Capítulo 3: La Casa Firumis

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Al día siguiente, Lucy, Levy y Zadiris se dirigían felizmente al gremio. Aunque, una de las chicas del grupo se quejaba de su resaca.

(Lucy)-Ugh~, ¿Porque diablos, el Sol brilla tanto, cuando uno tiene resaca?.

(Zadiris)-Aguantalo Lucy, cuando lleguemos al gremio te lanzaré magia de desintoxicación. Pero por ahora, debes reflexionar sobre tu adicción al vino.

(Lucy)-Ugh~,tramposa. Tú también amaneciste con resaca. Siguiendo tus palabras , no debías, de haber lanzado ese hechizó sobre tí.

La apariencia actual de Lucy, hacía parecer, que ella no estuvo derramando tantas lágrimas la noche anterior. Pero en realidad, así fue, y Levy la miraba preocupado desde el suelo.

(Zadiris)-Levy, no quiso que lo cargara hoy. Es quizás, ¿Su etapa de rebeldía?.

(Lucy)-........ Hermana, más bien creó que lo hizo, para tener algunos años más de vida.

Zadiris ladea la cabeza de forma muy tierna. Lastimosamente, ella misma, no se da cuanta de que sus abrazos, bien, pueden llegar a ser mortales algunas veces. El solo recordatorio de ellos, hace que un escalofrío recorra toda la columna vertebral de Levy, estremeciendolo.

El grupo sigue hablando jovialmente, hasta llegar ante las puertas del gremio. Al abrir las puertas , una nueva vista los sorprende.

El lugar estaba prácticamente deshabitado, con la excepción de tres personas. Uno de ellos, era una chica bien conocida por el grupo, Belia, quien se hallaba parada justo al lado de los otros dos desconocidos, sentados en la única mesa de la sala.

Uno de ellos, era un hombre de fina vestimenta, con una altura aproximada a los 1.80m y de un físico parcialmente delgado. Tenía además un bigote muy característico y blanco al igual que sus cabellos , los cuales hacian juego con sus ojos azules. Su edad parecía rondar de entre los 30 a 40 años. Pero lo que realmente hizo despertar las alarmas de Lucy, era el emblema que mostraba en su bolsillo más cercano al pecho.

(Lucy)-Ese es el emblema de la familia Firumis, los señores de la ciudad.

Al lado del hombre, estaba sentada junto a él; una niña rubia, con una cabellera que guarda especial parecido al de un taladro; era muy pequeña, más o menos, parecía medir 1.40m, un tanto más bajo que lo que mide una persona de su edad, la cual rondaba los 12 o quizás los 14 años. Su piel, era tan blanca como la nieve , sin una sola herida o cayo en sus manos.

(Belia)-O-Oh, Lucy, justo a tiempo,¿Pueden venir un momento?.

Siguiendo sus ordenes, se colocan delante de la mesa en la que estaban sentadas, estas figuras. Pero la tensión era muy densa, casi rozando lo tangible.

(Belia)-Se los presentare, este es el conde Galileo Firumis. Es el señor de esta ciudad.

<<Zadiris, Lucy>>-Buenas tardes, Conde.

El hombre acepto el saludo, con un simple asentimiento de su cabeza. Lástima que la niña, no era tan formal, ella las ignoró totalmente y poso sus ojos celestes sobre Levy

(Galileo) -Ire directo al grano, deseo comprar a vuestro dragón. Estoy seguro que le guardáis mucho afecto pero les pag-

(Zadiris)-Perdone que lo interrumpa conde, pero Levy no esta a la venta.

(Galileo) -......¿Segura?, ni siquiera les he dado una cifra, aún.

Zadiris asiente, confirmando su rotunda negación por la venta de Levy.

(Galileo)-Entiendo, y usted piensa lo mismo.

Dice el conde señalando a Lucy. Está se sorprende un poco ante su espontánea introducción a la conversación, pero a los pocos momentos responde sin dudar.

Reencarne En Otro Mundo, Como Un Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora