Nervios, es una reacción mental y física sobre la presión e incomodidad de un ser, un paso menos del miedo, suele hacer que sudes y termines temblando en algunas ocasiones, una llamarada de emociones. Gray sentía esto justo ahora, ya estaba de vuelta en su tienda, estaba nervioso, asustado, tenía un malestar en la boca del estómago, tenía ganas de vomitar lo poco que había comido en todo el día, pronto sería de noche debía ir a su otro trabajo, estaba pensando seriamente si ir o no.
Escucho como la campana de la puerta sonó, dejando entrar al bufón de la "reina" de Candyland, ya vestido con su ropa característica. Con el ceño fruncido le preguntó que necesitaba, a lo que Chester solo respondió que vino a verlo, con noticias de Mandy.
—Yo me sorprendí cuando me dijo sus ideas, la tonta esta algo loca, pero toma, léelo por ti mismo. —Le entregó una carta adornada con stickers de dulces, Gray la agarró y la abrió rápidamente leyendo el contenido.
—Debe estar bromeando, ¿verdad?—Miro a Chester y este solo le dió una negativa con la cabeza.
—Ella habla muy enserio, pero no te verias mal en un vestido. —Chester sonrió y el mimo solo hizo una mueca, no podía creer que enserio tenía que disfrazarse de mujer para cantar.
—Razones.—Dijo Gray secamente.
—Vivimos en un mundo machista aún, pero eso nos dará algo de ventaja en este caso, verás, para los hombres grandes y sin cerebro más que el de pensar en coger, piensan en las mujeres como objetos, debiles y sin importancia, asi que eso ayudará en estos casos, si eres una mujer pasarás desapercibido, además estas calificado para eso. —Chester sonrió al terminar su explicación.
—A veces me preguntó porque nací hombre... Ya que, lo haré, para cuando y donde el trabajo. —Gray ya estaba resignado, era débil a diferencia de otros hombres altos y fuertes como el que tenía frente u otros que conoció a lo largo de su vida, el siempre era visto como un flacucho afeminado que apenas era un poco más alto que una mujer promedio de la zona, sería fácil hacerse pasar por una mujer.
—Hoy comienzas y yo te mostraré donde, por algo me mandó y por eso ya vine a esta hora. —Dijo Chester mirando el reloj, apuntando que eran las 6 de la tarde.
—Que poca anticipación... Bueno... Le dire a Lola que me preste uno de sus vestidos. —Gray salio del mostrador y fue a las puertas cerrando la tienda rápidamente. —Sígueme.
—¡Claro my love! —Chester grito y siguió al más bajo entrando por la puerta trasera al apartamento de Gray, todo limpio y a la vez polvozo, apagado como su dueño.
—Permíteme unos minutos, debo llamar a Lola. —Gray se fue a la cocina donde había un teléfono y llamo a Lola para decirle que le prestara uno de sus vestidos, que eran para una actuación, no iba contar que estaba relacionado con la mafia. Lola acepto y le dijo que probablemente hoy llegaría tarde, cosa que aceptó.
Lola colgó y el ortocromatico se dirigió a su habitación siendo seguido por el bufón otra vez, Gray lo paró en la puerta de la habitación de su compañera.
—Tu quedate aqui, es la privacidad de mi mejor amiga. —Chester asintió y el mimo entró y fue al armario de Lola, vio los múltiples vestidos que tenía, agarró uno negro que era largo con una abertura para que se muestre una de sus piernas, Lola siempre usaba de estos vestidos, entendía que solo quería verse hermosa. Cerro el armario y salió de la habitación también cerrando la puerta, cuando miro al bufón este le dio un pequeño beso inclinándose, el de dos colores se alejo rápidamente y solo se enojo por su atrevimiento.
Chester río y acompaño a Gray a su habitación, como un perro siguiendo a su dueño, más allá de eso miraba con atención al mimo.
—¿Usaras peluca?—Gray dió un "si" y nada más. El bufón miro la puerta de la habitación de Gray entrando cuando la abrieron, miro todo lo que había ahí, ningúna decoración, solo una guitarra, miro al mimo de nuevo y este solo dio la vuelta sus pupilas y decidió ir a su baño para cambiarse llevándose algunas cosas con él.
Chester solo sonrió hasta que vió desaparecer al de dos colores tras la puerta, el bufón se puso a revisar cada detalle de la habitación. Le emocionaba estar aquí, estaba siendo menos coqueto con su "amor" para no incomodar su estado de ánimo, pero a veces los pensamientos podían más con él, tal vez era un pervertido hasta cierto punto, pero solo con Gray, nunca mostro una personalidad asi, ni en su adolescencia, que era un chico hormonal que experimentaba el crecer, Mandy hasta llegó a golpearlo por irresponsable, ya que se fue a un lugar donde las mujeres ofrecen sus servicios y no volvió hasta el dia siguiente, hecho un asco a lo que dijo Mandy.
Le avergonzaba un poco pensar en eso, ahora le interesaba un hombre, valla que el tiempo cambia, pero Gray era lindo en terminos de atractivo, si, tal vez no cuidaba muy bien sus horarios de comida y descanso, pero eso no le quitaba que era palido, blanco como la leche, pelo gris y además de su forma apagada de vestir, pero le quedaba muy bien, la ropa que usaba lo hacia verse... Muy bien, cuando lo vió por primera vez realmente no pudo despegar sus ojos de él, analizando cada cosa que hacia, aunque la primera vez que le hablo fue cuando llego a su tienda.
No solo lo atraía físicamente, sino sentimental, el era una buena persona, a lo que espió, muchas veces ayudo a personas a pagar la cuota absurda de protección que pedían la banda de idiotas que mandaban antes el lugar. Otra veces ayudando a mujeres a escapar de secuestros y/o violaciones, entre muchas cosas más.
Aún le ponía incomodo el hecho que durante su espionaje el trato de suicidarse, pero no avanzo, ya que al final no tenia esa valentía que caracteriza a los suicidas. Le preocupaba el estado mental de su amor.
Parecía que cada vez empeoraba.
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. Wenas, saben, esto poco a poco se pondrá algo más picante, aún estoy preparándome mentalmente para eso, ya que suelo avergonzarme de hacer historias de amor y bla blabla
Yo creo que queda chido si le meto algo de trama al asunto, el guión no lo extendi mucho en eso.
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Tengo un sueño terrible
Me amanecí leyendo fanfics y estoy extasiado con ello
