O25

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La rubia, miraba emocionada por la ventana del carro; los altos árboles verdes, pasto y mucho más pasto aburrido. Alzó sus ojos azul bebé, topándose con el radiante sol amarillo y redondo, saludándola animadamente.

A su lado, una chica refinada y de dos colectas estaba sentada pulcramente; su postura perfecta, manos juntas en su regazo. Ella de igual forma miraba la ventana, pero más a la radiante rubia de su lado. Aunque quisiese apartar la mirada; no podía.

Veneraba a su mujer, igual que la excitante muerte; que abría cada una de las puertas, para luego cerrarlas y dejar un gran charco rojo tinto en ellas.

Así fue con Enid, abrió las puertas que contenían más de mil candados distintos y al cerrar, ella dejó su rastro.

Los labios de Wednesday picaron, quería sonreír tontamente. Y luego, recordó la sonrisa de Enid, que ella sonreía así.

—Wednesday está emocionada, ¿Eh?—Su amante sonrió de lado y sus cejas se alzaron juguetonamente.

La latina dirigió sus ojos oscuros a los bonitos azul bebé, mirándola inexpresiva, pero sin suficientemente fría. —No tanto como verte desmayarte cuando te muestro mis casos favoritos.

Enid sonrió pícaramente, acercándose más a su novia. Alzó su mano y trazó la comisura de los labios de Wednesday.

—Esto te delata un poco, tontita. —Con su pulgar, tocó los labios que se torcían levemente. Los demás dedos, sostenían su mandíbula marcada. Sin parar de sonreír juguetona, mirando constantemente entre los labios de su novia y sus ojos oscuros que siempre parecían devorar su alma.

Y a eso, Enid le encantaba.

Igual Wednesday, no sabía que le atraía más; sus bonitos labios rosas o sus bonitos ojos azules, llenos de brillo.

Un brillo alegre; que si lo miraba a cualquier otra persona, le daría una alergia de tanta emoción ridícula. Pero no con Enid, ella es única, únicamente su Enid.

Por instinto, cómo si un imán se tratase, sus rostros se acercaron cada vez más, hasta llegar a sentir como chocaban sus respiraciones ajenas, acompañadas con sus miradas amorosas; cómo si fueran una pareja de recién enamorados.

Enid cerró lentamente sus ojos, aún trazando su pulgar por el rostro de su novia, y en cuando menos lo esperaron, un choque suave, cálido y amoroso las envolvió a ambas.

Ambas soltaron un suspiro satisfecho, porque no importaba dónde y cuántas veces se besaran, siempre era más que bienvenida la sensación de sus labios.

Al final, separaron sus labios, menos sus miradas amorosas.

Enid sonrió y dejó caer su mano por encima de la otra, ambas disfrutando del tacto a su manera. Wednesday, le encantaba la calidez de su amante, llena de energía y calor. En cambio la rubia; la fría piel de Wednesday, que por alguna extraña razón podía sentir una mínima calidez cómoda, aunque su piel fuera fría.

El ambiente en el coche era tranquilo, mientras grandes árboles aún pasaban por la vista de la ventana. Largo manejaba tranquilo, con una mirada muerta y que carecía de vida. Wednesday observaba indiferente por la ventana, sin mover su mano debajo de la de Enid. Mientras la licántropa, sonreía con sus mejillas sonrojadas, mirando y acariciando la mano de su novia.

Enid aún con su sonrisa levantó la mirada, tratando de dirigirse a Wednesday. —Creo que está lobita se merece saber a dónde la llevan.

—Aun no, se paciente. —Wednesday volteó su cabeza para mirar fijamente a su amante, y luego volvió a observar la ventana del coche, tratando de ignorar esos brillantes ojos azul bebé que la miraban con súplica.

¿Puppies? - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora