N.11

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Entró lentamente a la habitación de Tweek, No recuerda haber estado ahí en ninguna ocasión. Miró de reojo sus alrededores mirando cada parte de su gran habitación, sin decoraciones realmente llamativas, solo muebles llenos de juguetes quizá de su infancia, un buró dónde yacía unas cuantas macetas con plantas verdes al igual que en su ventana.

Se aproximó hasta su cama sentándose en una de las orillas siguiendo con la mirada a Tweek quien cerraba la puerta tras desi.

Tweek se giró para verle, tán pronto alzó la vista su mirada chocó con la de Kenny, una mirada bastante profunda con sus ojos azules claros, Lo miraba con seriedad con sus manos entrelazadas sobre sus rodillas esperando a que este siguiera hablando, cosa que no pudo. Se le generó un nudo en la garganta llenó de angustia, comenzó a temblar por los nervios, Flaqueaba en la puerta con el rostro agachado.

Escucho los pasos de Kenny aproximandosé a el, nuevamente sintió sus manos sobre las suyas, eran grandes y rasposas, noto como kenny tenía unas cuantas cicatrices en sus manos, levantó la mirada notando como este le sonreía con gentileza.

—No tienes porque decírmelo si no estás seguro de hacerlo—Pronuncio guiándolos a ambos hasta su cama.

Volvió a sentarse en la orilla mientras tweek se sentó justo en medio de su cama. Agachó nuevamente la mirada ya más calmado, tomó valor para contarle la verdad.

—Mis padres se molestaron por traerte sin permiso y de nuevo estás aquí sin su permiso—Solto con una pequeña risilla.

Kenny trato de levantarse pero Tweek lo detuvo posando su mano sobre la suya—Y No tienen porque enterarse de que estás aquí—Volvio a sonreír—.Mi papá me golpeó por no seguir sus reglas, hay un cuarto bajo el sótano, dónde me escondía cuando tenía miedo, pero ahora me aterra estar ahí, mi padre me encierra y me golpea cuando hago algo que no le agrada, dice que mis acciones tienen consecuencias, cuando va a sacarme me obliga a tomar café para hacerme reflexionar.

Kenny frunció el ceño molesto, sonaba algo inhumano hacerle eso a su propio hijo solo por romper una regla, odiaba con su vida al padre de butters por ser uno de los padres más mierda del mundo, pero ahora alguien nuevo se unía a su lista.

Tomo una de sus manos vendadas tratando de llamar su atención, cosa que no sucedió pues este se tensó más.

—Amigo, si vuelve a tocarte. Te juro que daría mi vida para que no vuelva a hacerlo— Serio, exclamó.

Tweek sintió un breve regocijo en su estómago producto de sus palabras, que le generó felicidad y seguridad, lo miró de reojo de forma discreta, tratando de descifrar sus gestos. Se veía atento hacía el, podía sentir como este no le quitaba la mirada de encima.

Apretó su mano, sus mejillas ardían. Se cohibió en su asiento escondiendo más su rostro entre las hebras de su cabello. El tacto de Kenny era fuerte pero delicado, sus manos estaban calientes llenando de ese calor los pequeños y delgados dedos fríos de Tweek. Alzó lentamente su mirada hacía la de Kenny quien aún lo miraba con determinación.

Su respiración comenzó a acelerarse, sus labios se curvaron en una pequeña mueca, miró los labios de tweek, no había notado que este tenía un golpe en su labio inferior, seguía roja más no era grande. Tragó en seco por el nerviosismo que le llegó de repente.

Apartó la mirada, juntando sus cejas aún manteniendo ese agarré que los mantenía tan cerca. Las acciones que tomaba con este lo hacían extrañar aun más, se convertía en aquél Mysterion valiente que no temia hablar, que no temia tocar a las personas y ser plenamente serio y directo, pues el verdadero kenny era el que estaba detrás de la máscara y el que estaba cercas de tweek. No un Kenny que hablaba idioteces para mantener un ambiente ameno, sino uno que podía sacar al aire sus angustias, sus preocupaciones, sus sentimientos más sinceros.

Moriría por ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora