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"De circuncidar el borde de los labios"

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- ¡Feliz cumpleaños 18 Hoseok! - Una ovación de aplausos y felicitaciones se escucharon en todo el salón de fiestas de la familia Jung. Una canción italiana resonaba con calidez durante toda la fiesta de mayoría de edad de Hoseok.

Hoseok intentaba sonreír ante todos los halagos a su persona del montón de personas que lo rodeaban, esas sonrisas de extraños. Miraba de vez en cuando esas velas en su pastel que posiblemente ni siquiera lo dejarían comer para volver a ver a sus dos padres a lo lejos… estos no estaban sonriendo.

- Sopla las velas Hoseoki, ¡pide un deseo! - Gritaba uno de mis primos alfas que se encontraba a un costado de mi mientras me animaba. - Pide lo que más desees.

- De acuerdo. - Dijo con una sonrisa para dar una reverencia a los invitados y soplar las velas bajo la atenta mirada de su padre.

"Por favor, que sea un alfa"

No estaba seguro qué pecado había cometido en su otra vida, pero sentía como si el karma le estuviera quemando los huesos, todas esas sonrisas y halagos a su persona se apagaron como una vela que se llegó a consumir por completo en la más profunda oscuridad.

Fue justo tres días después de su compleaños que entró en celo, nombrandolo para toda su vida como un Omega.

Y eso sintió cómo hundirse en un abismo en una noche sin amanecer. Quedó solo, sin tener a alguien que pudiera salvarlo.

- Deseé con toda mi alma que fueras un alfa, hijo mío, lo lamento tanto pero te falle. - Dijo la señora Jung entre lágrimas mientras sostenía el cuerpo de su hijo en sus brazos. - La diosa luna no le escucho.

- Mamá, ¿por qué dices eso?

- Lamento tanto.

- Pero, ahora ya no seré el heredero de la compañía… - Su única meta, el único propósito que creía que tenía desde el día de su nacimiento lo había perdido. - ¿A qué carga te refieres?

- Lo entenderás con el paso del tiempo Hoseok. - Le contestó su madre sin soltarlo. - Ser un Omega es más difícil que ser un Alfa en un mundo como este.

Ese día su madre no se separó de él en toda la noche, el celo no llegó tan fuerte como normalmente sería, pero su madre lo cuidó durante los tres días siguientes quedándose en la puerta. Protegiéndolo de todo daño, cómo si supiera que siendo un omega ella también, era lo único que podía hacer para ayudar a su hijo.

Unos días después y por mandatos de su padre, una nueva educación se me fue aplicada. Para ser un Omega ejemplar. Pero jamás lo logró, un mes bastó para que todos se dieran cuenta que jamás lo sería… un Omega que la sociedad imponía, ni física, ni emocional.

No era tan delicado y hermoso para ser un omega, era demasiado común.

- Vendrán alfas a conocerte, quiero que escojas a uno para que te corteje. - Así que su padre lo ordenó, aún si sabía que su educación como Omega estaba incompleta.

Cómo si fuera un producto que vendía a su mejor postor. Hoseok se encargó de despreciar a cada alfa que se acercó.

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Orquídeas para mi esposo [Yooseok/Sope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora