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Los labios rosados besaron los suaves y carnosos de Wednesday, disfrutando del tacto mutuo.

Enid se alejó y miró fijamente a su novia, quien traía consigo dos maletas en cada mano. Con una ropa formal, apta para un largo viaje.

—Regresare en cuanto se me permita, Mon Chiot. —Wednesday no apartó sus ojos oscuros de los brillantes azul bebé, observando con intensidad y una lealtad sincera.

—Te pido que no ocasiones muchos desastres. —Wednesday se acomodó su cuello. —No deseo perderme tal entretenimiento.

Enid sonrió y miró cálidamente a su novia, acercándose hasta tocar sus frentes. —No te preocupes, no puedo hacer mucho en este estado. —Soltó una pequeña risita. —Así que, tu tranquila, que tus cachorras ya son culpables de algo.

Wednesday torció sus labios y entrecerró sus ojos.

—Como debe de ser.

Enid volvió a sonreír, encontrando entretenido el suelo del aeropuerto. No quería mirar los ojos de su novia, no. No quería perderse en ellos y anhelarlos hasta volver a verlos nuevamente.

—Enid, mírame.

Wednesday pasó su mano por la mejilla suave de la licántropa, obligándola a levantar su rostro.

—Volveré en 4 días. —Wednesday rozó su pulgar con cariño. —Me parecen días interminables al pensar que son 4 días sin verte, así que puedo entenderte.

Los ojos de Enid se agudizaron. Bien, estaba siendo un poco sentimental en esto. Pero no se le puede culpar, las hormonas del embarazo hacen bastante efecto aquí. Y bueno, también porque literalmente todo este tiempo habían estado tan pegadas a la una y la otra que ya ni siquiera se acuerda como era vivir sin Wednesday.

—Hare llamadas día y noche. —Wednesday habló con un leve tono decidido, un poco más tajante que su voz monótona típica.

Las mejillas de Enid estaban sonrojadas, con un leve puchero que parecía debilitar a la inigualable Addams.

—Bien. Día, tarde y noche.

Enid pareció estar más tranquila con esto y repentinamente abrazó a Wednesday, sin chocar mucho sus torsos debido a ciertas cachorras que habitaban justo ahí.

—Ten mucho, mucho cuidado mi Amorcito. —La loba se separó con un suspiro, ahora observando fijamente a su novia gótica. —¿Ya llevas el lonche que te prepare?, Oh ¿Tu navaja 37 la llevas contigo? Uhm, ¿Tu belladona?

Wednesday bajo su cabeza y torció levemente sus labios. Cuando volvió a subir su rostro, nuevamente tenía su inexpresiva cara. —Esta todo perfecto, no hay problemas.

La más alta sonrió con timidez, observando que atrás de Wednesday algunos pasajeros se metían al avión que tenía que tomar su novia.

—Oki, bueno. Creo que ya.. 

Wednesday apretó su mandíbula.

—Si, supongo que ya es correcto..

Torpemente, las dos jóvenes se miraban, sin tener el mínimo entusiasmo de separarse. Ah, y por sorpresa de ambas, tenían sus manos entrelazadas. ¿Quién inicio el contacto? Ninguna de las dos lo sabe con exactitud.

Wednesday frunció su ceño y se arregló el cuello de la camisa, pareciendo levemente incomoda por no saber como terminar este interminable momento.

—Enid.

La loba finalmente volvió a mirar a su novia, pareciendo nerviosa. Más bien, todo su rostro expresivo solo hablaba de lo nerviosa que se encontraba.

—Me despido entonces, Dedos estará en la mansión. Cualquier inquietud que tengas, puedes acudir a el.

¿Puppies? - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora