dolor, y unas gotas de esta lograron aterrizar en el pálido rostro de la saiyajin que lo golpeó. Ante esto, una pequeña sonrisa maquiavélica formó parte de la expresión de la chica, y después de un silencio infinito por fin articuló las primeras palabras.
*¿Kenna?:- Mírate, siempre logro tenerte al borde del colapso. Pareciera que nunca dejarás de lucir tan ridículo.- Una desconcertante risa se apoderó de la saiyajin, y mientras lo hacía su voz adoptaba un tono amenazante. Era imposible que esas palabras salieran de la boca de Kenna. Ella jamás había tratado a nadie de esa manera, y menos a Vegeta.
La chica se puso de pie mientras retiraba su brazo del estómago del príncipe. Con una mano, tomó a Vegeta por la hombrera de su armadura. Lo acercó hacia ella con un jalón y se aseguró de tenerlo frente a su rostro.
*¿Kenna?:- Maldito saiyajin. No sabes el asco que me causan.- Recorrió con desagrado todo el cuerpo de Vegeta, desde la cabeza hasta la punta de sus pies.-Sólo son un cúmulo de seres repugnantes y salvajes sin ningún propósito.- Al decir esto último, la chica arrojó a Vegeta con una fuerza brutal. La pared que estaba frente a ellos quedó destruida cuando el cuerpo del príncipe se estrelló contra ella, y no se detuvo sino hasta llegar al mismo tronco seco en el que Kenna estaba meditando hace unos minutos. Jadeante, Vegeta trató de recuperar el aliento mientras todo su cuerpo era inundado por el dolor que los escombros le causaban. La ira se apoderó lentamente de él; ella no era Kenna y no tenía idea de cómo traerla de vuelta, si es que eso era posible.
Las palabras de la chica hicieron eco en la mente de Vegeta. Parecía sentirse superior, como si de una deidad se tratara, pensó.

...¿Deidad?...

De pronto, todo cobró sentido.

Aunque al principio le costó trabajo porque el dolor le robaba la atención, finalmente supo quién lo estaba haciendo vivir esa pesadilla.
*Vegeta:- ¡El único que diría esas palabras eres tú, maldito Black!- Comenzó a ponerse de pie. Miró directo a los ojos del ser frente a él, más decidido que nunca. Si antes quería matarlo, ahora tenía mil razones más para hacerlo.- ¡TE ATREVISTE A ROBAR EL CUERPO DE KENNA!- Gritó con cólera.
*Black Kenna:- ¿Y es apenas que te das cuenta? ¿Acaso creías que iba a dejar que una raza tan insignificante como la suya se quedara con el poder del Submission Energy? ¡Por favor! Son más estúpidos de lo que creí.- Voló con gran velocidad hacia el tronco donde se encontraba Vegeta. Al tenerlo cerca intentó golpearlo en la cara, pero el saiyajin detuvo su puño, haciendo que ambos forcejearan.- Te dije que ella jamás estaría a salvo.
*Vegeta:- Primero robaste el cuerpo de Kakarotto ¡¿Y ahora el de Kenna?! Pensé que no podías caer más bajo. ¡Maldito infeliz!- Aunque tenía frente a él un rostro que jamás lastimaría, sabía que ella no era Kenna, y como pudo se quitó a Black de encima, haciéndolo retroceder. Le era doloroso luchar teniendo enfrente un rostro al que jamás creía enfrentarse.
*Black Kenna:- Puedes luchar todo lo que quieras, es inútil. Dentro de muy poco todo este poder me pertenecerá.- Black levantó su brazo y lanzó ráfagas de poder rosa que empezaron a atacar a Vegeta, todo mientras una risa demoníaca se apoderaba de su hablar.-Es una pena, debo decirlo. Esta saiyajin tenía mucho potencial, es una lástima que sólo era una simple mortal. Después de tomar lo que quiero, su cuerpo no será más que un recipiente vacío.

El príncipe logró desviar todos los ataques, dejando destruido todo a su alrededor. Sentía demasiada impotencia, y por más que lo intentara no podía dejar de sentir que todo fue su culpa.