Pequeña || COD ||

9

La luz se hacia casa ves más abrumadora, estaba acostada eso lo sabía, el frío metal hacia su pequeño cuerpo estremecer más el dolor que sentía, sintiendo una pulsada en su muslo izquierdo.

— Ya despertaste —la misma mujer estaba parada ahí— no te muevas o la cortada se va abrir —.

Cerro los ojos con pesadez, mo pensaba en moverse, no podía medir dicho.

— la perra de tu madre fue demasiado lista para ocultar el diamante en tu cuerpo —Samantha se dedicó a mirarla solamente— aún que diré que fue cruel, osea, usar a tu propia hija como carnada es inhumano —tomo asiento en una silla que trajo— y te lo dice alguien que trafica niños.

— pa...pa... —.

— Tu papi? —solto una risita burlona— no te preocupes por el, ya no lo volverás a ver —.

(...)

— Entonces quedó claro? —todos asintieron respecto al plan de Price— bien: Alejandro y Rodolfo, junto con los vaqueros estarán afuera cubriendo  y acabando con todo enemigo que se acerque — miro a los nombrados— Gaz, König y yo les abriremos paso por el lugar y finalmente Ghost y Soap —pudo notar la desesperación en los ojos del fantasma— iran por Samantha —.

Todos aceptaron las palabras del británico, sabían que sería medianamente difícil, difícil por la cantidad de hombres que resguardaba ese insípido lugar y fácil por qué les llevaban ventaja en estrategia.

— Si está todo listo, andando —todos subieron a las camionetas —.

Aguanta Samantha, vamos por ti

(...)

Seguía en la camilla, la luz ya no le daba directamente a sus ojos, pero aún el dolor estaba ahí y aumentaba conforme la anestesia pasaba.

— si....es linda....no...si el diamante ya lo tengo....posible venderla.....de acuerdo ahí de veo —la mujer colgó y volteo a mirar a la niña— alégrate mocosa, te vendí a un traficante de órganos....así que después de esto ya no sentirás dolor —.

Vio como la mujer salía, ahora o nunca. Cómo pudo se enderezó e intento bajar de la mesa de metal, pero si cuerpo fallo y cayo de lleno al frío suelo (si en un quirófano todo es frío y más su es clandestino).

— mmmm —aguanto cualquier tipo de dolor, ahora su misión era salir de ese lugar, se puso de pie ignorando cualquier movimiento en falso para no caer—.

Si algo había heredado de Simon Riley(aparte de su hermosura) era su fuerza de voluntad.

Al llegar a la puerta intento abrirla pero tenía candado, tenía que buscar alguna forma de salir....de vuelta a dónde despertó, tiró con fuerza una bandeja con instrumentos quirúrgicos y rápidamente se escondió llorando por el dolor de moverse rápido.

— ¿¡Que fue eso!? —unos hombres entraron al quirófano solo para darse cuenta de que la menor no estaba— aquí guardia 1 a alfa, la mocosa se a escapado —.

Escucho como estos se iban pero no se escuchó la puerta cerrarse, se arrastró asta ella para poder escapar de ese lugar.

— a dónde vas pequeña perra!? —sintió su cabello ser jalado—.

— Sueltame! —grito con dolor antes de volver a caer al suelo, esto se está haciendo una costumbre—.

— creíste que podía escapar? —la arrastró sujetando la del cabello, el cuerpo de Sami se llenaba de rasguño siendo una bata quirúrgica lo que la cubría— por qué los mocosos son tan irritantes —la soltó cerca de la pared— pero bueno, viva o muerta tus órganos sirven —.

Saco su pistola de la funda colocada en sus pierna, cargándola y apuntando a su cuello

— el desangre hará que tú cuerpo tarde en dejar de funcionar, lo suficiente para que podamos extraer todos tus órganos y venderlos —

Cerro los ojos con fuerza esperando el impacto, escucho el sonido del arma dispararse pero nunca llego ese ardor y dolor, cuando abrió sus ojos pudo ver el cuerpo de la mujer en el suelo sin vida, volteo para los lados asustada y tomando el arma para un intento de defenderse.

— ¿Q-quien está ahí? —apunto a la oscuridad temblando, jamás avía tomado un arma—.

— Samantha? —reconoció el asento—.

— Tío König.... — dejo el arma de lado y sacando fuerzas que no tenía corrió asta al austriaco— Tío König! —.

Hiba a saltar a sus brazos pero un dolor en la parte trasera de su pierna la hizo caer y gritar de dolor.

— Samantha! —sintió una fuerza chocar contra su chaleco, rápidamente el también empezó a disparar mientras sacaba a la menor de ahí— resiste — la tomo el brazos y empezó a correr y disparar  cualquiera que se le atravesará. Una vez en un lugar seguro, hablo por el comunicador— Capitán aquí König —disparo a otro hombre— tengo a Samantha, repito, tengo a Samantha —hubo un silencio por unos minutos asta que la voz de Ghost se escuchó—.

— ¿¡Dónde estás!?—dios que dulce—.

— Estoy en el segundo piso, al este —hubo un silencio y después unas fuertes pisadas, y finalmente Ghost se visualizo— teniente —lo llamo—.

— Dónde está König? —intentaba calmarse— ¿¡¿dónde esta!?! —.

— Está atrás de mi! —grito casi asustado, el teniente daba miedo—.

El nombrado casi lo empuja para llegar a la menor.

— Sami... —no estás preparado para ver a su hija en ese estado—.

— Papi... —una pequeño sonrisa de dibujo en sus labios, sus labios morados y rotos—.

— ¿Que te hicieron esos bastardos? —queria matarlos uno a uno—.

— Teniente tenemos que irnos, Samantha recibió un disparo en la pierna y está perdiendo sangre—.

— cubrenos —tomo a la menor en brazos y empezaron a correr hacia la salida, dónde los esperaban el resto—.

— madre santísima —exclamo Rudy al ver a la pequeña en ese estado —.

— Capitán dígame qué capturaron a esos bastardos, necesito desquitarme con alguien —.

— Van vivos y a la cárcel teniente —le dolía ver a su "nieta" así, pero su infierno ya está a acabando—.

Al rededor de una media hora, llegaron a la base, ahí el equipo médico empezó a revisar a Samantha bajo la atenta mirada del fantasma.

— Tenemos que llevarla a un hospital, ella necesita con urgencia una transfusión de sangre —.

— Iré por un helicóptero, aquí no la van a atender —Alejando corrió a un helicóptero mientras los doctores preparaban a Sami para el traslado, pues este tenía razon, para cuando se dieran el favor de atender a Sami, está ya probablemente esté muerta —.

Ghost tomo a la pequeña el brazos para correr el helicóptero, en estos momentos el miedo recorría todo su cuerpo, tenía miedo de perder a su pequeña.